De los combates dial¨¦cticos de Berlusconi a la reticencia de Blair
Los principales pa¨ªses europeos carecen de una regulaci¨®n de los debates en las campa?as electorales
Espa?a no es una excepci¨®n. Los principales pa¨ªses de Europa carecen de una regulaci¨®n espec¨ªfica de los debates electorales durante las campa?as. Los medios de comunicaci¨®n los organizan a su criterio y ni en Italia, Francia, Alemania o Reino Unido son obligatorios. Los candidatos los aceptan o los rechazan seg¨²n sus propios intereses.
Italia no tiene ninguna regulaci¨®n que establezca normas, tiempos u obligatoriedad a los candidatos de asistir a debates durante la campa?a pol¨ªtica. El g¨¦nero, en profunda decadencia en los ¨²ltimos a?os, tuvo su esplendor a finales de los a?os noventa, coincidiendo con la irrupci¨®n en la escena pol¨ªtica de Silvio Berlusconi. Fueron famosos los combates dial¨¦cticos entre Il Cavaliere y Massimo D¡¯Alema en la televisi¨®n p¨²blica ante el periodista Enrico Mentana (incluso inmortalizados por Nanni Moretti en su pel¨ªcula Aprile). Eran los a?os dorados. La ¨²ltima campa?a electoral, sin embargo, goz¨® de pocos minutos de este g¨¦nero, solo auspiciados por algunos peri¨®dicos como Il Corriere della Sera, y notablemente ignorados por los telespectadores.
En Francia los debates electorales son un ritual democr¨¢tico, pero la ley no obliga a hacerlos. El debate por excelencia, y el que concentra toda la atenci¨®n y la audiencia, es el de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, entre los dos candidatos clasificados que se disputan las llaves del El¨ªseo. Se celebra desde 1974, cuando se enfrentaron Val¨¦ry Giscard D¡¯Estaing y Fran?ois Mitterrand. En 2002, el entonces presidente, Jacques Chirac, rompi¨® por primera y ¨²nica vez esta tradici¨®n al negarse a debatir con el ultraderechista Jean-Marie Le Pen, que se hab¨ªa clasificado para la segunda vuelta. En 2017, se celebr¨® tambi¨¦n un debate entre los candidatos a la primera vuelta, pero Emmanuel Macron rechaz¨® participar en este debate en 2022, cuando afrontaba la reelecci¨®n, y lo justific¨® diciendo que ning¨²n presidente en funciones lo hab¨ªa hecho. El debate no se celebr¨® y, en cambio, se emiti¨® un programa especial con entrevistas a los candidatos... Incluido Macron. El debate de la segunda vuelta lo organizan TF1 (privada) y France 2 (p¨²blica), las dos principales cadenas.
El Reino Unido ha tenido debates electorales televisados al menos en cuatro campa?as: 2010, 2015, 2017 y 2019. En este ¨²ltimo a?o se llegaron a programar dos cara a cara entre los dos principales candidatos, el conservador Boris Johnson y el entonces l¨ªder de la oposici¨®n laborista, Jeremy Corbyn. El primero, celebrado en la cadena privada ITV, tuvo casi siete millones de espectadores. El segundo, que iba a tener lugar en la p¨²blica Channel 4, fue finalmente cancelado porque Johnson se ech¨® atr¨¢s. No existe, sin embargo, una ley que imponga o regule los debates. El consenso general establece que es un asunto que debe ser acordado entre los diferentes partidos pol¨ªticos y los medios de comunicaci¨®n, p¨²blicos o privados, que aspiren a ser anfitriones de esos actos electorales. Como en otros pa¨ªses, esa incertidumbre lleva a que sean los intereses, las necesidades o las estrategias de cada formaci¨®n las que condicionen la negociaci¨®n o los formatos finales. En 1997, por ejemplo, el primer ministro conservador John Major, consciente de la imparable ola de popularidad que cabalgaba Tony Blair, intent¨® desesperadamente forzar un cara a cara que nunca se celebr¨®.
En 2010 se celebraron tres debates a tres, que incluyeron al liberal-dem¨®crata, Nick Clegg, junto al candidato tory, David Cameron y al laborista, Gordon Brown. Los medios que acogieron los enfrentamientos fueron BBC, ITV y el canal del magnate Rupert Murdoch, BSkyB. Aquellas elecciones derivaron en el primer Gobierno de coalici¨®n en Downing Street, entre conservadores y liberal-dem¨®cratas. A pesar de que las encuestas no dejan de se?alar la importancia que los electores brit¨¢nicos atribuyen a estos debates televisados, existe todav¨ªa una profunda querencia en el Reino Unido hacia un tipo de campa?a puerta a puerta y cercana a los votantes. En un sistema parlamentario, es el candidato individual el que debe pelear por su propio esca?o en su circunscripci¨®n particular, y celebrar cada d¨ªa los tradicionales hastings, encuentros personales con sus electores para responder a sus quejas y peticiones y exponer las bondades del programa electoral.
Los debates electorales tampoco est¨¢n regulados en Alemania, que en las ¨²ltimas elecciones vio c¨®mo florecieron, con gran ¨¦xito entre los telespectadores. El n¨²mero y el formato se pactan entre las cadenas de televisi¨®n, p¨²blicas y privadas, y los partidos. Generalmente se ven¨ªan celebrando uno o, como mucho, dos debates, y ¨²nicamente entre los candidatos de las dos principales formaciones, el SPD y la CSU. A Angela Merkel no le gustaban demasiado y por eso generalmente consideraba que una cita era m¨¢s que suficiente. Eran por tanto un cara a cara, llamado duell (duelo).
Sin embargo, en las ¨²ltimas elecciones (septiembre de 2021) este formato cambi¨® por primera vez: se enfrentaron tres aspirantes a canciller: el socialdem¨®crata (Olaf Scholz), el democristiano (Armin Laschet) y la candidata de Los Verdes, Annalena Baerbock. Adem¨¢s hubo tres debates, en tres domingos consecutivos.
Otros partidos con representaci¨®n en el Bundestag, el Parlamento alem¨¢n, participan en debates secundarios entre ellos, generalmente uno o dos. Se invita a todas las formaciones, tambi¨¦n a la ultraderecha, que tiene grupo parlamentario desde las elecciones de 2017. Sin embargo, en los ¨²ltimos comicios la televisi¨®n p¨²blica organiz¨® una especie de debate final con siete candidatos, tres d¨ªas antes de las elecciones, uno por cada formaci¨®n representada en el Parlamento. Y todos los partidos llevaron a sus primeros espadas. As¨ª que en realidad hubo cuatro debates y por tanto cuatro oportunidades de ver a los candidatos a canciller defender sus propuestas. Dos de ellos se celebraron en cadenas privadas, y otros dos en las p¨²blicas.
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