Los Lugares Colombinos deben rejuvenecer
Expertos apuntan la necesidad de actualizar los discursos de los lugares andaluces del Descubrimiento para acercarlos a los hechos y ¡°eliminar caspa¡±
Poco tiene que ver hoy el Monasterio de La R¨¢bida con ese espacio ruinoso con el que se encontraron los duques de Montpensier en 1854. Menos a¨²n tiene parang¨®n c¨®mo ser¨ªa cuando solo era un convento franciscano que, en 1485, sirvi¨® de hospedaje a Crist¨®bal Col¨®n, antes de su Descubrimiento de Am¨¦rica el 12 de octubre de 1492. Tras la restauraci¨®n impulsada a mediados del siglo XIX y dos grandes efem¨¦rides ¡ªel Cuarto y Quinto Centenario¡ª, aquel espacio ribere?o de Palos de la Frontera (Huelva) se ha convertido en el epicentro de los llamados Lugares Colombinos andaluces, resignificado entre ¨ªnfulas y loas. Tres d¨¦cadas despu¨¦s de la ¨²ltima gran intervenci¨®n en el lugar, la de la Expo 92, y en medio del intenso debate que en la otra orilla del Atl¨¢ntico provoca la figura de Col¨®n y el colonialismo posterior conviene preguntarse si ya es necesario actualizar los discursos que interpretan estos monumentos.
El catedr¨¢tico de Historia Moderna de la Universidad de Huelva y presidente de la Asociaci¨®n de Estudios Iberoamericanos y Colombinos R¨¢bida, David Gonz¨¢lez Cruz, tiene claro que s¨ª. La misma opini¨®n tiene Eduardo Mosquera Adell, arquitecto, catedr¨¢tico de la Universidad de Sevilla y responsable del M¨¢ster de Arquitectura y Patrimonio Hist¨®rico. Aunque cada cual aporta sus propios motivos, ambos defienden que esa ret¨®rica de gesta, personalizaci¨®n y evangelizaci¨®n que inunda los diversos elementos patrimoniales que componen los Lugares Colombinos necesitan nuevas interpretaciones m¨¢s apegadas a los hechos que sucedieron y a la nueva relaci¨®n que hoy se traza tanto en Espa?a como en Iberoam¨¦rica con ese pasado. ¡°Es necesario eliminar caspa y lo rom¨¢ntico, que la hay, y abordar las cosas de otro modo. Esto no es f¨¢cil y nunca vamos a contentar a todo el mundo¡±, reconoce de antemano Mosquera.
La elevaci¨®n como s¨ªmbolos de los Lugares Colombinos onubenses y otros espacios relacionados con la relaci¨®n americana en Sevilla o C¨¢diz surge a lo largo del siglo XIX, precisamente cuando se producen las independencias de los pa¨ªses americanos. Fue el escritor y viajero Washington Irving, durante una visita 1828 a La R¨¢bida, Palos y Moguer, el que redescubre estos lugares en su vinculaci¨®n con Am¨¦rica. Para ese entonces, la zona ya estaba bien curtida en ¡°la sangr¨ªa econ¨®mica y demogr¨¢fica¡± que comenz¨® poco despu¨¦s del Descubrimiento, como apunta Gonz¨¢lez Cruz. Tras salvarse del derribo primero y ser restaurado despu¨¦s por iniciativa de los Montpensier, el Monasterio de La R¨¢bida se convierte en uno de los tres primeros espacios patrimoniales espa?oles en ser protegidos como Monumentos hist¨®rico-art¨ªsticos (en su caso, en 1856). ¡°A partir de ah¨ª, se convierte en un compendio de criterios de restauraciones con distintos hechos conmemorativos¡±, apunta Mosquera. Las ¨²ltimas intervenciones de calado fueron a ra¨ªz de la Exposici¨®n de 1992, cuando se levant¨® el Foro Iberoamericano de La R¨¢bida, el Parque Bot¨¢nico de Celestino Mutis o el Muelle de las Carabelas.
