Feij¨®o no cuadra las cuentas: socialdem¨®crata en gasto, oda a Laffer en impuestos
El programa econ¨®mico del l¨ªder del PP y la parte m¨¢s pol¨ªtica de su discurso oscilan entre el buenismo, la inconcreci¨®n, la ambig¨¹edad y lo inalcanzable
Feij¨®o ha hecho de su investidura fallida una suerte de moci¨®n de censura previa contra un Pedro S¨¢nchez que a¨²n no ha recibido el encargo del Rey para tratar de forjar una mayor¨ªa. Y el l¨ªder del PP carg¨® el martes desde el primer minuto contra una amnist¨ªa que est¨¢ llamada a ser ¡ªmuy muy pronto¡ª piedra basal de esa mayor¨ªa, pero que de momento no est¨¢ sobre la mesa. Despu¨¦s de un mal discurso de investidura vimos a un buen Feijoo, con retranca, con iron¨ªa; tiene pinta de que va a ser un buen jefe de oposici¨®n, tiene tablas.
Us¨® el lenguaje hiperb¨®lico habitual, cargado de moralinas y m¨¢s preocupado por la dignidad, los principios y las esdr¨²julas finiseculares que por desplegar el lenguaje pol¨ªtico que cabe esperar desde la tribuna del Congreso. Feij¨®o repiti¨® una y otra vez la falacia parlamentaria de la lista m¨¢s votada y el yo-ser¨ªa-presidente-si-quisiera, a sabiendas de que en el camino hacia La Moncloa es imprescindible armar una coalici¨®n con 176 esca?os que se ha cegado ¨¦l mismo con el pacto con Vox, tal vez el mayor error del PP desde la guerra de Irak de 2003 y la explicaci¨®n aznarista tras los atentados del 11-M, el a?o siguiente. Pero hay una tercera pata de ese discurso menos analizada, porque ¨¦l mismo ha dado m¨¢s importancia a sus invectivas contra S¨¢nchez y la futura amnist¨ªa, con la que traz¨® las l¨ªneas maestras de su programa de Gobierno: la pol¨ªtica econ¨®mica, la pol¨ªtica social y el encaje territorial. Aqu¨ª van algunos apuntes a vuelapluma sobre lo que debi¨® ser el meollo de su discurso de investidura si de veras hubiera sido un discurso de investidura, y no una moci¨®n de censura camuflada.
Derogar el sanchismo¡ salvo algunas cosas. Feij¨®o vaticinaba hace poco m¨¢s de un a?o una crisis econ¨®mica apocal¨ªptica. Pero los datos son tozudos: Espa?a ha capeado relativamente bien el shock de la pandemia y los efectos de la guerra en Ucrania, aunque arrastra problemas fiscales y sigue teniendo el desempleo m¨¢s elevado del Atl¨¢ntico Norte. Pero ha sobrevivido a ese anunciado fin del mundo con los ERTE, quiz¨¢ la mayor innovaci¨®n de pol¨ªtica econ¨®mica en d¨¦cadas, con la reforma laboral y el resto de las reformas y, c¨®mo no, con el man¨¢ de los fondos europeos, sobre los que Feij¨®o volvi¨® a sembrar dudas sin ninguna prueba, tal y como ha hecho el PP en Bruselas en una forma de oposici¨®n que no se da en ning¨²n otro pa¨ªs europeo. El candidato del PP hab¨ªa prometido derogar el sanchismo, pero, a juzgar por su intervenci¨®n, eso no pasa por la pol¨ªtica econ¨®mica y social. El PP dejar¨ªa intacto el impuesto a la banca, que critic¨® en su d¨ªa. Ampliar¨ªa incluso el denominado escudo social, con un gasto adicional de unos 6.000 millones para las familias m¨¢s vulnerables, por ejemplo, y con un sorprendente incremento del salario m¨ªnimo interprofesional, algo que sus terminales criticaron con suma dureza en su d¨ªa y que, desde luego, nunca hizo el PP en el Gobierno. No hizo ni una sola referencia a las pensiones que pudiera hacer saltar las alarmas, por cierto. Y s¨ª hubo un llamamiento a la mejora de la cobertura del ingreso m¨ªnimo vital y a mantener las ayudas actuales para hacer frente a la inflaci¨®n, que el Gobierno en funciones tiene previsto retirar antes de fin de a?o. En el cap¨ªtulo de gasto, en fin, su propuesta es un mantel de Flandes reci¨¦n planchado con varios gui?os abiertamente socialdem¨®cratas. ?C¨®mo se financia eso? Pasen y vean.
