El panadero refugiado en Valladolid que responde a sus vecinos reacios a un centro para inmigrantes: ¡°La gente no ha pasado hambre¡±
Un proyecto del Gobierno financiado por Europa prev¨¦ la creaci¨®n de un centro de acogida en un barrio vallisoletano, pero ha sido paralizado por la inacci¨®n del Ayuntamiento, de populares y Vox
Nayem Abdalla amasa, hornea y despacha el pan a quienes no quieren que otros como ¨¦l lleguen al barrio. El panadero amanece a las cuatro de la ma?ana, se ata el mandil, se pone el gorro, moldea la masa madre, la harina ti?e de blanco su piel tostada y sus manos expertas preparan hogazas y chapatas. En la tienda se habla de todo; c¨®mo no del rechazo de este barrio de Valladolid a un centro de refugiados. Abdalla, de 33 a?os, se indigna: ¨¦l es refugiado del S¨¢hara Occidental, de donde sali¨® con 10 a?os y 17 kilos rumbo a la acogida en Espa?a. La inacci¨®n del Ayuntamiento de Valladolid (PP y Vox) ha paralizado un proyecto iniciado por el precedente (PSOE y Valladolid Toma La Palabra) junto al Ministerio de Inclusi¨®n, Seguridad Social y Migraciones. Algunas asociaciones recogieron firmas contra un plan que atraer¨ªa 17 millones de euros de fondos europeos. Todo por ¡°la seguridad¡±.
El culebr¨®n ha durado meses. La anterior corporaci¨®n municipal acord¨® ceder una parcela inutilizada a Migraciones para levantar un centro de acogida para 200 personas. La infraestructura acarreaba varios empleos para su gesti¨®n, as¨ª como un polideportivo con piscina, un centro c¨ªvico y unos aparcamientos, adem¨¢s de un parque con zona verde. Los 17 millones de euros necesarios proceder¨ªan de fondos europeos. El proyecto despert¨® dudas en Las Delicias, particularmente en estos bloques de reciente construcci¨®n en lo alto del barrio. Las asambleas generaron cr¨ªticas, algunas asociaciones recogieron firmas contra las obras, mientras otras reclamaban humanidad y asilo para los necesitados. Entonces brotaron las cl¨¢sicas proclamas de quienes dicen no ser racistas, pero¡ recurren a t¨®picos no fundamentados o desmentidos por los datos. ¡°Si te gusta tanto, ponlo en la puerta de tu casa¡±, ¡°La seguridad es importante, hay muchos ni?os y es una zona tranquila¡±, ¡°La gente quiere seguridad¡±, ¡°No tiene nada que ver con racismo o xenofobia, sino con seguridad¡±, ¡°Hay que ayudar, pero qui¨¦n te dice a ti a qui¨¦n traen¡±, ¡°Los ucranianos no han dado problema, pero qui¨¦n te dice que no vienen 200 subsaharianos o 300 marroqu¨ªes¡±, exclama Pedro Campos, de 55 a?os, vecino de esas viviendas. ¡°Delicias tiene mucha carga de migrantes, con mucha gente pululando, y nos faltan servicios y negocios¡±, argumenta el hombre, molesto con que el cercano hospital, el principal de Castilla y Le¨®n, y un McDonald¡¯s han atra¨ªdo bullicio a la zona.
La coalici¨®n PP-Vox cambi¨® los planes. La extrema derecha ha manifestado sin ambages su negativa al centro mientras el PP se ha puesto de perfil. La subdelegada del Gobierno en Valladolid, Alicia Villar, ha censurado que ¡°el Ayuntamiento estaba jugando a no tomar una decisi¨®n¡± hasta que los plazos de las licitaciones y la disponibilidad de la financiaci¨®n comunitaria exigieron actuar a Migraciones. El alcalde, Jes¨²s Julio Carnero (PP), insist¨ªa en un ¡°periodo de reflexi¨®n¡± eternizado. PP y Vox se opusieron en noviembre a una moci¨®n socialista para prestar la parcela. Portavoces del ministerio explican que ¡°se requiri¨® a la nueva Corporaci¨®n una respuesta a la continuidad de la construcci¨®n, se hicieron varias visitas y no se obtuvo contestaci¨®n alguna¡±. As¨ª, para no aumentar la indemnizaci¨®n a las licitadoras, ¡°se ha procedido a interrumpir la tramitaci¨®n¡±. ¡°Todav¨ªa, a fecha de hoy, sigue el Ayuntamiento sin adoptar ninguna decisi¨®n¡±, zanjan.
El ruido se ha instalado en las calles de la Dulzaina, Casta?uelas o Carraca, pr¨®ximas al terreno implicado, pasto de hierbajos. Esas calles, seg¨²n los mapas de renta, cuentan con una capacidad econ¨®mica superior a la media vallisoletana y de Las Delicias, esta ¨²ltima con alto volumen de migrantes. Una joven de esas viviendas pide anonimato para expresar que en su edificio se pusieron carteles en el ascensor para movilizar a los residentes y que ella alberga dudas. ¡°La gente dice que estamos dejados de mano de Dios y que encima nos ponen un centro de refugiados, me da pena porque es gente necesitada, pero tampoco sabemos qui¨¦n podr¨ªa venir, yo estoy dividida¡±, afirma. Seg¨²n otro paseante, ¡°se devaluar¨ªa el barrio, que se lo lleven a los ricos que aqu¨ª estamos rodeados¡±. Para una comerciante, t¨ªmida por si pierde mercado, ¡°no se han valorado los puestos de trabajo, es gente que no tiene d¨®nde ir¡±. Harina de otro costal es Zahara P¨¦rez, de 36 a?os, al frente de una panader¨ªa cercana. All¨ª se rebate, cuando hay confianza, a quienes cargan contra los refugiados. El mejor ejemplo, Nayem, amasando en la trastienda. ¡°?l ha venido a trabajar y no a aprovecharse del sistema, conozco a muchos m¨¢s espa?oles que lo hacen¡±, destaca la socia. ¡°Nunca ha recibido ayudas y hay clientes que creen que hemos montado el negocio por las ayudas, adem¨¢s los refugiados pueden tener toda clase de procedencias y formaci¨®n¡±, reniega P¨¦rez, desesperada por la negativa social a la sede de Migraciones.
Cuando la conversaci¨®n se enciende y hay confianza, sale a relucir la figura del panadero, con 12 a?os de experiencia. Por sus manos pasa el pan de su zona y por su boca los argumentos contra el rechazo: ¡°La gente no ha salido nunca de su casa ni ha pasado hambre¡±. ?l lleg¨® esquel¨¦tico a Espa?a con el agua como ¨²nico alimento en un campo de refugiados. ¡°Es pura ignorancia, pero hay gente con quien no puedes debatir porque te tachan, sin o¨ªr, ver y callar¡±, lamenta el atareado hombre mientras bromea con los compradores, atiende a un comercial de hornos y aplasta y moldea la masa.
¡ªEst¨¢ Vox ahora, ?no?, pregunta.
¡ªS¨ª.
¡ªJe, je.
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