Herv¨¦ Falciani: ¡°Puedes ser muy rico y seguir siendo un paleto¡±
El ingeniero que destap¨® los nombres de 130.000 evasores fiscales hace de s¨ª mismo en la nueva pel¨ªcula de Calparsoro
Hace 11 a?os, el hombre elegante que se re¨²ne con EL PA?S para hablar de corrupci¨®n y que acaba de hacer de s¨ª mismo en una pel¨ªcula, El Correo, de Daniel Calparsoro, estaba preso en la c¨¢rcel de Valdemoro. Se llama Herv¨¦ Falciani, ya ha cumplido los 52, y guarda buenos recuerdos de la prisi¨®n en la que permaneci¨® cinco meses y medio, mientras la justicia espa?ola decid¨ªa sobre la petici¨®n ¡ªfinalmente denegada¡ª de extradici¨®n a Suiza, que lo acusaba ¡ªy lo conden¨® en ausencia¡ª de espionaje econ¨®mico. Al abandonar el centro penitenciario, las autoridades espa?olas le pusieron escolta. Este ingeniero de sistemas y nacionalidad francesa e italiana, exempleado del banco HSBC en Ginebra, se hab¨ªa apoderado en 2008 de los datos de 130.000 evasores fiscales de medio mundo, entre ellos Espa?a, que recuper¨®, con su ayuda, m¨¢s de 250 millones de euros para las arcas p¨²blicas. La llamada Lista Falciani a¨²n colea. Las preguntas aparentemente m¨¢s f¨¢ciles, como d¨®nde vive o a qu¨¦ se dedica hoy, parecen las m¨¢s dif¨ªciles de responder: ¡°En varios pa¨ªses, pero cuando mi vida se normalice, me gustar¨ªa volver a Espa?a. Ahora no llevo ni m¨®vil encima¡±; ¡°Colaboro con fundaciones como la de Baltasar Garz¨®n, con la Agencia valenciana Anfifraude, en el dise?o de una aplicaci¨®n para controlar la ejecuci¨®n de obra p¨²blica, con funcionarios...¡±
Pregunta. Su huida a Espa?a en 2012 tambi¨¦n fue de pel¨ªcula. Asegura que EE UU le advirti¨® de que su vida corr¨ªa peligro.
Respuesta. S¨ª. Ten¨ªa que pasar por aguas internacionales y activar la orden de [busca y captura] de Interpol para entregarme con ciertas garant¨ªas de Estado de derecho. Por suerte, siempre me respaldaron los servicios secretos y de inteligencia de distintos pa¨ªses.
P. ?Ten¨ªa entonces la sensaci¨®n de que su vida corr¨ªa peligro? ?La tiene hoy?
R. Bueno, tocamos las narices de poderes financieros, de canallas, traficantes de droga, de armas, de diamantes, terroristas y personajes p¨²blicos de alto rango. En los canales de financiaci¨®n offshore est¨¢ todo eso. ?Me dedico a actividades arriesgadas? Claro. Pero nunca he tenido miedo y nunca lo tendr¨¦. Para m¨ª, el riesgo no es una emoci¨®n, es informaci¨®n y como tal la gestiono.
P. Su lista conten¨ªa m¨¢s de 130.000 nombres de defraudadores procedentes de 200 pa¨ªses. En el documental La lista Falciani se cuenta c¨®mo muchos de ellos no fueron condenados, otros pagaron una multa... ?Se sinti¨® frustrado con el resultado?
R. La lista es una expresi¨®n m¨¢s del trabajo que siguen haciendo muchos hombres y mujeres. Era una lista de nombres, pero tambi¨¦n de mecanismos, de m¨¦todos. Hay bancos que hoy mismo est¨¢n siendo investigados. Lo interesante fue meterle miedo a los que se cre¨ªan intocables, transmitir que la informaci¨®n es lo que permite luchar contra la impunidad, igualar fuerzas. De esta pel¨ªcula en la que he participado, El Correo, me gusta que muestre de manera entretenida para la generaci¨®n Z ese poder, que sea m¨¢s atractivo ser un correo infiltrado, un informante, que un correo [persona que traslada dinero] a secas. Se necesita a mucha gente en la guerra de la informaci¨®n, que es lo que puede tumbar a los m¨¢s poderosos, devolver a los ciudadanos lo que era suyo, y tambi¨¦n imaginaci¨®n para tratar de pensar qu¨¦ est¨¢ preparando el otro lado.
