Zapatero: ¡°ETA nos amenaz¨® con varias bombas si yo no le cog¨ªa el tel¨¦fono a Thierry. Decidimos no hacerlo¡±
El expresidente relata en el libro ¡®Cr¨®nica de la Espa?a que dialoga¡¯ c¨®mo el rey Juan Carlos intent¨® convencer a Rajoy de que apoyara su di¨¢logo con los terroristas
A sus 63 a?os, y casi 13 despu¨¦s de haber salido de La Moncloa, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero es el expresidente con mayor tir¨®n electoral para su propio partido. Acaba de publicar Cr¨®nica de la Espa?a que dialoga (Navona), un libro de conversaciones con el exdirector de La Vanguardia M¨¤rius Carol. En ¨¦l, relata momentos muy tensos de su Gobierno, como la noche en que Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, en plena negociaci¨®n con ETA, lo llam¨® para decirle que el jefe de la banda, Francisco Javier L¨®pez Pe?a, alias Thierry, amenazaba con hablar con el presidente o hacer explotar varias bombas la ma?ana siguiente en distintos puntos del pa¨ªs. Zapatero y Rubalcaba decidieron rechazar el chantaje y aguantar, pensando que era un farol. Acertaron, pero sufrieron hasta comprobarlo.
Pregunta. Todo el libro va sobre el di¨¢logo. Pero, ?por qu¨¦ a los electores les gusta tan poco? Los que pactan pierden elecciones.
Respuesta. Es di¨¢logo es el valor esencial de la pol¨ªtica. Con la elecci¨®n de Trump, la polarizaci¨®n se ha extendido a todo el mundo. Hoy tenemos un momento en el que el di¨¢logo y la soluci¨®n pac¨ªfica a los conflictos han pasado a un plano menor. Y es muy preocupante. Para m¨ª, el di¨¢logo es, ante todo, un fin en s¨ª mismo.
P. ?Se puede dialogar en Catalu?a sobre un refer¨¦ndum pactado basado en el art¨ªculo 92 de la Constituci¨®n?
R. En nuestro sistema constitucional, es evidente que la soberan¨ªa no es cuestionable. Pero, adem¨¢s, un refer¨¦ndum divisorio no soluciona ning¨²n problema. Porque quien pierde hoy puede querer la revancha ma?ana y tenemos el conflicto abierto. Hoy, creo que es factible y posible un reconocimiento de la singularidad de Catalu?a, de la potencialidad del autogobierno, de la historia. Y hablar de financiaci¨®n.
P. ?Se est¨¢ hablando de eso en Suiza?
R. Todav¨ªa es muy prematuro. En esta primera fase, el entendimiento se ha centrado en la amnist¨ªa como una condici¨®n, en mi opini¨®n, imprescindible, porque es muy dif¨ªcil hacer un di¨¢logo pol¨ªtico si hay pendientes procesos penales, sentencias, c¨¢rceles. El derecho penal no resuelve un conflicto pol¨ªtico.
P. ?Est¨¢ usted en el di¨¢logo en Suiza?
R. No, no. Mi ayuda es siempre a petici¨®n de mi partido, del Gobierno, y es discreta. Y va a seguir siendo discreta y reservada porque es la ¨²nica ¨²til.
P. ?Las elecciones catalanas pueden tumbar la legislatura?
R. Mi opini¨®n es que la legislatura pervivir¨¢ m¨¢s all¨¢ del resultado de esas elecciones.
P. Usted pens¨® en 2006 que con el Estatut se resolv¨ªa el problema. Y luego lleg¨® 2017. S¨¢nchez ahora cree que la amnist¨ªa lo arreglar¨¢. ?Y si se vuelve a complicar?
R. Este es un conflicto que data de m¨¢s de dos siglos. Cuando aprobamos el Estatut, pens¨¦ que eso dar¨ªa estabilidad para Catalu?a, al menos durante dos generaciones. Podr¨ªa haber sido as¨ª si no hubiera sido por la sentencia del Tribunal Constitucional.
P. Cuenta en el libro que, en plena negociaci¨®n con ETA, el jefe de la banda, Thierry, lleg¨® a amenazar con matar a miles de personas en varios atentados si usted no le cog¨ªa el tel¨¦fono. ?C¨®mo fue esa noche?
