A Libros, con 114 habitantes, le llueven 20.000 libros para levantar una biblioteca-hotel
La localidad turolense conf¨ªa en un singular proyecto literario para combatir la despoblaci¨®n y reavivar su barrio fantasma de azufre donde vivieron 2.000 vecinos
Sandra se volvi¨® al pueblo. Ahora regenta un bar pegado a la carretera, frente al r¨ªo Turia que discurre entre ¨¢rboles. Sus dos hijos son los ¨²nicos ni?os de la poblaci¨®n aragonesa de Libros, que ha superado el centenar de habitantes, 114. ¡±Quer¨ªa vivir de manera m¨¢s relajada. En Valencia era otra cosa, otro ritmo¡±, comenta mientras espera el autob¨²s que traer¨¢ a su hija del colegio en Teruel, a 27 kil¨®metros de distancia. La escuela de la localidad hace a?os que cerr¨®, pero tiene m¨¢s libros que nunca.
All¨ª se guardan solo algunos de los m¨¢s de 20.000 libros donados que ha recibido la peque?a poblaci¨®n en solo unos meses por un mensaje de auxilio para crear una biblioteca. Hay paquetes remitidos por bibliotecas catalanas, vascas o andaluzas, y por particulares de m¨²ltiples lugares de Espa?a, Francia, Alemania, M¨¦xico o Argentina. Muchos libros son nuevos, como Los armarios vac¨ªos, de la Nobel Annie Ernaux, una edici¨®n en bolsillo de Sentido o sensibilidad, de Jane Austen, o varios ejemplares del best seller de la novela negra Jo Nesb?; otros, de segunda mano pero en buen estado, como El secreto de la modelo extraviada, de Eduardo Mendoza. Todos est¨¢n depositados en el suelo dentro de cajas, sobre la mesa, en las estanter¨ªas, frente a los ventanales con espl¨¦ndidas vistas a las monta?as que dan cobijo a la poblaci¨®n cuyo nombre ha dado la vuelta al mundo.
¡°La verdad es que no esper¨¢bamos esta respuesta. Hemos tenido que decir ya basta. Hemos salido en todas las teles, hasta en la BBC¡±, comenta Maribel Medina, la escritora navarra y promotora de la asociaci¨®n Mi pueblo lee de la que parti¨® la iniciativa. Envi¨® el tuit para pedir libros para Libros que fue retuiteado por conocidos escritores y acab¨® haci¨¦ndose viral. La autora de Sangre intocable lleva unos a?os montando festivales literarios por los pueblos como una forma de promoci¨®n cultural y de luchar contra la despoblaci¨®n. Cuando su amigo y tambi¨¦n escritor Javier Sierra, nacido en Teruel, le habl¨® del ¨²nico pueblo con el nombre de Libros no tuvo dudas, explica Medina caminando entre sus calles que llevan el nombre de autores como el propio Sierra, Elvira Lindo, Rosa Montero o Sonsoles ?nega, que han participado en alguno de esos encuentros.
Ahora ha dado un paso m¨¢s con la propuesta de abrir en Libros una biblioteca-hotel que albergue las donaciones, ofrezca estancias para escritores, organice talleres literarios y contribuya, en definitiva, a insuflar vida a la localidad, ubicada entre la sierra de Javalambre y los Montes Universales. ¡°Lo vamos a hacer¡±, afirma el alcalde, Ra¨²l Arana, rodeado de unos miles de libros en cajas, estas almacenadas en el Ayuntamiento. ¡°A¨²n hay m¨¢s en unos pal¨¦s. Calculo que habremos recibido en total unos 20.000 libros. Necesitamos a alguien, un profesional que los ordene y los clasifique¡±, apunta el electricista de 35 a?os, que trabaja en Teruel.
El alcalde tiene ganas y planes. Para poner en marcha el proyecto, cuenta con lograr ayudas de los Fondos de Inversi¨®n de Teruel (FITE) y sobre todo con la implicaci¨®n del Gobierno de Arag¨®n, adem¨¢s de posibles fondos europeos y del Gobierno central. ¡°Desde el Gobierno aragon¨¦s ya se han puesto en contacto conmigo al salir en los medios. La intenci¨®n es buena. Pero necesitan el proyecto arquitect¨®nico. Ser¨ªa como m¨¢ximo de 20 habitaciones. Tenemos unos terrenos municipales detr¨¢s de la escuela. Este mes es importante para ponerlo todo en marcha¡±, asegura.
Maribel Medina destaca la voluntad e implicaci¨®n del conocido arquitecto C¨¦sar Vidal, especialista en grandes centros comerciales, para elaborar el dise?o de la biblioteca-hotel que debe ser tambi¨¦n un reclamo en s¨ª mismo. Tanto ella como el alcalde est¨¢n convencidos de que el proyecto atraer¨¢ a gente y generar¨¢ empleo. La escritora alude a la red de pueblos-librer¨ªas de Francia, tan bien cuidados, que constituyen una ruta: ¡°?Por qu¨¦ no copiar una idea tan buena?¡±.
