Las emociones se apoderan de la campa?a electoral y diluyen el debate econ¨®mico
El vuelco pol¨ªtico que se?alan los sondeos no coincide, al contrario de lo que suele suceder, con malos datos de paro. La derecha aprovecha la alta polarizaci¨®n para proyectar su ¡°antisanchismo¡±. La izquierda trata, contra el reloj, de recuperar la agenda e imponer otro relato
¡°Es la econom¨ªa, est¨²pido¡±. Para record¨¢rselo a s¨ª mismo y a su candidato, Bill Clinton, durante la campa?a electoral estadounidense de 1992, el asesor James Carville colg¨® en su despacho esta frase sobre la que han corrido r¨ªos de tinta. El dem¨®crata ten¨ªa todo, aparentemente, en contra. Se enfrentaba a George H.W. Bush, que ven¨ªa de ganar la guerra del Golfo y hab¨ªa alcanzado el 90% de popularidad. Pero el jefe de campa?a del aspirante detect¨® un punto d¨¦bil y poco a poco fue imponiendo su relato. Efectivamente, fue la econom¨ªa. Clinton gan¨® aquellas elecciones, algo impensable solo unos meses antes.
El cambio de ciclo pol¨ªtico suele coincidir con el declive econ¨®mico: sube el paro, se culpa al partido en el Gobierno y entra el relevo. Pero los partidos en el Ejecutivo de coalici¨®n miran con desconcierto las encuestas: todas, salvo el CIS, se?alan una victoria del PP. La econom¨ªa espa?ola acaba de recuperar el PIB previo a la pandemia, el Banco de Espa?a ha elevado sus estimaciones para 2023 en siete d¨¦cimas mientras la eurozona ha entrado en recesi¨®n t¨¦cnica y se ha registrado un r¨¦cord de afiliados a la Seguridad Social: 20,8 millones.
Ya no es la econom¨ªa. O fundamentalmente la econom¨ªa. El voto siempre ha tenido un alto componente emocional, pero cada vez pesa m¨¢s, como se?alan los expertos, y desplaza el tradicional contraste de programas y propuestas. Esa emocionalidad fue determinante en la campa?a de las elecciones del pasado 28 de mayo, en la que la derecha acu?¨® el ¡°antisanchismo¡± y logr¨® que se hablara m¨¢s de EH Bildu y ETA (disuelta en 2018) que de educaci¨®n, sanidad o servicios sociales, las competencias auton¨®micas y municipales que estaban en juego.
Cristina Monge: ¡°Siempre ha habido un componente emocional, pero ahora, en el paradigma de la democracia de audiencia, ha cobrado m¨¢s importancia. Casi al punto de hacer desaparecer el contenido
De qu¨¦ se habla y de qu¨¦ no nunca es casualidad en pol¨ªtica. Lo sabe bien el ling¨¹ista y cient¨ªfico cognitivo estadounidense George Lakoff, que ha vendido cientos de miles de ejemplares de No pienses en un elefante, el libro con el que ense?¨® al partido dem¨®crata a no dejarse llevar por el relato de la derecha: ¡°Si conservamos el lenguaje y el marco de los conservadores y nos limitamos a argumentar en su contra, perderemos porque estaremos reforz¨¢ndolos. Recordemos que los votantes escogen en funci¨®n de su identidad y sus valores, que pueden no coincidir con su propio inter¨¦s¡±. EL PA?S ha consultado a soci¨®logos y polit¨®logos sobre la explosi¨®n de la emocionalidad de la pol¨ªtica y a qui¨¦n beneficia m¨¢s.
La batalla de la movilizaci¨®n
Los estudios demosc¨®picos han constatado que las campa?as electorales son cada vez m¨¢s importantes. ¡°La fragmentaci¨®n pol¨ªtica¡±, se?ala el polit¨®logo Pablo Sim¨®n, ¡°hace que el electorado tarde m¨¢s en decidirse, igual que cuando vas a un restaurante con muchos platos¡±. Los partidos, a?ade, buscan en ese periodo cuatro efectos: reforzar a los que ya te van a votar; activar, generar una electricidad para que los que no saben si ir o quedarse en casa, vayan; desactivar a los votantes del rival y convertir a cuantos m¨¢s puedan, es decir, atrapar votos que eran de otros.
