S¨¢nchez Gordillo se va, Marinaleda se queda igual
Los vecinos de esta localidad sevillana muestran incredulidad ante la renuncia de su alcalde a volverse a presentar tras 44 a?os como regidor, e insisten que seguir¨ªan vot¨¢ndolo si se presenta
Con una felpa sujetando su melena blanca, Antonio Mart¨ªn, de 57 a?os, cuenta que en su primera huelga de hambre ten¨ªa 13 a?os. Estaba en el colegio y no comi¨® durante dos d¨ªas. ¡°Qu¨¦ duro fue¡±, recuerda. Aquello sucedi¨® a principios de los a?os 80, cuando el entonces presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, Rafael Escuredo (PSOE), impulsaba la reforma agraria. De aquel entonces es cuando tiene recuerdos de las ocupaciones de la finca El Humoso, propiedad del duque del Infantado y cuyas tierras reclamaron los vecinos de Marinaleda (Sevilla, 2.577 habitantes en la actualidad) para trabajarlas. Todas aquellas reivindicaciones estaban lideradas por quien ha sido el ¨²nico alcalde en democracia del municipio, Juan Manuel S¨¢nchez Gordillo, de 74 a?os, al que Mart¨ªn, de la saga familiar de los Camilos, siempre ha votado. No podr¨¢ hacerlo en mayo porque el regidor ha renunciado a volver a presentar su candidatura. ¡°Lo vamos a echar de menos¡±, dice en la puerta del Sindicato de Obreros del Campo, epicentro de la actividad pol¨ªtica local y en cuya entrada se puede leer ¡°otro mundo es posible¡±.
Marinaleda es un peque?o municipio ubicado en el coraz¨®n de Andaluc¨ªa donde todos los vecinos se dan los buenos d¨ªas al cruzarse por la calle. Su econom¨ªa depende de la agricultura casi en su totalidad. Sobre todo del olivar, pero tambi¨¦n se cultivan donde crecen cereales, habas y alcachofas en las llamadas tierras de calma. Este viernes la localidad amaneci¨® gris, con nubes bajas que reflejaban el desconcierto entre sus vecinos, incr¨¦dulos ante la decisi¨®n de S¨¢nchez Gordillo. ¡°Hasta que no lo escuche de su boca no me lo creo¡±, contaba Mariano Prados, de 53 a?os, desde la barra de la sede del sindicato, tambi¨¦n casa de la cultura. Un grupo de jubilados jugaba en su interior a las cartas y, fuera, otros se calentaban alrededor de una estufa donde ard¨ªan troncos de olivo. ¡°Yo lo he votado siempre¡±, insist¨ªa Prados. ¡°Y si se presenta 20 a?os m¨¢s, lo sigo votando¡±, a?ad¨ªa una de las camareras del bar Enrique, a pocos metros de all¨ª. Recelosa por el trato que la prensa ha dado al municipio y al regidor, no quer¨ªa dar su nombre. ¡°Es que han machacado mucho a ¨¦l y al pueblo. Y si digo algo, luego os invent¨¢is otras cosas y pon¨¦is lo que os digan los peces gordos¡±, denuncia.
El grupo musical sevillano Reincidentes cantaba de Marinaleda, ¡°que all¨ª le echaron dos cojones, que atacaron a la burgues¨ªa, temblaron los caciques en el pueblo que murieron en lenta agon¨ªa¡±. El municipio est¨¢ envuelto en la m¨ªstica de la lucha jornalera, impulsada por S¨¢nchez Gordillo desde su llegada a la alcald¨ªa en 1979 ¡ªtambi¨¦n fue diputado en el parlamento andaluz durante 12 a?os¡ª. Ha colocado a la localidad en el mapa con sus reivindicaciones y okupaciones. Su habitual barba poblada y el pa?uelo palestino al cuello forman parte ya del imaginario colectivo. Tambi¨¦n sus camisetas con la bandera de Andaluc¨ªa representada con una estrella roja en el centro, s¨ªmbolo nacionalista andaluz. Est¨¢ pintada en muchos muros junto a los colores rojo, amarillo y lila de la Rep¨²blica, o al morado del feminismo.
¡°Guerra social contra el capital¡±, se lee en las paredes exteriores del estadio municipal de f¨²tbol. A su lado, el pabell¨®n cubierto ofrece un enorme mural con el rostro del Che Guevara, uno de los l¨ªderes m¨¢s c¨¦lebres de la Revoluci¨®n Cubana. Se ve desde la casa del propio alcalde, donde en la ma?ana de este viernes nadie respond¨ªa a la puerta. En el Ayuntamiento ¡ªen cuya puerta ondean las banderas del S¨¢hara Occidental y de Palestina¡ª aseguran que sigue ejerciendo la gesti¨®n municipal, pero que su delicada situaci¨®n le impide dar m¨¢s de s¨ª. Sufri¨® un ictus en 2019 que le dej¨® la mitad derecha del cuerpo con cierta par¨¢lisis. Solo la salud lo ha apartado de la pol¨ªtica. ¡°Siempre ha luchado por los trabajadores. No quiere al capitalismo y siempre nos defendi¨®¡±, dec¨ªa Antonio Reyes, de 56 a?os, trabajador municipal, mientras araba unos arriates. ¡°Ha hecho muchas cosas buenas¡±, subrayaba.