Desde entonces, la relaci¨®n con Iberoam¨¦rica ha cambiado. Al otro lado del Atl¨¢ntico, las estatuas dedicadas a Col¨®n reciben cada vez m¨¢s ataques, s¨ªntoma del malestar que produce su asimilaci¨®n como s¨ªmbolo del colonialismo que vino despu¨¦s. Incluso el presidente Andr¨¦s L¨®pez Obrador ha llegado a manifestar en unas cr¨ªpticas declaraciones ¡ªque luego tuvo que matizar¡ª que ser¨ªa necesario ¡°pausar¡± las relaciones con Espa?a: ¡°Y que no nos vean como tierra de conquista¡±. Gonz¨¢lez Cruz se muestra contrario a este tipo de reinterpretaciones de la Historia: ¡°El Descubrimiento se ha utilizado ideol¨®gicamente por diferentes posturas pol¨ªticas para engrandecerlo o empeque?ecerlo. No solo en Espa?a, sino en otros pa¨ªses. Entrar a utilizar la historia para dividir a la poblaci¨®n de los pa¨ªses es hasta contraproducente para la realidad del presente. Si ideol¨®gicamente empezamos a dividir, podemos acabar por restar el poder de la unidad del mundo hispano¡±.
Para el historiador, ¡°se confunde el primer encuentro sencillo con lo posterior¡±. ¡°Los Lugares Colombinos representan la sencillez del encuentro, no la obtenci¨®n de beneficios, sino lo contrario, de perjuicios¡±, apunta Gonz¨¢lez Cruz, que recuerda que los palacios y edificios m¨¢s importantes de la relaci¨®n con Am¨¦rica se encuentran en Sevilla y C¨¢diz, porque ¡°pol¨ªticamente se decidi¨® que estuviesen all¨ª¡±. Frente a eso, Huelva sufri¨® las consecuencias de la emigraci¨®n masiva, el empobrecimiento econ¨®mico y, en definitiva, de una p¨¦rdida de poder que se cristaliz¨® pocas d¨¦cadas despu¨¦s del Descubrimiento. ¡°De ser un se?or¨ªo potente, pasa a ser una poblaci¨®n con penuria y crisis. La generosidad con la corona no fue premiada, se penaliz¨® a la poblaci¨®n¡±, apunta el historiador onubense.
Gonz¨¢lez Cruz cree que esos hechos hist¨®ricos est¨¢n poco presentes en la interpretaci¨®n de los Lugares Colombinos, que adolecen tambi¨¦n de un excesivo protagonismo de Col¨®n, en detrimento de otros protagonistas claves de la historia, como la mariner¨ªa local o quienes colaboraron con esos primeros viajes. ¡°Queda por hacer la labor de difundir un discurso que se ajuste a la realidad de los hechos y que estudie y divulgue como un conjunto de elementos y factores y que no es algo en exclusiva de Crist¨®bal Col¨®n¡±, a?ade el catedr¨¢tico.
El profesor Mosquera tiene claro que el momento hist¨®rico del lugar ¡°es incontestable y se ha usado de una forma l¨®gica porque es un acontecimiento que se produjo y sus resultados los puedes estimar de una manera u otra, pero tuvo un cambio en la Historia¡±. Ahora bien, tambi¨¦n advierte elementos que ¡°rechinan¡± en la actual nomenclatura. De ah¨ª que apueste por una musealizaci¨®n actualizada a la nueva realidad: ¡°Cada tiempo tiene su respuesta a la relaci¨®n con el pasado¡±. ¡°Somos muy cr¨ªticos con nuestras cosas y nos sumanos a toda sombra de duda que se pueda gestar desde otro lugar. La obligaci¨®n es poner una musealizaci¨®n al d¨ªa, mejorar los discursos y tener en cuenta otras realidades que han tenido m¨¢s de dos siglos para construir sus identidades¡±, apunta el catedr¨¢tico y experto en patrimonio hist¨®rico.
Junto al protagonismo ¡ªy sufrimiento¡ª local que Huelva tuvo en ese viaje que apunta Gonz¨¢lez, Mosquera dibuja otros hechos hist¨®ricos que merecen hacer memoria con m¨¢s hincapi¨¦: ¡°La navegaci¨®n y b¨²squeda de otras rutas o que la tierra no era algo plano¡±. Todo ello desde una perspectiva que integre a todos territorios andaluces que tuvieron relaciones iberoamericanas con una mirada com¨²n: ¡°Cada uno haciendo la guerra por su cuenta debilita el discurso¡±. Y, sobre todo, con el apoyo de la propia Universidad Internacional de Andaluc¨ªa, con una sede en la misma R¨¢bida. ¡°La mejor vacuna es propiciar al conocimiento¡±, defiende el arquitecto. Ahora solo falta que alguien recoja el guante sin tener que esperar a que llegue una nueva fecha redonda, la del Sexto Centenario.
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