Cinco derivadas del ¡®Illa, president¡¯
Cambian las mayor¨ªas en Catalu?a, se deshace el mito Puigdemont, se hacen imprescindibles las explicaciones sobre el acuerdo ERC-PSC, habr¨¢ que ver las consecuencias sobre el modelo territorial y queda por ver qu¨¦ Illa veremos en el Palau de la Generalitat
1. Cambio de mayor¨ªas.
La performance de Puigdemont en Barcelona fue impactante, pero sus consecuencias pol¨ªticas tienden a cero. El PSC vuelve al Pati dels Tarongers 14 a?os despu¨¦s; Puigdemont no consigui¨® cambiar el voto de Esquerra y los socialistas catalanes tienen hoy m¨¢s poder que con Maragall, aunque con mayor¨ªas filiformes y precarias. La vertiente institucional del proc¨¦s est¨¢ finiquitada. Una vez alcanzado el poder, a Illa le queda lo m¨¢s dif¨ªcil: gobernar con un equilibrio inestable (con ERC y los comunes) sin romper otro equilibrio inestable en Madrid. Pero el cambio de mayor¨ªas se consuma; viene una legislatura de catalanismo de izquierdas, y queda atr¨¢s la unilateralidad independentista de los ¨²ltimos tiempos. El eje ideol¨®gico sustituye al eje nacionalista.
2. ¡°Hacer historia¡±
Puigdemont, seg¨²n los suyos, vuelve a hacer historia; el populismo consiste sobre todo en no limitarse a hacer pol¨ªtica y pretender hacer historia. El expresidente huido, otra vez fugado, de nuevo pr¨®fugo, deja en evidencia a los Mossos. Fractura a¨²n m¨¢s al independentismo. Abre una etapa vac¨ªa de poder y repleta de inc¨®gnitas en Junts, con un alma que quiere reverdecer el pujolismo ¡ªesperemos que sin la corrupci¨®n rampante de aquella ¨¦poca¡ª aunque lo viejo no termine de morir, ni lo nuevo de nacer. ?Agranda su leyenda? Solo para sus fans: causa una fatiga bien visible en el resto. El aura mesi¨¢nica de Puigdemont queda muy tocada con esa incursi¨®n esperp¨¦ntica, con ese discurso a la carrera y el estilo estridente propio de una forma de hacer pol¨ªtica que qued¨® atr¨¢s con los resultados de las pasadas elecciones catalanas. ¡°Reconozcamos que Catalu?a tiene una virtud imponderable: la de convertir a sus revolucionarios en puros s¨ªmbolos, ya que no puede hacer de ellos perfectos estadistas¡±, escribi¨® Chaves Nogales en los a?os treinta. Y no, Catalu?a no ha sido capaz de hacer de Puigdemont un estadista, pero tampoco un s¨ªmbolo, si descontamos a sus fervientes admiradores, que por lo visto en los alrededores de la Ciutadella son cada vez menos numerosos. ¡°Si no bailo, me muero¡±, dec¨ªa la gran Carmen Amaya. Es curioso porque a Puigdemont parece pasarle poco m¨¢s o menos lo mismo.
3. Explicaciones
A Illa le toca apaciguar Catalu?a y ponerse a gobernar tras unos a?os de empacho ideol¨®gico independentista. A Pedro S¨¢nchez, dar explicaciones y evitar que Catalu?a deshaga la inestable mayor¨ªa en el Congreso: por lo pronto, para aprobar los Presupuestos necesita a Junts. A los indultos les sigui¨® la amnist¨ªa, y a la amnist¨ªa la financiaci¨®n singular: esos tres hitos se han activado sin explicaciones por parte de los socialistas, tras cambios de posici¨®n tambi¨¦n inexplicados que han dejado heridas entre las baron¨ªas. El PSOE las retras¨® hasta el pacto con ERC, y despu¨¦s hasta la investidura de Illa: es hora de darlas. Lo esencial de las pol¨ªticas es que sean efectivas, pero si de veras ha llegado para quedarse la normalizaci¨®n en Catalu?a, toca tambi¨¦n evitar que la pol¨ªtica espa?ola se embarre a¨²n m¨¢s. En los discursos de S¨¢nchez e Illa se han cruzado ¨²ltimamente dos t¨¦rminos espesos: ¡°plurinacionalidad¡± y ¡°federalismo¡±; la derecha, e incluso parte de la izquierda, traduce ese pacto ERC-PSC por ¡°confederalismo¡±. Pero son palabras de charol, cascarones vac¨ªos sin las debidas explicaciones por parte del PSOE.