Pablo Sim¨®n: ¡°El sanchismo es un t¨¦rmino inventado para centrar el castigo en S¨¢nchez y no hablar de sus pol¨ªticas¡±
El PP ha sido muy eficaz a la hora de movilizar a su votante y desactivar al del rival, seg¨²n muestran los sondeos. Y lo ha hecho con un mensaje m¨¢s emocional que program¨¢tico. ¡°El antisanchismo¡±, se?ala Jos¨¦ Pablo Ferr¨¢ndiz, director de estudios pol¨ªticos de Ipsos, ¡°genera un caudal emocional muy fuerte, y los pactos con EH Bildu dividen al votante socialista¡±. En Democracia de trincheras, Llu¨ªs Orriols, doctor en Ciencia Pol¨ªtica, explica que ¡°el escenario ideal para un partido es lograr que en la agenda p¨²blica se instale un tema que genere consenso entre los suyos, pero sea altamente divisivo para los votantes del partido rival¡±. Es decir, asegurar los cimientos de tu edificio y buscar una grieta en el de enfrente. Una de las grietas tradicionales en el PSOE, a?ade, ¡°es el nacionalismo espa?ol. Quiz¨¢ no para pasar a votar al PP, pero s¨ª para abstenerse¡±.
Para la soci¨®loga y analista pol¨ªtica Cristina Monge, ¡°siempre ha habido un componente emocional, pero ahora, en el paradigma de la democracia de audiencia, el ¨¢mbito de la comunicaci¨®n, y sobre todo de la comunicaci¨®n emocional, ha cobrado m¨¢s importancia. Casi al punto de hacer desaparecer el contenido¡±. Aunque matiza: ¡°La disyuntiva emoci¨®n-contenido tampoco es del todo cierta. ?Por qu¨¦ resultaron tan aplaudidas las declaraciones de Zapatero aclarando que fue bajo su Gobierno cuando se acab¨® con ETA? Porque estaba argumentando y dando razones con la emoci¨®n que da la convicci¨®n. Esa es la clave: que la emoci¨®n que se genere venga de la convicci¨®n de un contenido, de una propuesta... y no que sea propaganda sin m¨¢s¡±.
El papel de la televisi¨®n
La ¡°democracia de audiencia¡± es c¨®mo el fil¨®sofo franc¨¦s Bernard Manin denomin¨® en los noventa el fen¨®meno por el cual la pol¨ªtica era sustituida por comunicaci¨®n pol¨ªtica, el partido por el l¨ªder y los espacios de debate para contrastar propuestas, por medios donde colocar un mensaje. En Espa?a ha habido ejemplos de hiperliderazgos o partidos que sobreviven a duras penas a su fundador, y la pol¨ªtica ha colonizado la parrilla, incluyendo el entretenimiento televisivo. Pedro S¨¢nchez y Alberto N¨²?ez Feij¨®o visitar¨¢n la pr¨®xima semana El hormiguero. Hasta los programas de misterio de Iker Jim¨¦nez se han llenado de pol¨ªtica.
¡°Cuando no hay debate p¨²blico sobre las grandes cuestiones¡±, explica Ferr¨¢ndiz, ¡°el l¨ªder cobra m¨¢s importancia. Y cuanto m¨¢s se personaliza la pol¨ªtica, m¨¢s caudal emocional se genera. En Espa?a ya lo vimos con Zapatero. Todo esto viene de la pol¨ªtica americana y la mayor parte de los asesores en Espa?a se han formado all¨ª, por eso est¨¢ tan presente¡±.
Ferr¨¢ndiz: ¡°Entre los votantes del PP, este es el a?o en el que valoran mejor su situaci¨®n personal y, despu¨¦s de 2011, en plena crisis, el a?o en que peor ven la econom¨ªa del pa¨ªs. Es claramente un sesgo ideol¨®gico¡±
Los expertos coinciden en que el crecimiento de la polarizaci¨®n afectiva, es decir, el rechazo a quien tiene ideas diferentes, es un factor determinante en esa escalada emocional de las campa?as electorales. ¡°Las lealtades que generan los partidos¡±, afirma Orriols, ¡°siguen estructurando el voto de una forma similar, pero ahora ha aumentado la polarizaci¨®n en t¨¦rminos de rechazo al adversario. No se trata de derogar el sanchismo por unas pol¨ªticas concretas, sino por lo que representa ese adversario. Cuando se vuelve tan imperioso que ganen los tuyos para que no lo hagan los dem¨¢s, el resto de cuestiones, las medidas, la econom¨ªa, se diluyen. Siempre ha habido trincheras, pero ahora son m¨¢s hondas y menos permeables¡±. La ¡°paradoja¡±, a?ade Sim¨®n, ¡°es que S¨¢nchez genera rechazo, pero sus pol¨ªticas no. Por eso el PP pone el foco en el presidente. El sanchismo es un t¨¦rmino inventado para centrar el castigo en S¨¢nchez y no hablar de sus pol¨ªticas¡±.
