Pescados disfrazados y frutas con ojos: el otro carnaval de C¨¢diz se llama Tosantos
Los puestos de los mercados gaditanos se decoran desde el siglo XIX con escenas sat¨ªricas los ¨²ltimos lunes de octubre en una fiesta en peligro
Un guardia civil pescadilla y un polic¨ªa portuario gallineta custodian un saco de grifa en un bullicioso muelle lleno de cong¨¦neres. Un periodista con una cara de col, br¨®coli y peras que ni pintada por Arcimboldo entrevista a otras frutas. Una virgen con cara de mejill¨®n procesiona sobre un paso de conchas de berberechos. Todo un universo sat¨ªrico, imaginativo y bizarro se citaba este lunes en los mostradores de la Plaza de Abastos de C¨¢diz por Tosantos. La genuina fiesta, ¨²nica en Andaluc¨ªa, sobrevive desde finales del XIX como una suerte de peque?o carnaval amenazado cada vez m¨¢s por el empuje de Halloween y la gentrificaci¨®n.
Un total de 39 puestos se han disfrazado de humor en esta edici¨®n de Tosantos, celebrada siempre ¡ªcon el par¨®n de la pandemia¡ª en el ¨²ltimo lunes de octubre en la Plaza de Abastos y el Mercado Virgen del Rosario, en Extramuros. El exorno apenas dura unas horas, el hueco de la tarde, pero exige semanas de preparaci¨®n en casa y horas de montaje en la ma?ana del mismo d¨ªa. En el puesto del hijo de Dolores Porquicho hoy asoman diez torres miradores de corcho y unas murallas que recrean el antiguo puerto de C¨¢diz en el que se pasean pescadillas y doradas disfrazadas. El trabajo de elaborar el diorama y coser los diminutos disfraces les ha llevado ¡°meses¡±, como explica la gaditana. ¡°Esto se hace por gusto y le destinas lo m¨¢s bonito que uno tiene, el tiempo¡±, explica la mujer, ya jubilada.
Porque los Tosantos tienen premios ¡ªque se deciden el mismo d¨ªa¡ª, pero dif¨ªcilmente los detallistas participan movidos por remuneraciones que apenas superan los 300 euros, si es que se gana. ¡°Lo hacen porque quieren mantener la fiesta, porque econ¨®micamente no compensa y tiene mucho trabajo¡±, reconoce el presidente de la asociaci¨®n de mercados Asodemer, Jose Luis Paramio. Que se lo digan a Roc¨ªo Bernab¨¦ que este a?o se ha ¡°tirado a la piscina¡± para montar cinco escenograf¨ªas con las que concursar¨¢ en todas las categor¨ªas: pescado, fruta, carne y varios. Solo en fruta y verduras ha empleado ¡°varias cajas¡± de hortalizas para recrear a sus personajes.
La fiesta es tan genuina que los antrop¨®logos del Instituto Andaluz del Patrimonio Hist¨®rico no encontraron otra similar durante los a?os que recorrieron toda Andaluc¨ªa documentando todos los oficios, saberes, tradiciones y fiestas para el Atlas del Patrimonio Inmaterial. ¡°Se intent¨® en Barbate y San Fernando, pero el origen est¨¢ aqu¨ª¡±, presume orgulloso Paramio, justo al lado del puesto de su hijo en la Plaza de Abastos. Fue justo en ese edificio neocl¨¢sico levantado en la antigua huerta de un convento donde la fiesta surgi¨® en 1876. ¡°Era un momento de paro y escasez, entonces el alcalde invit¨® a que se adorne a¨²n m¨¢s los puestos para atraer al p¨²blico¡±, rememora Yolanda Vallejo, bibliotecaria municipal y documentalista que ha investigado los escasos rastros documentales que tiene la celebraci¨®n.