4. Modelo territorial
El modelo territorial es el gran acertijo de la pol¨ªtica espa?ola: la Transici¨®n consigui¨® resolverlo durante unas d¨¦cadas, pero llega el momento de buscar una nueva f¨®rmula de conllevancia, esa forma tan espa?ola de la patada hacia adelante, que parece lo m¨¢ximo a lo que se puede aspirar en un asunto tan espinoso. En virtud del pacto con ERC para investir a Illa tenemos una ¡°financiaci¨®n singular¡± para Catalu?a que tan solo ha sido esbozada. Con solo asomar la cabeza, ese asunto ha provocado una indignaci¨®n generalizada con los privilegios fiscales que podr¨ªa tener Catalu?a (a pesar del ruido, una de las comunidades que m¨¢s aporta a la solidaridad interterritorial a d¨ªa de hoy al ser una de las m¨¢s ricas). ?Ha timado el PSC a ERC y no habr¨¢ salida del r¨¦gimen com¨²n porque no hay mayor¨ªa para una reforma del modelo de financiaci¨®n? ?Puede provocar ese pacto un terremoto a la izquierda del PSOE, y con ello provocar una fuerte erosi¨®n del Gobierno de coalici¨®n? ?Hay en marcha una nueva movilizaci¨®n de la derecha en torno a un nuevo agravio nacional que impedir¨ªa pactos transversales en la financiaci¨®n, que es casi como decir en el modelo territorial? De momento no hay respuesta clara a esas preguntas, por muchas esdr¨²julas finiseculares que aparezcan en algunos titulares prematuros.
5. Coda: qu¨¦ Illa veremos.
¡°Illa se define como un catalanista no independentista, y ha sido mucho m¨¢s claro que otros socialistas catalanes durante todo el proc¨¦s; la cuesti¨®n es si ser¨¢ capaz de convertir esas se?as de identidad en un discurso pol¨ªtico compacto dentro de un partido con tantas dobleces¡±, dec¨ªa Javier Cercas en enero de 2021, cuando Illa dej¨® el Ministerio de Sanidad para liderar el PSC. ?Qu¨¦ Illa vamos a ver en Palau? ?Y qu¨¦ S¨¢nchez en La Moncloa? De las respuestas a esas preguntas depende, en parte, la forma de moldear el federalismo y la plurinacionalidad del p¨¢rrafo anterior. Bastar¨ªa ¡ªes un decir¡ª con delimitar claramente las competencias de los distintos niveles de Estado. Y con armarse con un pu?ado de reglas bien definidas, y con un sistema engrasado de resoluci¨®n de conflictos. Habr¨ªa que reformar el Senado. Y ya, de paso, intentar pasar de pa¨ªs radial a pa¨ªs en red. Ser¨ªa esencial conseguir eso tan europeo de la ¡°lealtad institucional¡±, que se declina tan mal en Espa?a. Como guinda, no estar¨ªa mal dejar de poner a Catalu?a en la diana, aunque a menudo sea la propia Catalu?a quien se coloca la manzana en la cabeza. ¡°El separatismo¡±, conclu¨ªa Chaves Nogales hace 80 a?os, ¡°es una rara sustancia que se utiliza en los laboratorios pol¨ªticos de Madrid como reactivo del patriotismo, y en los de Catalu?a como aglutinante de las clases conservadoras¡±. Eso es disparar dos flechas a esa manzana en una sola frase y dar las dos veces en el mism¨ªsimo blanco.
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