La estrategia
S¨¢nchez y Montero ofrecen las primeras explicaciones sobre el nuevo modelo de financiaci¨®n 40 d¨ªas despu¨¦s del acuerdo con ERC
El t¨®pico es apestoso, como suelen ser casi todos los t¨®picos, pero adem¨¢s es falso. No, Espa?a no es diferente. Ni su historia es an¨®mala, ni su econom¨ªa es una singularidad, ni por supuesto su pol¨ªtica es extravagante, a pesar de la atm¨®sfera el¨¦ctrica ¨Do at¨®mica¨D de Madrid. Su ¨²nica rareza es el modelo territorial: un federalismo asim¨¦trico, o picassiano, que ni siquiera es capaz de llamarse a s¨ª mismo de esa manera y que genera una convulsi¨®n cada 10 o 15 a?os, generalmente por el Pa¨ªs Vasco o por Catalu?a. La ¨²ltima de esas sacudidas es el proc¨¦s, que aun difunto sigue dejando r¨¦plicas: para el entierro, los socialistas pactaron con ERC una reforma de arriba abajo del sistema de financiaci¨®n.
Los socialistas han dejado 40 d¨ªas y 40 noches a Esquerra para adue?arse del relato con la excusa de que el objetivo ¨²ltimo era hacer president a Salvador Illa. ERC aprovech¨® el tiempo. Bautiz¨® el sistema como concierto: l¨ªo. Sobreinterpret¨® muchas de las ambig¨¹edades de ese pacto a su favor: m¨¢s l¨ªo. Y ese relato, sin la m¨¢s m¨ªnima explicaci¨®n del PSOE, acab¨® desatando una tormenta entre la opini¨®n conservadora de Madrid (valga la redundancia), incluso dentro del propio PSOE. Nada nuevo bajo el sol: cada vez que un Gobierno, popular o socialista, ha reformado el sistema de financiaci¨®n, ha sido para negociar con Catalu?a. Y cada vez que eso lo ha hecho la izquierda, los trompetistas de Jeric¨® han sacado el soniquete del se rompe Espa?a. El presidente Pedro S¨¢nchez y la vicepresidenta Mar¨ªa Jes¨²s Montero, tras m¨¢s de cinco semanas de silencio, salieron este mi¨¦rcoles al alim¨®n a hacer pedagog¨ªa pol¨ªtica, a dar las primeras explicaciones. Faltan los detalles: el diablo est¨¢ en los detalles. Pero esto va de m¨¢s dinero: el diablo siempre est¨¢ en el dinero. En cu¨¢nto.
No sabemos a¨²n cu¨¢l ser¨¢ el nuevo sistema de financiaci¨®n de ese federalismo picassiano: para ello har¨¢ falta hacer n¨²meros, y estamos a¨²n lejos de poder hacerlos con ciertas garant¨ªas. Pero S¨¢nchez y Montero han abierto el mel¨®n: habr¨¢ m¨¢s dinero para todas las comunidades; sin eso el acuerdo es imposible. ¡°La descentralizaci¨®n, que forma parte del modelo federal, es compatible con garantizar la solidaridad, la equidad y la eficiencia de recursos¡±, seg¨²n el presidente; al cabo, con m¨¢s dinero todo parece un poco m¨¢s f¨¢cil. Habr¨¢ tambi¨¦n algunas condiciones: S¨¢nchez y Montero aluden veladamente a Madrid y otras comunidades del PP, que bajan impuestos y despu¨¦s piden m¨¢s recursos al Estado. La reforma del sistema esbozada en el pacto ERC-PSC est¨¢ dentro del Estatuto catal¨¢n (y no digamos ya del andaluz, record¨® Montero con toda la sorna) y de la Constituci¨®n. No es un concierto, nos dicen los n¨²meros uno y dos del Partido Socialista (aunque en muchos aspectos se le parece; esto no lo dicen) y, por lo tanto, el PSOE no se desmiente a s¨ª mismo.
Toda naci¨®n es el mundo entero a solas, dec¨ªa Pessoa: en Espa?a, ese mundo entero es de lo m¨¢s ruidoso. La calidad de una democracia depende de c¨®mo se discute, y en este pa¨ªs discutimos mal, a base de ruido. No es comprensible que hayan pasado 40 d¨ªas para tener esas explicaciones, para hacer la m¨ªnima pedagog¨ªa en un asunto capital, para amortiguar un poco todo ese enjambre ensordecedor de opiniones subidas de tono. El sistema de financiaci¨®n es complejo, poco trasparente y presenta serios problemas de equidad y eficiencia: llega el momento de empezar a negociar el siguiente con dos lustros de retraso, y tras 40 d¨ªas de silencio sepulcral. El modelo territorial tiene rasgos picassianos, y los seguir¨¢ teniendo despu¨¦s de pactar el nuevo modelo, si es que el Gobierno lo consigue, porque La Moncloa no consigue quitarse de encima la sensaci¨®n de que la estrategia es la patada hacia adelante. La estrategia, ese sintagma. Es interesante que las primeras pistas de lo que viene con el modelo de financiaci¨®n, es decir con el modelo territorial, lleguen el mismo d¨ªa que S¨¢nchez remodela la c¨²pula de La Moncloa con un experto en prospectiva, Diego Rubio. El presidente es un vicioso de la t¨¢ctica; en el Gobierno, ser¨ªa deseable un punto menos de t¨¢ctica y un punto m¨¢s de estrategia. ?Qu¨¦ es Espa?a? Esa no es la pregunta; la pregunta es c¨®mo debe ser gobernada. Y si de veras viene una legislatura larga, en la respuesta deber¨ªa pesar algo m¨¢s la estrategia ¡ªla prospectiva¡ª y algo menos la t¨¢ctica y el regate corto.
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