¡°Ya est¨¢ viniendo gente gracias a que hemos salido en la tele¡±, interviene el alcalde. ¡°Hace poco, unas chicas de Granada que vinieron a traer los libros y a conocer la zona, se quedaron en la casa rural. Tambi¨¦n desde Barcelona. Vienen y conocen el pueblo. Muchos no conocen ni Teruel y aprovechan. Les llama la atenci¨®n¡±, asegura el edil, del PP, que destaca la naturaleza como el gran atractivo del pueblo, adem¨¢s del inter¨¦s que suscita el barrio minero de La Azufrera, en realidad, un antiguo poblado abandonado que lleg¨® a albergar a 2.000 personas, distante unos kil¨®metros del n¨²cleo hist¨®rico.
Minutos m¨¢s tarde, de camino a la v¨ªa Ferrata, uno de los dos circuitos de escalada, una pareja de Canals, integrante de un club de lectura en la poblaci¨®n valenciana, viene a confirmar las palabras del alcalde. Ha aprovechado unos d¨ªas de libranza para conocer el pueblo y su entorno. ¡°La idea est¨¢ muy bien, pero por las noticias parec¨ªa ya todo hecho, muy bonito, pero falta mucho a¨²n¡±, comenta ella. El alcalde les comenta que necesitan darse a conocer para recabar recursos y poner en marcha la biblioteca-hotel, que beneficiar¨¢ a todo el pueblo. Al tiempo pone de ejemplo al vecino Rinc¨®n de Ademuz, que pertenece a la Comunidad Valenciana y que ha recibido ¡°muchas ayudas¡± para arreglar sus pueblos.
¡°A ver, que se hagan cosas est¨¢ bien, pero tal vez har¨ªa m¨¢s falta una residencia de ancianos¡±, comenta un vecino, sentado en uno de los dos bares, pegados a la Nacional 330, que une Teruel y Cuenca y ¡°da vida al pueblo¡±. ¡°?Una residencia? Si somos muy pocos... El proyecto de los libros es muy bonito, pero ya veremos si se hace porque aqu¨ª hay muy pocos votos, ni de derechas ni de izquierdas, aunque tambi¨¦n pagamos impuestos¡±, se?ala otro. ¡°A m¨ª me parece que est¨¢ muy bien, hay que darle vida al pueblo¡±, responde una mujer que vive en Teruel y se escapa a su pueblo siempre que puede.
El alcalde conf¨ªa tambi¨¦n en insuflar vida a La Azufrera, las minas abiertas desde el siglo XVIII hasta 1956 que vivieron su mayor auge durante la Primera Guerra Mundial con la extracci¨®n del mineral amarillo para fabricar p¨®lvora (ahora se utiliza sobre todo como fertilizante). Huele a azufre en los huecos horadados en la monta?a. Aqu¨ª la naturaleza se vuelve ¨¢rida, inh¨®spita. El paisaje es desolador y tambi¨¦n hipn¨®tico. La fachada de la iglesia que se interna en la roca es la ¨²nica que se mantiene ¨ªntegra en pie. El resto de las edificaciones de lo que fue un poblado, con economato, cuartel de la Guardia Civil, front¨®n o casa sindical, est¨¢ derruido o en ruinas. Se mantiene la estructura de algunas casas que el alcalde pretende rehabilitar para ¡°recuperar el pasado minero¡±. Ya ha localizado a los actuales propietarios de las minas, una empresa de Madrid, se ha puesto en contacto con ellos ¡°y est¨¢n dispuestos a llegar a un acuerdo¡±, apunta.
Ahora un panel da algunas explicaciones sobre lo que fue La Azufrera. Un particular ha conservado un par de cuevas con sus muebles para mostrar c¨®mo se viv¨ªa. Florencio Gabarda, de 91 a?os, se meti¨® de ni?o en uno de los agujeros de las minas donde trabajaba su padre. ¡°Vi el trabajo que hac¨ªan, de meterse de debajo de tierra y me march¨¦. Hab¨ªa unas condiciones de vida muy duras, muy poca seguridad¡±, cuenta el jubilado en la puerta de su casa. Es la memoria viva del pasado de Libros. Agricultor, camionero, taxista, recuerda c¨®mo se ganaba mucho m¨¢s que el jornal de un d¨ªa si los mineros o las mujeres que tambi¨¦n en el poblado encontraban en las piedras una rana fosilizada de miles de a?os al separar el azufre de la pizarra. ¡°Si el f¨®sil era completo te daban 10 pesetas, si faltaba algo, siete¡±, rememora.
Florencio est¨¢ encantado con el proyecto del alcalde y sostiene que el top¨®nimo de Libros procede de derivaci¨®n de Libres, como se llamaba la aldea siglos atr¨¢s, cuando estaba habitada por ladrones y pr¨®fugos ¡°hasta que los tiraron¡±. Hay otras versiones: la literaria establece la semejanza entre los pliegues de unas monta?as y un libro abierto; la m¨¢s convencional abunda en su parecido con la ra¨ªz de otros top¨®nimos aragoneses. El caso es que su nombre parece marcar su destino.
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