Tengo amigos que se hicieron correos de dinero o se compraron una isla¡±
P. ?Qui¨¦n aprende m¨¢s r¨¢pido: los desfraudadores o quienes los persiguen?
R. Los ciudadanos honrados son muchos m¨¢s que los que no lo son. Yo soy optimista. Ahora es m¨¢s f¨¢cil infiltrar personas o mecanismos para detectar la corrupci¨®n. Se utiliza la misma tecnolog¨ªa que utilizan los blanqueadores. No solo hay correos de maletines en coche. Las autopistas del dinero tambi¨¦n son inform¨¢ticas y las criptomonedas se usan a veces para transacciones il¨ªcitas, blanqueo o evadir impuestos. He colaborado con distintas administraciones en esa materia. En Espa?a, a cada persona que conozco que quer¨ªa comprarse una casa, se le ofrec¨ªa pagar una parte en b. Creo que las nuevas generaciones tienen otra concienciaci¨®n y pienso que es m¨¢s f¨¢cil cambiar a alguien que ha vivido la corrupci¨®n que a alguien que ha crecido en el patriarcado, que llevar¨¢ probablemente m¨¢s tiempo, pese a los esfuerzos por la igualdad que se est¨¢n haciendo. Y hay soluciones sencillas que permitir¨ªan acabar con el dinero negro, como fomentar el euro digital con incentivos, igual que en algunos pa¨ªses las aseguradoras de coches te bajan la cuota si aceptas una caja negra en tu veh¨ªculo. Hay funcionarios que tienen muy buenas ideas, pero no prosperan porque a los pol¨ªticos a veces les parecen invendibles o no les interesan.
P. Su padre era banquero, usted creci¨® en un para¨ªso fiscal, M¨®naco, y su primer trabajo fue en el casino de Montecarlo. ?Qu¨¦ le ense?¨® el dinero sobre la gente?
R. Que puedes ser muy rico y seguir siendo un paleto sin imaginaci¨®n. Si tu ¨²nico objetivo en la vida es ganar m¨¢s dinero es que te falta creatividad. Tambi¨¦n aprend¨ª que la educaci¨®n y la cultura influyen mucho, pueden ser un freno a este tipo de conductas. En Montecarlo ten¨ªa amigos que se hicieron correos, otros que se compraron una isla... y siempre hay un momento en el que te cuestionas de qu¨¦ lado quieres estar. Hay que elegir. Quiero y admiro mucho a un excorreo infiltrado de la polic¨ªa espa?ola. Me cont¨® que quer¨ªa ser torero, pero afortunadamente, decidi¨® ser algo mucho m¨¢s ¨²til para la sociedad y no molestar a las pobres bestias (r¨ªe).
En la c¨¢rcel vi a etarras que para aguantar se gastaban 400 euros al mes en marihuana¡±
P. ?Y qui¨¦n tuvo m¨¢s problemas: esos amigos que se hicieron correos de dinero o usted por denunciar el fraude?
R. Bueno, eso, por suerte, es algo cambiante.
P. ?C¨®mo recuerda esos cinco meses y medio en prisi¨®n? Creo que coincidi¨® con un atracador de bancos.
R. En prisi¨®n conoc¨ª a terroristas, narcos, sicarios, ped¨®filos y hasta buena gente. Fue muy interesante desde el punto de vista psicol¨®gico, un tiempo formador. Hab¨ªa muchos mundos dentro de ese mundo aparte que es la c¨¢rcel. La primera semana me encargu¨¦ de la biblioteca y trataba de conocer a los presos por los libros que ped¨ªan. Recuerdo que unos estaban muy metidos en temas de magia negra. Tambi¨¦n que hab¨ªa etarras que para aguantar se gastaban 400 euros al mes en marihuana... Habl¨¢bamos bastante.
P. Suiza lo acus¨® de querer vender los datos y lo conden¨® a cinco a?os de c¨¢rcel, que no cumpli¨®. ?Qu¨¦ pretend¨ªa cuando viaj¨® a L¨ªbano en 2008 y al montar la sociedad Palorma?
R. Solo me pudieron condenar por espionaje econ¨®mico, y eso s¨ª lo reivindico, pero no por intentar vender los datos, porque ni ellos lo demostraron. Fui a L¨ªbano a ofrecer informaci¨®n falsa porque mi objetivo era destapar una alerta en Suiza. La alerta salt¨®, yo me fui a Francia y de ese modo pudieron investigarme all¨ª para que la verdadera informaci¨®n se judicializase. Esos datos los us¨® la justicia francesa y la de muchos otros pa¨ªses. Todo estaba preparado para que fuera as¨ª.
P. Cuando empez¨® a trabajar en el HSBC, ?intu¨ªa lo que ocurr¨ªa dentro?
R. ?Claro! ?Por qu¨¦ ven¨ªan a Suiza clientes de otros pa¨ªses? Buscaban lo que no ten¨ªan en el suyo: secreto, falta de control. ?Por qu¨¦ se iban a Chipre por ejemplo, oligarcas rusos? Para blanquear su dinero. Los para¨ªsos fiscales y jur¨ªdicos no han terminado. Falta mucho por hacer, sobre todo en la opacidad financiera de las sociedades an¨®nimas. Es donde est¨¢ el enfoque ahora mismo y donde necesitamos m¨¢s recursos.
P. ?Y cu¨¢ndo y c¨®mo tom¨® la decisi¨®n de intervenir: de guardar todos aquellos datos?
R. Yo solo no habr¨ªa podido hacer lo que hice. En el banco me encargaba de proyectos estrat¨¦gicos, no ten¨ªa acceso directo a los datos. La Lista Falciani fue un plan colectivo: hablaba con t¨¦cnicos, muchos no eran suizos, ten¨ªan otra conciencia... Y lo que pas¨® a continuaci¨®n tambi¨¦n estaba previsto. A m¨ª solo no se me habr¨ªa ocurrido venir a Espa?a.
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