Oda a Laffer. En la parte de los impuestos, los populares vuelven a sus particulares tablas de la ley. El PP prometi¨® rebajas de impuestos en la campa?a de 2011, con la econom¨ªa en ca¨ªda libre; en la campa?a de 2015, pese a que Rajoy tuvo que ponerle por carta lo contrario a la Comisi¨®n Europea; en 2019, con la econom¨ªa creciendo al 3%, y lo sigue proponiendo ahora, pese a que el propio Feij¨®o advirti¨® que la vuelta de las reglas fiscales europeas hace imposibles las alegr¨ªas por ese flanco. Y aun as¨ª se apunt¨® al ejercicio de soplar y sorber a la vez. Prometi¨® rebajas de las cotizaciones sociales. Anunci¨® impuestos cero en la Espa?a rural. Y una rebaja del IRPF para las rentas de menos de 40.000 euros, y una rebaja del IVA para los alimentos, y una retah¨ªla de desgravaciones fiscales, adem¨¢s de la consabida reducci¨®n del Impuesto de Patrimonio, mascar¨®n de proa del conservadurismo fiscal a pesar de los discursos sobre la igualdad en otros ¨¢mbitos. Espa?a tiene una presi¨®n fiscal inferior a la media europea. Un d¨¦ficit estructural del 4% del PIB, y una deuda del 110% del PIB que aconsejan prudencia. Y un claro llamamiento de Bruselas y todos los organismos internacionales a evitar las rebajas impositivas en el contexto actual: hay que ahorrar. Salvo que uno crea que bajando los impuestos aumenta la recaudaci¨®n, Espa?a no puede permitirse esas medidas. Uno de los gur¨²s de Aznar, Arthur Laffer, demostr¨® que eso es posible en una servilleta de c¨®ctel. Aznar puso en pr¨¢ctica esa idea, pero a lomos de una burbuja inmobiliaria salvaje, que acab¨® explot¨¢ndonos en las narices y provocando el rescate europeo. Una mir¨ªada de estudios acad¨¦micos ¡ªencabezados por un FMI que no es precisamente marxista leninista¡ª demuestran que eso es un disparate, pero el PP sigue esbozando ese planteamiento en todos sus programas electorales. (Cuando gobierna es otra cosa: Rajoy aprob¨® en 2011 la mayor subida de impuestos de la democracia, pero esa es otra historia.)
Gui?os a Vox y encaje territorial. En ese discurso econ¨®mico hubo varios gui?os a Vox, al igual que en las pol¨ªticas de g¨¦nero y en las referencias ambiguas ¨Dla ambig¨¹edad es una de las se?as de identidad de todo ese discurso¡ª a las pol¨ªticas medioambientales. Feij¨®o ha naturalizado en sus recientes discursos los continuos agradecimientos a la ultraderecha de Vox, y cuid¨® mucho su puesta en escena como jefe de un bloque reconocible por toda la derecha: aspira a acabar deglutiendo al partido de Santiago Abascal, algo parecido a lo que intenta hacer el Partido Popular Europeo de Manfred Weber con ultras como Giorgia Meloni. En cuanto al encaje territorial, seguimos sin o¨ªr las propuestas de Feij¨®o sobre lo que acontece en Catalu?a, pese a que en una entrevista con este diario explic¨® que ese ha sido uno de los agujeros de su partido. En su discurso de investidura se limit¨® a medidas de car¨¢cter punitivo: una reforma del C¨®digo Penal para tipificar como delito la ¡°deslealtad constitucional¡±, sin concretar mucho m¨¢s, y mayores penas por malversaci¨®n (ni una palabra, por cierto, sobre recuperar la sedici¨®n). Tampoco aludi¨® a la posibilidad de revertir el uso de las lenguas cooficiales en el Congreso; eso ha venido para quedarse. ¡°En Catalu?a hemos tenido unos muy malos resultados. Es muy dif¨ªcil gobernar Espa?a si el PP no sube en Catalu?a¡±, dijo Feij¨®o hace algo m¨¢s de un a?o en la citada entrevista. Para eso puede que haga falta algo m¨¢s que esa aproximaci¨®n punitivista.
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