Falsos culpables en Espa?a: 88 inocentes condenados a prisi¨®n en 30 a?os (y subiendo)
A pesar de que durante d¨¦cadas el margen legal para revocar una sentencia firme era estrech¨ªsimo, el Tribunal Supremo ha revisado 243 condenas err¨®neas. Con el nuevo modelo de revisi¨®n, m¨¢s flexible, ser¨¢ m¨¢s frecuente admitir los errores
A diferencia de los falsos culpables de las pel¨ªculas, el marroqu¨ª Ahmed Tommouhi sigui¨® en la c¨¢rcel catalana donde cumpl¨ªa condena despu¨¦s de que el Tribunal Supremo reconociera su inocencia; el holand¨¦s Romano Liberto Van der Dussen sali¨® de la prisi¨®n de Mallorca despu¨¦s de que el alto tribunal reconociera la suya, pero solo porque ya hab¨ªa cumplido 12 a?os y ten¨ªa derecho a la libertad condicional; y otro marroqu¨ª, Abderrazak Mounib, condenado conjuntamente con Tommouhi, sigui¨® preso solo tres a?os m¨¢s despu¨¦s de su absoluci¨®n, pero no porque saliera en libertad, sino porque muri¨® en la celda de un infarto.
Los tres fueron condenados por cr¨ªmenes que no cometieron, pero los tres, despu¨¦s de que el ADN demostrara que no eran los violadores con los que las v¨ªctimas y testigos los hab¨ªan confundido, siguieron cumpliendo otras condenas id¨¦nticas en las que tampoco hab¨ªa pruebas materiales en su contra. Van der Dussen hab¨ªa sido sentenciado por tres violaciones ocurridas a escasas calles una de otra, en una misma madrugada de agosto en M¨¢laga, y cuando el ADN demostr¨® su inocencia en una de las tres, sigui¨® condenado sin pruebas materiales por las otras dos. Tommouhi, entrevistado en la c¨¢rcel barcelonesa de Can Brians en 2006, nueve a?os despu¨¦s de su absoluci¨®n por el Supremo, describi¨® con precisi¨®n matem¨¢tica la injusta figura que encarnaba: ¡°Estoy aqu¨ª dentro, con esta gente: asesinos, ladrones¡±. ¡°Cuando los guardias hacen el recuento, me cuentan a m¨ª, como a ellos¡±, dijo.
Hoy, esos tres falsos culpables siguen contando oficialmente como condenados, pero ahora tambi¨¦n forman parte de una lista mucho m¨¢s justa con su verdadera condici¨®n: el recuento de inocentes que han pasado por la c¨¢rcel en Espa?a en los ¨²ltimos treinta a?os. Por primera vez, un estudio ha rastreado las sentencias revisadas desde la entrada en vigor del actual C¨®digo Penal en 1996 y hasta 2022. Obra de un equipo liderado por Nuria S¨¢nchez, profesora de Psicolog¨ªa social y Antropolog¨ªa en la Universidad de Salamanca, y publicado por The Wrongful Conviction Law Review, el estudio Wrongfull Convictions with Prison Sentences in Spain (Condenas err¨®neas a prisi¨®n en Espa?a) ha contabilizado 88 inocentes condenados a penas de prisi¨®n, de un total de 243 condenas err¨®neas.
La cifra es relativamente peque?a si se compara con pa¨ªses como Estados Unidos, con una tasa de condenas err¨®neas nueve veces superior a la espa?ola. Pero es probable que en adelante se conozcan m¨¢s errores judiciales en Espa?a, seg¨²n los expertos. Una sentencia del Tribunal Supremo de 2023, que unific¨® la jurisprudencia de acuerdo con la reforma del proceso de revisi¨®n de 2015, ha flexibilizado los criterios para que una condena firme pueda ser revocada cuando aparezcan hechos o elementos de prueba nuevos que la cuestionen. Desde esa sentencia de junio de 2023, que absolvi¨® en un segundo caso al alba?il marroqu¨ª Ahmed Tommouhi, cuando el Supremo reconozca a un falso culpable, ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil que salga de la c¨¢rcel, como en las pel¨ªculas estadounidenses.
