El fin de la pol¨ªtica de dispersi¨®n: un s¨ªmbolo de la normalidad vasca
El alejamiento de los presos etarras ten¨ªa sentido cuando ETA estaba fuerte y ejerc¨ªa sobre ellos un control, pero una vez disuelta la banda el Gobierno no hace m¨¢s que cumplir la legislaci¨®n penitenciaria
La culminaci¨®n del acercamiento de presos de ETA a Euskadi, esto es, el fin de la pol¨ªtica de dispersi¨®n, es un s¨ªmbolo del proceso de normalizaci¨®n vasco, iniciado con el final del terrorismo hace 11 a?os y medio y rubricado con la disoluci¨®n de la organizaci¨®n terrorista en 2018. No ten¨ªa sentido, disuelta ETA, que el Gobierno mantuviera un instrumento de la lucha antiterrorista como el alejamiento y la dispersi¨®n de los presos etarras por c¨¢rceles de todo el territorio espa?ol. Lo que le correspond¨ªa, en una situaci¨®n de normalidad como la actual, era cumplir la legislaci¨®n penitenciaria que recomienda que los presos cumplan condena en sus lugares de arraigo para facilitar su reinserci¨®n.
La pol¨ªtica de dispersi¨®n y alejamiento tuvo sentido en 1989 cuando la inici¨® el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez. Una ETA a¨²n fuerte controlaba a sus presos e imped¨ªa su reinserci¨®n. Con el alejamiento y dispersi¨®n de los presos, el Gobierno dificult¨® el control etarra. Al a?o de iniciarse la dispersi¨®n hab¨ªa 454 presos repartidos en 85 c¨¢rceles, y su cercan¨ªa o alejamiento de Euskadi depend¨ªa de su relaci¨®n con ETA. Prueba de la eficacia de esa pol¨ªtica fue que 105 presos etarras pasaron a tercer grado entre 1990 y 1994.
El Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar cambi¨® la pol¨ªtica penitenciaria al llegar a La Moncloa, y elimin¨® la reinserci¨®n. Sin embargo, en 1998-1999 vio posible un final dialogado con ETA y abri¨® ese di¨¢logo, finalmente fracasado. En septiembre de 1999 acerc¨® de una tacada a 131 presos, mientras se?alaba que ¡°el Gobierno incorporar¨¢ una nueva pol¨ªtica penitenciaria consensuada, flexible y din¨¢mica¡±. ¡°Cumpliremos la ley, pero el Gobierno tiene que ser abierto y generoso¡±, dijo tambi¨¦n Aznar. Fue el presidente que m¨¢s presos etarras acerc¨® a Euskadi: cerca de 500.
Su sucesor en La Moncloa, el socialista Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, intent¨® un acuerdo de paz por presos, con el acercamiento a Euskadi como bandera. El PP se opuso tajantemente a ese intento, con movilizaciones en la calle incluidas, en clara incoherencia con su gesti¨®n precedente. El proceso fracas¨® y Zapatero apost¨® entonces por la v¨ªa Nanclares de reinserci¨®n, que fue m¨¢s simb¨®lica que efectiva.
Mariano Rajoy, que entr¨® en La Moncloa justo tras el anuncio del fin del terrorismo por parte de ETA, pr¨¢cticamente no hizo nada en lo referido a pol¨ªtica penitenciaria. En 2018, fue desalojado del Gobierno por Pedro S¨¢nchez tras una moci¨®n de censura.
Disuelta ETA, S¨¢nchez encarg¨® a su ministro del Interior, el juez Fernando Grande-Marlaska, el acercamiento de presos al Pa¨ªs Vasco y la eliminaci¨®n de la pol¨ªtica de dispersi¨®n, que acaba de culminar. Ha cumplido as¨ª con la legalidad penitenciaria, que aconseja, en situaci¨®n de normalidad, el cumplimiento de las penas en los lugares de arraigo de los presos. Cuenta con el apoyo del 85% del Parlamento vasco y casi el 80% de la poblaci¨®n vasca, seg¨²n las encuestas. Mantener el alejamiento de los presos una vez desaparecida la banda terrorista habr¨ªa sido un obst¨¢culo para el asentamiento de la convivencia y la normalidad.
El PP vasco, con Carlos Iturgaiz como portavoz, se opone al fin de la dispersi¨®n, calificando esa decisi¨®n de ¡°escarnio a las v¨ªctimas¡± y asegurando que es ¡°el pago a Otegi por el apoyo de Bildu al Gobierno¡±. Olvida que el compromiso del actual Gobierno con el final de la dispersi¨®n fue previo al posicionamiento parlamentario de Bildu. El PP ha perdido en esta apuesta el apoyo de Covite, la asociaci¨®n vasca de v¨ªctimas del terrorismo m¨¢s importante.
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