La sorprendente puesta en libertad del narco Anselmo Sevillano
Considerado uno de los traficantes m¨¢s activos de principios de siglo, tras no haber regresado a prisi¨®n de un permiso fue detenido el viernes pasado y puesto en libertad al d¨ªa siguiente
El viernes pasado, en Estepona (M¨¢laga, 71.925 habitantes), una agente de la Polic¨ªa Local de la vecina Marbella se abalanz¨®, pistola en mano, sobre el narcotraficante Anselmo Sevillano. Ambos cayeron sobre un arbusto y, tras un duro forcejeo, ella consigui¨® inmovilizarlo y ponerle las esposas. Era el punto final a una espectacular persecuci¨®n iniciada media hora antes en la que el arrestado se salt¨® sem¨¢foros y pasos de peatones, condujo a toda velocidad en zigzag por la autov¨ªa y acab¨® con dos neum¨¢ticos menos, uno de ellos tras recibir un disparo.
Hasta unos d¨ªas antes, Sevillano estaba cumpliendo una pena por narcotr¨¢fico en tercer grado ¡ªo semilibertad¡ª en el Centro de Inserci¨®n Social (CIS) de A Coru?a, pero a mediados de marzo no volvi¨® al centro penitenciario de un permiso y estaba en paradero desconocido. Desde entonces pend¨ªa sobre ¨¦l una orden de arresto e ingreso en prisi¨®n, pero cuando al d¨ªa siguiente de su detenci¨®n fue puesto a disposici¨®n judicial, qued¨® en libertad. ¡°Vaya sorpresa nos llevamos¡±, reconocen fuentes policiales, que se muerden la lengua para no decir lo que piensan tras jugarse la vida, para nada, detr¨¢s del delincuente.
Sevillano fue arrestado en 2011, tambi¨¦n en Estepona, dentro de la Operaci¨®n Celeste, en la que fueron detenidas otras 10 personas tras hallarse un alijo de 3,6 toneladas de hach¨ªs en el municipio onubense de Isla Cristina. Entonces ya llevaba seis a?os huido de la justicia tras su primera detenci¨®n, que data de 2005, en Huelva. Acumulaba condenas ¡ªla ¨²ltima a 14 a?os de prisi¨®n¡ª y, tras pasar varios a?os en la c¨¢rcel de C¨®rdoba, en febrero de este a?o pidi¨® pasar a r¨¦gimen abierto con el argumento de que hab¨ªa conseguido un trabajo como ch¨®fer en A Coru?a a trav¨¦s de un abogado que le representa. Prisiones se lo concedi¨® y fue trasladado al CIS de la ciudad gallega, que abandonaba todas las ma?anas para acudir a trabajar y al que deb¨ªa regresar a la noche para dormir.
El mes pasado solicit¨® un permiso de salida de varios d¨ªas para acudir a un juicio que ten¨ªa en Sevilla, que se le concedi¨®. La fecha prevista para su regreso era el 20 de marzo, pero ese d¨ªa no volvi¨®. Se activaron entonces todas la alarmas. Instituciones Penitenciarias avis¨® a Guardia Civil y Polic¨ªa Nacional, al juzgado de vigilancia penitenciaria, al juez de guardia en A Coru?a y a la Audiencia Provincial de Huelva, tribunal que dict¨® la sentencia por la que hab¨ªa ingresado en prisi¨®n. Este ¨²ltimo emiti¨® una orden de b¨²squeda, detenci¨®n e ingreso en prisi¨®n el 30 de marzo. Para entonces, nadie conoc¨ªa el paradero del que est¨¢ considerado como uno de los mayores traficantes de hach¨ªs de Europa debido a la gran cantidad de mercanc¨ªa que mov¨ªa desde Marruecos.