R. Fue una noche dif¨ªcil. Me llam¨® Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, ministro de Interior, dici¨¦ndome que estaban en una negociaci¨®n y que se bloqueaba. Que Thierry exig¨ªa hablar conmigo y que, si no, ten¨ªan puestas varias bombas en Espa?a y que a primera hora de la ma?ana explotar¨ªan. Y con Rubalcaba, en la ¨²ltima conversaci¨®n que tuvimos, en torno a las tres de la ma?ana, decidimos que no, que no me iba a poner al tel¨¦fono con Thierry.
P. Arriesg¨¢ndose a que atentara.
R. Mi p¨¢lpito y el de Alfredo P¨¦rez Rubalcaba era que no era posible eso. Pero obviamente se corri¨® un cierto riesgo.
P. Dice que acabar¨¢n reconociendo a S¨¢nchez lo que est¨¢ haciendo Catalu?a, como le pas¨® a usted con ETA. ?Le pidi¨® perd¨®n Rajoy por aquella frase de ¡°usted traiciona a los muertos¡±? En el libro se intuye que s¨ª.
R. Perd¨®n, no, pero de alguna conversaci¨®n que he tenido aislada, pues es evidente que Rajoy en aquella frase se equivoc¨®. Por supuesto que a Pedro S¨¢nchez se le reconocer¨¢ el esfuerzo que est¨¢ haciendo con Catalu?a; no tengo ninguna duda.
P. Cuando est¨¦ fuera de La Moncloa.
R. Pues es normal. Las tareas pol¨ªticas necesitan su tiempo. Cuando est¨¢s m¨¢s lejos del poder, la gente te escucha de otra manera.
P. Usted no sali¨® de La Moncloa precisamente entre aplausos.
R. Eso ya es una costumbre, ?no? Pero yo veo con satisfacci¨®n que los mismos que dicen que ETA sigue ah¨ª, que gan¨®, ya no tienen que ir con escoltas. Ya nadie teme que vaya a haber una bomba, ya nadie es extorsionado. Me siento muy satisfecho de eso.
P. ?El final ser¨ªa ver al PSE gobernar con Bildu? ?Cree que debe ser tratado como un partido m¨¢s?
R. Si a Bildu se lo considera de alguna manera heredero de aquello que apoyaba la violencia, aunque es una exageraci¨®n, pues ha recibido la promesa democr¨¢tica: cuando dejen la violencia, se puede hacer pol¨ªtica en las instituciones. Eso no supone, obviamente, que puedas compartir su proyecto pol¨ªtico y que des lugar a que forme parte de un Gobierno. Pero el futuro dir¨¢. Yo creo que el PSE tiene muy claras sus preferencias en este momento. Pero la democracia puede sentirse satisfecha consigo misma. Uno, por haber derrotado a la violencia pol¨ªtica despu¨¦s de dos siglos de historia de Espa?a de dictadura, guerra civil, golpes de Estado, insurrecciones¡ de matar por pol¨ªtica. Y tambi¨¦n por haber permitido la participaci¨®n de los que han cuestionado nuestra democracia.
P. Cuenta en el libro que el Rey intent¨® convencer a Rajoy de que bajara el tono y apoyara el di¨¢logo con ETA. Incluso organiz¨® una reuni¨®n a tres. ?C¨®mo fue?
R. S¨ª, es verdad. Debo decir que el Rey, hoy em¨¦rito, siempre apoy¨® los esfuerzos por el fin de ETA a trav¨¦s del di¨¢logo. Es as¨ª. En un momento dado, en una conversaci¨®n con el Rey sobre la tensi¨®n con Rajoy, surgi¨® la idea de reunirnos los tres. El di¨¢logo fue bien. Debo decir que en privado, en el tema de ETA, Rajoy siempre fue m¨¢s abierto, m¨¢s comprensivo que con el Estatut de Catalu?a. Lo que cuenta es el final. Rajoy, el 20 de octubre de 2011, dijo dos cosas: este es el final y no ha habido precio pol¨ªtico. Pues ya est¨¢.