Indemnizaciones
Por el momento, igual de dif¨ªcil est¨¢ siendo que el Estado reconozca a Tommouhi su derecho a una indemnizaci¨®n. El Ministerio de Justicia no respondi¨® a la reclamaci¨®n que present¨® hace m¨¢s de un a?o. Ahora espera la respuesta de la Audiencia Nacional. ¡°Los hijos de mi representado se han criado hu¨¦rfanos a pesar de tener a su padre vivo¡±, afirma su abogada, Celia Carbonell, en la demanda. En 1991, Tommouhi entr¨® en prisi¨®n con 40 a?os, ¡°ese momento de la vida en el que pretend¨ªa forjar un futuro para su mujer y sus hijos y poder disfrutar de una jubilaci¨®n digna¡±.
V¨ªctima de un modelo que lo mantuvo en prisi¨®n 15 a?os, Tommouhi no pierde ¡°la esperanza¡± en la indemnizaci¨®n. Y solo alberga un sue?o desde que en 2009 termin¨® de cumplir su condena: poder reunir a toda su familia en Catalu?a. ¡°Ese ser¨ªa tambi¨¦n mi sue?o¡±, dice su nieta Firdaous, que vive en Martorell con su abuelo convaleciente de la amputaci¨®n de la pierna izquierda, a la altura de la rodilla. A sus 73 a?os, recuerda la abogada, Tommouhi ¡°subsiste gracias a la ayuda de familiares y amigos¡±.
F¨¢tima, la hija peque?a de Abderrazak Mounib, el otro marroqu¨ª condenado y absuelto junto a Tommouhi, ten¨ªa cinco a?os cuando se llevaron preso a su padre en 1991. Cuando iba a verlo a la c¨¢rcel de Tarragona, ¨¦l la esperaba con dulces comprados con ¡°el dinero del economato¡±. Le contaban que estaba all¨ª trabajando y que por eso no pod¨ªa irse con ella de vuelta a casa. Cuando el Supremo lo declar¨® falso culpable, y el caso lleg¨® a los medios, a ella le lleg¨® otra versi¨®n en el patio del colegio. ¡°Una ni?a me dijo que mi padre era un violador y que no estaba en la c¨¢rcel trabajando, que estaba preso¡±, recuerda F¨¢tima, que hoy tiene 38 a?os, por tel¨¦fono. Su padre muri¨® preso en 2000.
Al contrario que cualquier otro recurso, el proceso de revisi¨®n no tiene plazos. Puede plantearse en cualquier momento, incluso cuando, como en el caso de Mounib, haya fallecido el reo. Pero solo si han aparecido nuevos hechos o elementos de prueba que cuestionen la sentencia. La gran diferencia con el modelo que se reform¨® legalmente en 2015 es que ahora el reo ¡°ya no tiene que demostrar que es inocente, sino que no debi¨® ser condenado¡±, explica Tom¨¢s Vicente Ballesteros, profesor de Derecho Procesal de la Universidad de Castilla La Mancha (UCLM) y autor de El proceso de revisi¨®n penal (Bosch, 2013), la obra de referencia en la materia.
La reforma cambi¨® el art¨ªculo 954 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Donde antes se exig¨ªa que las novedades fueran de ¡°tal naturaleza que evidencien la inocencia del condenado¡±, con la nueva redacci¨®n basta con que se demuestre que esos elementos, ¡°de haber sido aportados¡± en el juicio, ¡°hubieran determinado la absoluci¨®n¡±. Ahora la duda razonable beneficia tambi¨¦n a los condenados en firme.
?Ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil ahora revocar una condena injusta? ¡°Efectivamente, siempre que surjan nuevas pruebas o motivos para poner en jaque la declaraci¨®n de hechos probados, se tendr¨¢ que revisar¡±, afirma Nicol¨¢s Gonz¨¢lez-Cu¨¦llar, catedr¨¢tico de Derecho Procesal de la UCLM y redactor de esa nueva f¨®rmula.
¡°Claro que habr¨¢ errores que ser¨¢n m¨¢s f¨¢ciles de anular¡±, sostiene tambi¨¦n Vicente Ballesteros. El caso de Romano Van der Dussen es ejemplar. Condenado por tres violaciones id¨¦nticas ocurridas la misma noche y en la misma ciudad, cuando apareci¨® una prueba de ADN que lo exculpaba, el Supremo solo lo absolvi¨® de una de las condenas, porque consider¨® que, seg¨²n la ley vigente en el momento de los hechos, deb¨ªa evidenciar la inocencia en cada caso por separado.
