La inmigraci¨®n rebrota como la nueva gran batalla contra el Gobierno
Los ¨¦xitos de los ultras, en sus versiones espa?olista o independentista, azuzan el debate y arrastran a las derechas tradicionales
La inmigraci¨®n ocupaba en junio el noveno puesto en las preocupaciones de los espa?oles. La citaba el 11,2% de los encuestados para el bar¨®metro del CIS. El asunto descend¨ªa hasta la 17? posici¨®n si se les preguntaba por las cuestiones que m¨¢s les afectan personalmente. Solo un mes m¨¢s tarde, en el siguiente estudio peri¨®dico del instituto p¨²blico, la inmigraci¨®n escalaba de repente hasta el cuarto puesto en la clasificaci¨®n de los grandes problemas del pa¨ªs, se?alado por el 16,9%, un ascenso de casi seis puntos.
?Qu¨¦ hab¨ªa pasado en tan escaso margen? La inmigraci¨®n hab¨ªa sobresalido como uno de los debates principales de la campa?a a las elecciones europeas en todo el continente, propulsado por la oleada ultra. Aun sin tanta intensidad, las chispas alcanzaron a Espa?a, con un matiz muy relevante y novedoso: el PP, por boca de su l¨ªder, Alberto N¨²?ez Feij¨®o, se sumerg¨ªa en el marco argumental de la extrema derecha, ese en el que la inmigraci¨®n siempre va asociada a la delincuencia.
En esos comicios del 9-J surgi¨® adem¨¢s una nueva criatura del pantano ultra espa?ol. Con un desacomplejado discurso antiinmigraci¨®n, el agitador de las redes sociales Alvise P¨¦rez lograba colarse en el Parlamento europeo tras lograr 800.000 votos. Al igual que un mes antes la mezcla de independentismo y xenofobia hab¨ªa situado en el Parlament de Catalu?a a otro esp¨¦cimen de nuevo cu?o, Alian?a Catalana. El odio al extranjero multiplicaba sus altavoces y sus escenarios institucionales.
En esa campa?a europea, Vox emul¨® al resto de su fraternidad continental y situ¨® la inmigraci¨®n en el primer¨ªsimo plano del discurso. Los mensajes contra los ¡°estercoleros multiculturales¡±, la amplificaci¨®n de cualquier delito cometido por un extranjero o la defensa de una idea esencialista de la espa?olidad, seg¨²n la cual no basta tener el DNI para ser espa?ol, han estado desde siempre en el n¨²cleo central de Vox. Pero a menudo quedaban en un segundo plano tras las estridencias del combate contra el nacionalismo perif¨¦rico y el feminismo. Ahora la inmigraci¨®n se ha erigido en la primera bandera del partido de Santiago Abascal, incluso en la reciente campa?a catalana. Y el reparto de menores migrantes fue la excusa aducida para romper los acuerdos auton¨®micos con el PP.
En los ¨²ltimos cinco a?os, ha habido dos cuestiones susceptibles de quebrar en el Congreso el bloque de la derecha. Cada vez que se hablaba de violencia contra las mujeres o de inmigraci¨®n, se abr¨ªa una brecha entre Vox y los dem¨¢s. En estos ¨²ltimos se inclu¨ªa el PP, por mucho que tratase de evitar el choque dial¨¦ctico frontal con la extrema derecha. Se volvi¨® a ver el pasado 4 de abril, cuando la formaci¨®n de Santiago Abascal fue la ¨²nica en votar contra la admisi¨®n a tr¨¢mite de una iniciativa legislativa popular promovida por organizaciones sociales ¡ªC¨¢ritas entre ellas¡ª para regularizar a los cientos de miles de inmigrantes que viven en Espa?a sin haber podido legalizar todav¨ªa su situaci¨®n.
Tres meses m¨¢s tarde, en el ¨²ltimo pleno del Congreso antes de las vacaciones, ese t¨¢cito consenso se rompi¨®. Sobre la mesa estaba una propuesta de reforma de la ley de extranjer¨ªa para obligar a las comunidades aut¨®nomas a acoger a menores inmigrantes cuando una de ellas est¨¦ sobresaturada, como le ocurre ahora a Canarias. La presentaba el Gobierno, pero ni siquiera hab¨ªa sido una iniciativa suya, sino del presidente del archipi¨¦lago, Fernando Clavijo, de Coalici¨®n Canaria, en cuyo Ejecutivo est¨¢ integrado el PP. Esta vez se acab¨® la soledad de Vox. A su rechazo se unieron PP y Junts, las dos fuerzas de las derechas cl¨¢sicas, espa?ola y catalana, cada una de ellas bajo presi¨®n de sus propios competidores ultras. Y el proyecto embarranc¨®.