Lo que tengo y lo que percibo
El 64,2% califica su situaci¨®n econ¨®mica ¡°personal¡± como ¡°buena¡±, seg¨²n el bar¨®metro de CIS de este mes. Sin embargo, cuando la pregunta es c¨®mo ve la situaci¨®n econ¨®mica general de Espa?a, solo el 30,3% dice que es ¡°buena¡± y el grupo mayoritario (43%) afirma que es ¡°mala¡±. Al consultar la serie hist¨®rica, Ferr¨¢ndiz ha detectado algunos datos llamativos, aunque se?ala dos cautelas: ¡°En la teor¨ªa demosc¨®pica, para disminuir los sesgos, siempre se pregunta primero por lo general y luego por lo particular, pero Tezanos [Jos¨¦ F¨¦lix, presidente del CIS] le ha dado la vuelta. Adem¨¢s, hasta septiembre de 2019, la escala inclu¨ªa ¡°muy buena, buena, regular, mala y muy mala¡±, pero dej¨® de leerse la opci¨®n de ¡®regular¡¯ al encuestado¡±. En todo caso, explica, ¡°los datos s¨ª revelan tendencias. En el total de la poblaci¨®n, siempre hay saldos positivos cuando se trata de evaluar la situaci¨®n econ¨®mica personal, es decir, m¨¢s gente que la ve bien que mal, y saldos negativos cuando se eval¨²a la situaci¨®n econ¨®mica general. Entre los votantes del PP, este es el a?o en el que valoran mejor su situaci¨®n personal y, despu¨¦s de 2011, en plena crisis, el a?o en que peor ven la econom¨ªa del pa¨ªs. Es claramente un sesgo ideol¨®gico¡±.
Ferr¨¢ndiz y Sim¨®n recuerdan que, adem¨¢s, el ciudadano tiende a evaluar peor el desempe?o de la econom¨ªa cuando gobierna el partido al que no vot¨®. Por ejemplo, esa percepci¨®n cambi¨® radicalmente tras la moci¨®n de censura de 2018. Cuando ni siquiera hab¨ªa dado tiempo a aprobar ninguna medida, los votantes de izquierda ya se?alaban que iba mucho mejor que un mes antes.
¡°El elemento econ¨®mico m¨¢s determinante¡±, a?ade Sim¨®n, ¡°para que hubiera un castigo a los gobiernos era el dato de empleo. Esto era un cl¨¢sico en el sur de Europa y coincid¨ªa con las crisis porque en las crisis econ¨®micas se destruye mucho empleo. Ahora estamos en una situaci¨®n rara por in¨¦dita. No estamos en crisis, el empleo va bien, pero hemos visto incrementos de precios. Que la econom¨ªa marche es condici¨®n necesaria, pero no suficiente para el voto. Si hay crisis hay castigo, pero si va bien, no necesariamente hay premio¡±.
¡°M¨¢s que la econom¨ªa¡±, se?ala Monge, ¡°lo que importa es la percepci¨®n que se tiene. Aunque los datos macro sean buenos, si no existe una sensaci¨®n de mejor¨ªa, seguridad y bienestar, la ciudadan¨ªa no lo va a premiar. Por otro lado, hay que tener en cuenta que los datos macros a veces ocultan la realidad micro de los sectores m¨¢s vulnerables y de los que tienen miedo a convertirse en vulnerables¡±.
Para que la econom¨ªa gane terreno en el debate y cambie esa percepci¨®n, el PSOE, se?ala Sim¨®n, ¡°est¨¢ sacando los perfiles m¨¢s tecn¨®cratas, como Nadia Calvi?o, que pueden vender las pol¨ªticas del Gobierno y no generan tanto rechazo como el presidente. Juegan esas cartas para intentar llegar al electorado y en paralelo, tratar de encapsular el desgaste en el socio que ya no est¨¢. Creo que la operaci¨®n de echar la culpa a Irene Montero tiene que ver con ese intento de recuperar a parte del centro que se ha ido al PP porque los socialistas necesitan estar cerca de los populares, sobre todo, en las provincias peque?as y medianas donde est¨¢ gran parte de la batalla electoral¡±.
La izquierda trata, contra el reloj, de cambiar el relato. Orriols cree que ¡°tiene poco que hacer para marcar la agenda, solo esperar a que se la den si el PP se embarra en los pactos con Vox, que es lo ¨²nico que est¨¢ fuera del guion ahora mismo¡±. Sim¨®n se?ala que el Gobierno de coalici¨®n ¡°lleva a la defensiva desde el ¨²ltimo trimestre del a?o pasado con la reforma del delito de malversaci¨®n, la ley del solo s¨ª es s¨ª.... Si logra equilibrar el terreno y recortar alg¨²n punto m¨¢s con los debates, puede que la derecha quede por debajo de la mayor¨ªa absoluta y haya juego¡±. El 34% de los electores, recuerda Monge, ¡°decidieron su voto durante la campa?a del 28-M, as¨ª que hay margen para todo. La izquierda necesita sacar a votantes de la abstenci¨®n, y para eso deber¨ªa ofrecer propuestas que convenzan. Los acuerdos entre el PP y Vox pueden activarla, pero para romper el marco del antisanchismo hay que plantear una propuesta de futuro cre¨ªble¡±. Quedan 28 d¨ªas para las elecciones.
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