El pasado viernes una pareja de la Polic¨ªa Local de Marbella circulaba por la calle Lindavista, en la zona de San Pedro Alc¨¢ntara, en el mismo municipio marbell¨ª. Al cruzarse con un Mercedes C220 de matr¨ªcula alemana, uno de los agentes observ¨® un adem¨¢n extra?o en el conductor. ¡°Fue poca cosa, pero dio la sensaci¨®n de querer ocultarse¡±, recuerda el polic¨ªa. Dieron la vuelta para darle el alto, pero antes de que pudieran hacerlo el veh¨ªculo aceler¨® y se salt¨® los sem¨¢foros que encontraba a su paso. Inicialmente consigui¨® dar esquinazo a la patrulla, pero esta tom¨® un atajo que le permiti¨® darle de alcance en la autov¨ªa A-7 en direcci¨®n a Estepona. Entonces Sevillano volvi¨® a pisar el acelerador a fondo, provocando el p¨¢nico entre el resto de conductores. Unos minutos despu¨¦s, el Mercedes giraba bruscamente hacia la zona del centro comercial Diana, un ¨¢rea laber¨ªntica de urbanizaciones donde pretend¨ªa escabullirse. No lo consigui¨® gracias a los ciudadanos que iban indicando a los agentes hacia donde se dirig¨ªa el veh¨ªculo.
En aquel momento, los agentes ni siquiera sab¨ªan a qui¨¦n persegu¨ªan. Solo intu¨ªan que era un pez gordo. ¡±Que huyera as¨ª, poniendo en peligro a todo el mundo, no es habitual¡±, relata uno de los agentes que participaban en la persecuci¨®n. M¨¢s tarde vieron c¨®mo Sevillano paraba el coche e intentaba huir a pie. Los agentes llegaron y taparon con su veh¨ªculo, una camioneta de tipo pick-up, la puerta del conductor y le enca?onaron, pero ¨¦l en lugar de entregarse se subi¨® por la del copiloto, cerr¨® las puertas y arranc¨®. A golpes consigui¨® zafarse de otros coches estacionados. Los agentes dispararon a la rueda trasera derecha, pero el narcotraficante consigui¨® escapar. Esta vez, con una rueda menos, la conducci¨®n se le complic¨®. En una glorieta, el veh¨ªculo se le fue y dio la rueda delantera izquierda sali¨® malparado. Cuando se adentr¨® de nuevo en la autov¨ªa, iba perdiendo trozos de ambos neum¨¢ticos hasta que las llantas empezaron a echar chispas al rozar con el asfalto. Se vio obligado a parar en un carril de desaceleraci¨®n y huir a pie. Fue entonces cuando la agente consigui¨® detenerlo a la carrera. ¡°Su actuaci¨®n fue brillante¡±, recuerda su compa?ero. Poco despu¨¦s llegaron refuerzos.
En el momento del arresto, Sevillano ¡ªcuyo coche era de alquiler¡ª portaba una licencia de patr¨®n de barco presuntamente falsa y dos permisos de conducir, uno de ellos con sus apellidos invertidos para, en teor¨ªa, que no saltara la alarma si una patrulla le ped¨ªa la documentaci¨®n. Fue trasladado a la comisar¨ªa de Marbella ¡ªdonde se le atribuyeron dos delitos nuevos, uno contra la seguridad vial y otro de falsedad documental¡ª y pas¨® la noche ya en el calabozo de la Polic¨ªa Nacional. Al d¨ªa siguiente fue puesto a disposici¨®n del juzgado que, para sorpresa de quienes lo detuvieron, lo dej¨® en libertad. ¡°No constaba¡± ninguna ¡°orden de busca y captura que justificara ante la Fiscal¨ªa y el juzgado su ingreso en prisi¨®n¡±, explican desde el Tribunal Superior de Justicia de Andaluc¨ªa.
Fuentes penitenciarias explican que cuando un recluso no retorna de un permiso, el protocolo se?ala que hay que alertar tanto a las fuerzas de seguridad, como al juzgado de vigilancia penitenciaria correspondiente, al juzgado de guardia de la ciudad donde est¨¢ el recinto penitenciario y al tribunal que sentenci¨® al recluso. En este caso, los dos primeros ¨®rganos judiciales pertenecen a Galicia, donde fuentes de su Tribunal Superior de Justicia subrayan que no ninguno de los dos era el competente para dictar una orden de detenci¨®n e ingreso en prisi¨®n, que le corresponde al tribunal que conden¨® a Sevillano, es decir, la Audiencia Provincial de Huelva, tambi¨¦n alertado por Prisiones. De hecho, fue este tribunal el que emiti¨® la orden de b¨²squeda el 30 de marzo pasado, seg¨²n confirman fuentes policiales. Sin embargo, el Juzgado de Instrucci¨®n 4 de Marbella orden¨® la puesta en libertad de Sevillano escud¨¢ndose en que no le consta dicha orden. Ahora toca volver a buscarlo.
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