A esa votaci¨®n le hab¨ªan precedido dos campa?as electorales, la catalana y la europea, en las que Feij¨®o asumi¨® el discurso de la extrema derecha. Primero, y de manera tan expresa como no hab¨ªa hecho hasta entonces, en la antesala de las urnas al Parlament. El l¨ªder del PP lanz¨® proclamas que hab¨ªa evitado hasta ese momento, y que relacionan de manera directa y sin ambages la inmigraci¨®n ilegal con supuestos problemas de seguridad y de ocupaci¨®n. ¡°Pido el voto a los que no admiten que la inmigraci¨®n ilegal se deje en nuestras casas, ocupando nuestros domicilios y nosotros no pudiendo entrar en nuestras propiedades¡±, clam¨® en Cornell¨¢ de Llobregat (Barcelona). M¨¢s tarde, en la carrera a los comicios europeos, Feij¨®o volvi¨® a utilizar en un mitin en Tenerife la inmigraci¨®n para diferenciarse respecto a Vox y desde posiciones ultras. Propuso que ¡°las personas que quieran formar parte de la Uni¨®n Europea han de adquirir un compromiso de adhesi¨®n y respeto a los valores fundacionales de Europa¡±.
No hace falta profundizar en los programas de los partidos a las ¨²ltimas elecciones generales para tomar conciencia de que el PP ha enfocado la inmigraci¨®n de una manera bien diferente a la izquierda. Basta con fijarse en los ep¨ªgrafes bajo los que se coloca el asunto. El PSOE lo sit¨²a en el bloque Espa?a de las libertades y la convivencia; Sumar, en el de Una sociedad del bienestar justa, saludable y verde, y el PP, en el titulado Devolver la seguridad y la tranquilidad a los ciudadanos. Los populares detallan escasas propuestas al respecto, todas dirigidas a frenar las llegadas de irregulares. Pero sin establecer una vinculaci¨®n directa entre inmigraci¨®n y delincuencia como har¨ªa Feij¨®o en la campa?a catalana y reiterar¨ªa el 22 de julio, tras la ruptura de los pactos con Vox, cuando, hablando de las llegadas de personas extranjeras, advirti¨®: ¡°Los espa?oles tienen derecho a salir tranquilamente a la calle¡±. Tampoco figura en el programa la ocurrencia del portavoz parlamentario, Miguel Tellado, de enviar la Armada a aguas de los pa¨ªses africanos para impedir la salida de cayucos. M¨¢s bien es una idea de Vox, que en sus propuestas de las ¨²ltimas generales inclu¨ªa el ¡°bloqueo naval¡± contra la inmigraci¨®n.
El mimetismo con el lenguaje de la extrema derecha se evidencia en el emple¨® el t¨¦rmino mena ¡ªmenores extranjeros no acompa?ados¡ª, que Vox ha convertido casi en sin¨®nimo de delincuente y que, al identificar a personas a trav¨¦s de unas siglas supone una forma de cosificarlas. Feij¨®o y Tellado lo han usado en las ¨²ltimas semanas y este viernes los sigui¨® Carmen F¨²nez, vicesecretaria de organizaci¨®n, en una comparecencia en la sede del partido. F¨²nez tuvo que salir al paso de una de las contradicciones internas en las que ha incurrido el PP. Su compa?ero Juan Jes¨²s Vivas, presidente de Ceuta, ha pedido auxilio al Gobierno porque dice que su capacidad de acogida de menores est¨¢ desbordada y quiere que lo alivien con traslados a la Pen¨ªnsula. La portavoz de la direcci¨®n nacional respondi¨® acusando al Ejecutivo de ¡°no tener una pol¨ªtica migratoria¡±. Los populares insisten en reclamar la declaraci¨®n de ¡°emergencia migratoria¡± y anticipan que este va a ser uno de sus ejes de oposici¨®n en las pr¨®ximas semanas.
Sin llevar el discurso tan lejos, Junts tambi¨¦n trata de explotar el asunto. Sostiene que Catalu?a est¨¢ ¡°sobresaturada¡± de inmigrantes y por eso pact¨® en enero con el PSOE el traspaso de las competencias sobre la materia, de lo que no se ha vuelto a saber m¨¢s. En el ¨²ltimo debate parlamentario, su portavoz, M¨ªriam Nogueras, se apunt¨® a los que abordan la inmigraci¨®n apelando al derecho de los ciudadanos a la ¡°tranquilidad y seguridad¡±. Ubic¨® a su formaci¨®n ajena tanto a ¡°los discursos buenistas como a los populistas¡±. No tard¨® en replicarle ¨Dc¨®mo no¨D ERC, por boca de Jordi Salvador: ¡°Prefiero ser acusado de buenista que de malista¡±.
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