El presidente de aquel tribunal que mantuvo la condena de Van der Dussen, por considerar que la ley vigente en 2003 no permit¨ªa otra interpretaci¨®n, fue el magistrado Manuel Marchena, impulsor junto a Gonz¨¢lez-Cu¨¦llar del cambio en la letra de la ley en 2015. Un cambio que el Supremo ha tardado en aplicar unificadamente. Durante a?os, a los casos ocurridos antes de la reforma se les aplicaba la ley antigua, y a los ocurridos despu¨¦s, la reformada.
¡°Era una barbaridad¡±, en palabras de Vicente Ballesteros, que durante ocho a?os se haya estado aplicando dos criterios distintos en funci¨®n del a?o de comisi¨®n de los delitos. Algo que la sentencia de junio de 2023 unific¨®: ahora el beneficio de la duda tambi¨¦n se aplica a los condenados antes de 2015. Ya no hay que evidenciar la inocencia, basta con que surjan dudas razonables de la culpabilidad. Dicha sentencia supuso ¡°un antes y un despu¨¦s¡± en la historia del recurso de revisi¨®n, seg¨²n el an¨¢lisis de Ballesteros en la revista Jueces para la Democracia. Informaci¨®n y Debate (2023).
Justicia humana
Hist¨®ricamente, la figura del falso culpable en Espa?a ha estado no solo en los m¨¢rgenes de la ley, sino fuera de foco. Desde 2010, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) recoge en sus informes las sentencias revisadas, pero no exist¨ªa un recuento sistem¨¢tico de esa realidad que el citado estudio sobre condenas err¨®neas visibiliza para todo el periodo del llamado C¨®digo Penal de la democracia.
¡°Juzgar es una actividad humana¡±, admite el procesalista y juez en excedencia Vicente Ballesteros. Quiz¨¢ por eso, este estudio pionero ha surgido a medio camino entre el derecho y la psicolog¨ªa. El equipo liderado por Nuria S¨¢nchez, profesora de la Universidad de Salamanca, rastre¨® las condenas revisadas en la base de datos del Centro de Documentaci¨®n Judicial (Cendoj), que publica las sentencias del Supremo, el ¨²nico ¨®rgano que puede revocar una condena firme.
La mayor¨ªa de las 243 sentencias err¨®neas analizadas no conllevaba c¨¢rcel, sino multas o trabajos para la comunidad. Pero al menos 88, un 36%, s¨ª. Entre los factores que m¨¢s contribuyen a los errores judiciales se?alan la mala praxis profesional de los operadores implicados (abogados, polic¨ªas, fiscales y jueces), una incorrecta aplicaci¨®n de la ciencia forense y errores en la identificaci¨®n por parte de v¨ªctimas y testigos, seg¨²n los resultados del estudio.
¡°Mi padre me ense?¨® a no odiar a las v¨ªctimas que lo se?alaron; nos dec¨ªa que eran tan v¨ªctimas como ellos¡±, recuerda F¨¢tima Mounib, que no ha vuelto a Marruecos desde que enterraron a su padre, fallecido el 26 de abril de 2000, en la medina de Fez. ¡°Le jur¨¦: no voy a volver hasta que no se te haga justicia. Y han pasado 25 a?os¡±, dice. Tampoco ha vuelto a Marruecos el otro condenado por la cara, Tommouhi, desde que en marzo de 1991 emigr¨® a Catalu?a. Y tampoco ha vuelto a ver a su mujer y su hija mayor, que siguen en Nador. ¡°Si lo viera por la calle no lo reconocer¨ªa¡±, dec¨ªa en un documental su hija mayor, Fadma, que hoy tiene 47 a?os.
La idea de visibilizar la realidad de los falsos culpables surgi¨® de la pantalla. A rebufo del fen¨®meno global de Making a Murderer, la serie que puso en ¨®rbita la lucha de un condenado en Estados Unidos para que se reconociera su inocencia, la psic¨®loga forense y crimin¨®loga Guadalupe Blanco Velasco, coautora del estudio, pens¨® que ¡°Espa?a no iba a ser una excepci¨®n y que tambi¨¦n tendr¨ªamos errores judiciales¡±, cuenta por tel¨¦fono desde Ontario, Canad¨¢, donde actualmente est¨¢ desarrollando su tesis doctoral. Los datos han acabado d¨¢ndole la raz¨®n.
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