La Comisi¨®n de Justicia del Congreso aprueba la amnist¨ªa con ERC y Junts pugnando por capitalizarla
El PP modula sus cr¨ªticas tras el informe de la Comisi¨®n de Venecia y equipara la medida de gracia a la corrupci¨®n
Las felicitaciones corr¨ªan este jueves de boca en boca entre el Gobierno y sus aliados, en una jornada que se hab¨ªa abierto con el ministro de Presidencia y Justicia, F¨¦lix Bola?os, felicit¨¢ndose a s¨ª mismo. Los brindis ret¨®ricos se prolongaron hasta la convocatoria de la Comisi¨®n de Justicia del Congreso, que ratific¨® el acuerdo ¡ªesta vez parece que definitivo¡ª sobre el texto de la ley de amnist¨ªa. All¨ª, adem¨¢s de los parabienes de la mayor¨ªa parlamentaria y de las cr¨ªticas feroces de la oposici¨®n, aflor¨® la eterna y soterrada batalla entre los dos grupos independentistas catalanes, ERC y Junts, que se intercambiaron velados reproches e intentaron, cada uno a su manera, capitalizar el triunfo.
Tras dos horas de debate, con algunas interrupciones, la Comisi¨®n de Justicia repar¨® el boquete abierto el 30 de enero, cuando Junts se ech¨® atr¨¢s y el pleno del Congreso rechaz¨® el primer texto de la ley de amnist¨ªa que previamente hab¨ªa aprobado esta misma comisi¨®n. El acuerdo alcanzado el mi¨¦rcoles para continuar dejando fuera de la medida de gracia los delitos de terrorismo, aunque con una invocaci¨®n a las directivas europeas sobre la materia y no al C¨®digo Penal espa?ol, permiti¨® restituir el consenso entre el Gobierno y sus aliados nacionalistas para sacar adelante la ley. El pr¨®ximo jueves deber¨¢ recibir el respaldo del pleno y luego pasar¨¢ al Senado, donde el PP se dispone a dilatar al m¨¢ximo el proceso. Lo previsible es que en un par de meses retorne al Congreso para su aprobaci¨®n final.
La comisi¨®n vivi¨® un arranque ¡°rocambolesco¡±, en descripci¨®n del socialista Francisco Aranda, despu¨¦s de que el PP, por boca de Cuca Gamarra, pidiese el aplazamiento de la convocatoria. Gamarra aleg¨® que el Gobierno y sus aliados les presentaban un acuerdo ¡°extraparlamentario¡±, urdido ¡°fuera de nuestras fronteras¡±, en alusi¨®n a la enmienda pactada por los partidos del Gobierno y los independentistas catalanes para delimitar los contornos de la amnist¨ªa ante los posibles delitos de terrorismo. La oposici¨®n exig¨ªa tiempo para estudiarla. La sesi¨®n se interrumpi¨® durante unos minutos hasta que PSOE y Sumar hicieron valer su mayor¨ªa en la Mesa de la Comisi¨®n y acordaron seguir adelante.
La oposici¨®n protest¨®, por supuesto. Y levant¨® la voz para repetir las recriminaciones habituales, sobre todo en el caso del siempre en¨¦rgico Javier Ortega Smith, de Vox, que volvi¨® a esbozar su teor¨ªa de que esta ley equivale a un golpe de Estado. Pero la sesi¨®n, para lo habitual en el Congreso, tampoco result¨® especialmente tensa. Lo que s¨ª se hizo muy patente fue c¨®mo los independentistas catalanes no pierden ocasi¨®n de practicar el juego subterr¨¢neo entre ellos.
El portavoz de Junts, Josep Maria Cervera, sac¨® pecho por haber forzado a esta ¨²ltima modificaci¨®n sobre los delitos de terrorismo. Su formaci¨®n hab¨ªa intentado en su momento situarlos bajo el paraguas de la amnist¨ªa para blindar a su l¨ªder huido, Carles Puigdemont, ante las nuevas imputaciones contra ¨¦l en ese sentido. Cervera ech¨® en cara ¡°la ret¨®rica y la literatura a la contra¡± que se desat¨® contra Junts cuando el pasado 30 de enero hizo descarrilar la ley. Sobre el destinatario de sus reproches quedaron pocas dudas: ¡°Muchos no quisieron entenderlo ni aqu¨ª ni en Catalu?a¡±. Y remach¨®: ¡°Hemos asumido solos durante semanas el coste de nuestro no¡±.
Inmediatamente, lleg¨® el turno de Pilar Vallugera, de ERC, quien, con m¨¢s sutileza, tambi¨¦n fue sembrando de reproches su intervenci¨®n. Comenz¨® lamentando que el texto se apruebe ¡°con mes y medio de retraso¡±, record¨® que para su grupo ya era plenamente aceptable a finales de enero, proclam¨® que a ERC ¡°nadie tiene que darle lecciones¡± y culmin¨®: ¡°Nos pod¨ªamos haber ahorrado algunos juicios y algunas condenas en este tiempo¡±. Con un pellizco final: ¡°Esto no va de una persona¡±.
El borrador de informe de la Comisi¨®n de Venecia, conocido la pasada semana despu¨¦s de que el PP solicitase su dictamen, dio munici¨®n variada a unos y otros. Del lado del Gobierno y sus aliados, los oradores destacaron que ese organismo asesor del Consejo de Europa ha legitimado la amnist¨ªa como instrumento para la reconciliaci¨®n y ha desmontado el argumento de que ataca la divisi¨®n de poderes. El m¨¢s mordaz fue Jon I?arritu, de EH Bildu, quien recomend¨® los populares: ¡°Les ha fallado la estrategia, cambien de argumentario, les han pillado con el carrito del helado¡±.
Gamarra, en cambio, se qued¨® con las cr¨ªticas del organismo europeo a la urgencia con que se ha tramitado la ley y a la divisi¨®n pol¨ªtica y social que ha suscitado. Pero, sin abandonar la descalificaci¨®n total del proyecto, efectivamente modul¨® el discurso. Dos de los argumentos que manejaba el PP con insistencia ¡ªque la amnist¨ªa acaba con la divisi¨®n de poderes y con la democracia misma¡ª quedaron arrumbados. Los populares acaban de renovar su siempre estrepitoso arsenal contra el Gobierno con el caso Koldo y la corrupci¨®n en las compras de mascarillas al comienzo de la pandemia. Entregada a esa nueva l¨ªnea de ataque, Gamarra meti¨® a Koldo en medio de su discurso, en el que la palabra m¨¢s repetida fue corrupci¨®n, equiparada plenamente a la amnist¨ªa: ¡°Una ley corrupta¡±, producto de una ¡°transacci¨®n corrupta¡± y de un ¡°poder indisolublemente unido a la corrupci¨®n¡±, desgran¨® la secretaria general del PP entre los murmullos de desaprobaci¨®n de los socialistas.
Como en otras ocasiones, abundaron los ataques a algunos jueces, acusados de actuar contra el poder legislativo, aunque esta vez no se escucharon nombres concretos. Nadie super¨® en contundencia a Gerardo Pisarello, de Sumar, quien denunci¨® que existen ¡°grupos de jueces que han comprometido su independencia y su imparcialidad por una obsesi¨®n vengativa¡±. Pisarello englob¨® esas maniobras y la actitud de la derecha en una ¡°estrategia golpista para hacer descarrilar un Gobierno leg¨ªtimo¡±. Se levantaron entonces rumores de protesta en los asientos populares, r¨¢pidamente acallados desde la bancada del PSOE, que con su gesto ofreci¨® un t¨¢cito respaldo a las denuncias de su socio de Gobierno.
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