Es dif¨ªcil traducir estas palabras en cifras. Pero el paro ha rondado el 6% o 7% durante la ¨²ltima d¨¦cada, y hoy apenas 116 personas est¨¢n sin empleo, seg¨²n los datos del Ministerio de Trabajo. Hay, sin embargo, dos aspectos que los residentes destacan. A un lado, la vivienda. Desde 1982 el Ayuntamiento ha impulsado 239 viviendas de autoconstrucci¨®n, seg¨²n los datos de un art¨ªculo publicado en 2020 firmado por el profesor de la Universidad de Sevilla Jos¨¦ Cand¨®n-Mena y la arquitecta municipal, Pepa Dom¨ªnguez-Jaime. Los propios habitantes ejercen de peones en cuadrillas pagadas por el municipio y las casas rondan los 20.000 euros de precio, adem¨¢s de un alquiler mensual de 15 euros. Al otro, la cooperativa. Los trabajadores consiguieron que en 1991 el Gobierno andaluz, entonces del PSOE, expropiase la finca El Humoso y la cediera a ocho cooperativas.
Sus 1.200 hect¨¢reas estaban bald¨ªas y hoy suponen un negocio anual de unos seis millones de euros gracias al aceite y las conservas de habas, alcachofas, habas y pimientos. ¡°Este cortijo es para los jornaleros en paro de Marinaleda¡±, se lee en su entrada. El Ayuntamiento lleva a?os trabajando para que estas tierras sean municipales sin pagar por ellas, pero la Junta de Andaluc¨ªa quiere recuperarlas para venderlas y el caso est¨¢ en los tribunales. La Sociedad Cooperativa Andaluza Marinaleda, que engloba a las ocho cooperativas originales, es la entidad que las gestiona mientras se resuelve el litigio. Es el pulm¨®n econ¨®mico y social del pueblo. Aporta unos 60 trabajadores fijos, que llegan a 400 con los temporeros que se unen a las distintas campa?as. Una veintena de personas recog¨ªa este viernes alcachofas. Entre ellas Mari Carmen, vecina que no entend¨ªa que se haya publicado la renuncia de S¨¢nchez Gordillo. ¡°Es ¨¦l quien debe decidirlo y decirlo¡±, se quejaba. El regidor ya lo hizo en 2014 y despu¨¦s se desdijo.
¡°Yo siempre presumo de Marinaleda. Tiene m¨¢s ventajas que desventajas, pero creo que es necesario renovar¡±, apuntaba Alicia, de 40 a?os, que solo ha visto a S¨¢nchez Gordillo como alcalde. La marinale?a cree que ¡°Sergio lo va a hacer muy bien¡±. Y se refiere a Sergio G¨®mez, segundo teniente de alcalde y maestro de instituto, al que todos apuntan como sucesor ¡ªaunque el partido no da nada por oficial¡ª y pr¨®ximo regidor. Este peri¨®dico ha intentado contactar con G¨®mez en varias ocasiones, sin ¨¦xito. Tampoco es f¨¢cil encontrar a disidentes que rechacen el legado de S¨¢nchez Gordillo. Muchos de quienes lo hacen, prefieren callar.
Pero no todos se mantienen en silencio sobre la gesti¨®n del pueblo en estas d¨¦cadas. Los integrantes de Avanza, formaci¨®n que surgi¨® por un grupo de vecinos ¡°cansados de c¨®mo se estaba gobernando¡± s¨ª que hablan. En 2019 estuvieron a solo 44 votos de conseguir la alcald¨ªa, como recuerda su portavoz, Cristina Mart¨ªn, que se define como una persona de izquierdas (milit¨® en Izquierda Unida) y participante de la lucha jornalera. Tras volver a vencer, Gordillo dijo: ¡°Las viviendas primeras ser¨¢n para aquella gente que m¨¢s dio la cara por este proyecto. El que no de la cara no va a tener recompensa, va a ser destinado a las tinieblas si hace falta¡±. Este es el tipo de discursos con el que es muy cr¨ªtica Mart¨ªn. ¡°Ah¨ª est¨¢ el problema. Debe gobernar para todos, y no solo para una parte¡±, argumenta, mientras muestra total incertidumbre sobre qu¨¦ pasar¨¢ en las pr¨®ximas elecciones. Las primeras sin el alcalde eterno de Marinaleda.
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