La idea funcion¨®, quiz¨¢s porque ya part¨ªa de una tradici¨®n anterior de decorar los puestos en unos d¨ªas en torno a la fiesta de Todos los Santos en los que la gente acud¨ªa a los mercados y alh¨®ndigas a comprar frutas y frutos secos. De ese bullicio ya queda constancia en la ¨®pera c¨®mica gaditana El t¨ªo Caniyitas, de 1850. Tras el empuj¨®n municipal de 1876, la celebraci¨®n en los mercados se institucionaliz¨®, pero la faceta sat¨ªrica no le lleg¨® hasta casi un siglo despu¨¦s. Vallejo ha encontrado la primera muestra estramb¨®tica de decoraci¨®n en la edici¨®n de 1957, momento en el que un detallista recre¨® el m¨ªtico sat¨¦lite ruso Sputnik 1 con pan con manteca. El salto al humor se consolid¨® m¨¢s de 20 a?os despu¨¦s, a finales de los 70, y enraiz¨® con bromas de la actualidad pol¨ªtica o social del momento. ¡°Es como un pre¨¢mbulo del Carnaval, aunque no sea tan conocido fuera como este¡±, explica Paramio.
En todos estos a?os, Tosantos ha hecho gala de una de mala salud de hierro, con idas y venidas. ¡°Ha pasado por momentos malos y peores, pero siempre ha tenido mucho cari?o¡±, explica Vallejo. Las colas de gaditanos, muchos ni?os, para entrar en la Plaza de Abastos este lunes por la tarde lo confirmaban. Las caras de estupefacci¨®n y sorpresa de los turistas durante los preparativos de la ma?ana, tambi¨¦n. ¡°Al ver la agenda cultural de la ciudad, hemos visto esto y hemos venido. Nos parece muy gracioso¡±, relataba la barcelonesa Francesca Carbonell, c¨¢mara al ristre. ¡°Es que esto es Cadi, Cadi y eso que lo de hoy no tiene nada que ver con lo que hab¨ªa antes¡±, asegura nost¨¢lgico Rafael, un vecino que se ha acercado por el puesto de Porquicho para descubrir la creaci¨®n de este a?o.
Tan volcada est¨¢ la familia de pescaderos con la fiesta ¡ªya suman seis generaciones de detallistas¡ª que este a?o decoraban cinco puestos, todos de pescado. Uno de ellos, recrea una chirigota de curas, obispo incluido. Otro es un homenaje a Francisco Moray, Paquito del Mentidero, famoso por su colaboraci¨®n en multitud de fiestas gaditanas. ¡°Y esto no es nada, porque llegamos a poner hasta 14¡å, explica Porquicho, ¡°pero la fiesta se est¨¢ perdiendo con tanto Halloween¡±. Si Bernab¨¦ se ha metido en el jaleo de montar otros cinco es precisamente por lo mismo: ¡°Somos pocos y hay que fomentarlo¡±. Adem¨¢s del empuje de la fiesta norteamericana, Tosantos no escapa del empuje de los supermercados y la gentrificaci¨®n de los centros de las ciudades, en un contexto en el que hay vendedores, como los carniceros, que tiran la toalla y cierran.
Con todo, Paco ?lvarez, gerente del Mercado, es optimista y conf¨ªa en que la fiesta se mantendr¨¢: ¡°Adornan los mismos desde hace tiempo. La vida cambia, antes se ven¨ªa en Tosantos a comprar fotos que solo hab¨ªa entonces, ahora de eso hay todo el a?o¡±. La edici¨®n del a?o pr¨®ximo ya seguir¨¢ sin Dolores Porquicho. La gaditana se retirar¨¢ de la celebraci¨®n, despu¨¦s de que su hijo ya no pueda continuar con su puesto por motivos m¨¦dicos. Quiz¨¢s por eso, la detallista se ha acordado de esos vendedores del pasado que vend¨ªan el pescado en las inmediaciones de ese puerto que ahora habitan sus pescadillas disfrazadas. ¡°A ver qu¨¦ es de esto. La gracia gaditana se est¨¢ perdiendo porque no saben defender lo nuestro¡±, se queja Porquicho nost¨¢lgica.
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