P. Pero le hicieron ocho manifestaciones.
R. El PP cogi¨® conmigo la costumbre y tiene un training enorme [se r¨ªe]. Yo le digo a Pedro S¨¢nchez ¡°oye, no te quejes tanto que a m¨ª me hicieron m¨¢s¡±. Y no pasa nada. Nos re¨ªmos de eso. Que la derecha le haya cogido el gusto a manifestarse, a m¨ª me parece muy bien.
P. Dice en el libro que Estados Unidos es un pa¨ªs roto. ?Espa?a tambi¨¦n?
R. No, porque aqu¨ª no se ha cuestionado el resultado electoral. Es verdad que aqu¨ª hay s¨ªntomas preocupantes, discursos que navegan en la ilegitimidad del Gobierno. Pero mantener el respeto al resultado electoral es esencial. Y, luego, pertenecer a la UE es un gran factor de estabilidad.
P. ?La izquierda necesita la autoestima que le da Zapatero?
R. Este Gobierno est¨¢ haciendo recuperar la autoestima econ¨®mica y social, primero en nuestro pa¨ªs y segundo en los gobiernos progresistas. Nunca trabaj¨® tanta gente en Espa?a, nunca ha habido tanto empleo para las mujeres, tan baja temporalidad, nunca se ha subido tanto el salario m¨ªnimo, nunca ha habido tanta inversi¨®n en dependencia, en sanidad, nunca ha habido tanta cohesi¨®n social. Parece mentira que los presidentes anteriores no lo reconozcamos todos al un¨ªsono. Por primera vez en la historia, nuestra econom¨ªa crece con m¨²sculo, exportando, de la mano de la digitalizaci¨®n de la sociedad, de la econom¨ªa y de la transici¨®n energ¨¦tica. ?C¨®mo no vamos a tener autoestima?
P. Cuenta en el libro que, el d¨ªa siguiente de las elecciones, S¨¢nchez lo cit¨® en La Moncloa, le dio un abrazo y le dijo: ¡°Nunca te agradecer¨¦ bastante lo que has hecho¡±. ?Gir¨® usted las elecciones?
R. No, yo contribu¨ª de una manera espont¨¢nea. Cuando Feij¨®o le dijo en el Senado a S¨¢nchez ¡°usted trata mejor a los verdugos que a las v¨ªctimas¡±, me dije ¡°esto no puede quedar as¨ª en la historia¡±. Por dignidad, por amor propio. Y ah¨ª descubrimos la fuerza de un expresidente apoyando convencido a un presidente de tu partido.
P. Dice que S¨¢nchez es de acero inoxidable.
R. S¨ª, completamente. Yo me considero una persona muy fuerte, aguanto el combate. Pero creo que S¨¢nchez es todav¨ªa m¨¢s fuerte y eso tiene una extraordinaria importancia. Porque el estado an¨ªmico de mucha gente depende del estado an¨ªmico del l¨ªder. Esto exige determinaci¨®n, entrenamiento. Levantarse por las ma?anas y, cuando arrecia fuerte, decir ¡°tengo que salir aqu¨ª¡±. Y eso, en un contexto de polarizaci¨®n y de muy fuerte arremetida de la derecha, es algo que vale oro.
P. ?Por qu¨¦ cree que la generaci¨®n de Felipe Gonz¨¢lez rechaza tanto a S¨¢nchez?
R. No lo s¨¦. Lo he pensado mucho. Yo siempre tiendo a entender a los dem¨¢s. Es verdad que fueron una generaci¨®n muy excepcional que hicieron la Transici¨®n, que es una obra extraordinaria, y la modernizaci¨®n de Espa?a y nuestra consolidaci¨®n democr¨¢tica. Y quiz¨¢ eso lleve a pensar que ya ah¨ª se acab¨® el tiempo y la historia y que nada pod¨ªa venir despu¨¦s. Tiendo a pensar que puede ser eso. Ellos fueron muy buenos y quiz¨¢ desde ah¨ª juzgan. Pero me parece que es al rev¨¦s. Nosotros, precisamente porque la lealtad es el gran valor del partido, no vamos a dejar de reconocer la tarea hecha por la generaci¨®n de Felipe Gonz¨¢lez, m¨¢s all¨¢ de lo que opine ahora. Eso es lo que a m¨ª me ense?aron los veteranos del PSOE. A reconocer a los compa?eros.
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