20 a?os sin remedio en el Pol¨ªgono Sur de Sevilla: renta baja, fracaso escolar y demasiada marihuana
Los seis barrios m¨¢s pobres de Espa?a mejoran sus equipamientos, pero arrastran graves carencias como un 35% de absentismo en las escuelas y un crecimiento de los narcopisos
No hay progreso en el Pol¨ªgono Sur de Sevilla. Las mejoras son m¨ªnimas y hay voces cr¨ªticas que incluso dicen que va marcha atr¨¢s porque la cuesta es cada vez m¨¢s empinada para muchas familias, martilleadas por la inflaci¨®n y el desempleo. Este mi¨¦rcoles las autoridades han celebrado un acto institucional porque hace dos d¨¦cadas que el Gobierno, la Junta andaluza y el Ayuntamiento (antes PSOE ahora PP) crearon el Comisionado para el Pol¨ªgono Sur para darle un vuelco al ¨¢rea sur de la ciudad y sacarla de su atraso hist¨®rico. Los equipamientos han mejorado, pero los seis barrios permanecen como los m¨¢s pobres de Espa?a y sus 35.000 vecinos sufren indicadores insoportables como un 35% de absentismo y un 60% de fracaso escolar, negras sombras sobre su futuro.
Un tercio de los ni?os, en las calles
¡°Romper la herencia de familia es muy dif¨ªcil, y vino el covid y lo jodi¨® todo. Antes los trabajadores sociales verificaban que los padres buscaran un empleo y que los ni?os fueran al cole. Hoy son tantos los casos y tan pocos los trabajadores sociales, que no hay consecuencias y esto crea un efecto llamada, porque [los padres] ven que no pasa nada. No hay trabajo integral y la respuesta final del juzgado para esos padres que vulneran el derecho de sus hijos a la educaci¨®n es rid¨ªcula: una multa o trabajos comunitarios¡±, censura ?lvaro G¨®mez-Cobi¨¢n, coordinador del ¨¢rea escolar en la asociaci¨®n Entre amigos, asentada en la zona hace cuatro d¨¦cadas.
¡°La pandemia destruy¨® muchos aspectos consolidados. La mayor¨ªa de familias muestra preocupaci¨®n por sus hijos, pero el d¨ªa a d¨ªa es complejo, con enfrentamientos y cortes de luz, aunque nosotros somos optimistas¡±, reflexiona ?ngela Molina, directora del colegio Andaluc¨ªa, en las Tres Mil Viviendas. Mar¨ªa Jos¨¦ Parejo, directora del instituto Antonio Dom¨ªnguez Ortiz, a?ade: ¡°El absentismo empeora por la crisis y la situaci¨®n del barrio est¨¢ cada vez m¨¢s alejada de lo que exige la sociedad. La brecha digital y econ¨®mica se hace cada vez mayor y, por lo tanto, las familias, padres e hijos, tienen que salir a buscarse el sustento, pues la venta ambulante cae en picado¡±.
Desde que baj¨® la inversi¨®n de las tres Administraciones con la crisis de 2008, los fondos p¨²blicos en el Pol¨ªgono Sur no se han recuperado. El seguimiento de las familias d¨ªscolas es muy irregular y los trabajadores sociales no dan abasto con un triste resultado: los menores pagan las consecuencias y no acuden a las aulas de los ocho colegios y cuatro institutos por la desidia de sus padres y del sistema. Su derecho a la educaci¨®n se va al garete.
La peor renta del pa¨ªs
La fotograf¨ªa de estas 145 hect¨¢reas con casi 10.000 viviendas al sur de la capital andaluza es compleja, llena de claroscuros y con seis barrios muy diferenciados. Desde la zona cero del narcotr¨¢fico con chabolismo vertical, conocida como Las Vegas, hasta colegios muy bien equipados con ejemplos luminosos y el absentismo a raya, a un 10%, pero que en otros barrios ser¨ªa impensable. El problema enquistado es que los datos globales reflejan una dura realidad: sus vecinos son los m¨¢s pobres del pa¨ªs, con 5.816 euros de renta per c¨¢pita, seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica, y un 20% de su poblaci¨®n est¨¢ en riesgo severo de pobreza.
A la tremenda dificultad de revertir la pobreza estructural se le ha sumado desde hace un lustro la explosi¨®n de los narcopisos, cuyo dinero f¨¢cil e influencia se expande sobre los adolescentes; la pandemia, que hace dos a?os y medio cort¨® en seco muchos progresos de la infancia; y los cortes de luz, que con frecuencia dejan a cientos de familias sin electricidad, la ¨²ltima vez durante tres meses continuados. Los ni?os no se duchaban con agua caliente, estudiaban con velas y malviv¨ªan, una estampa del siglo XIX en la quinta ciudad espa?ola m¨¢s poblada.
El tercer comisionado desde 2003, Jaime Bret¨®n, defiende que ¡°esto ha avanzado, no est¨¢ peor¡±. ¡°Ni soy un ariete del barrio contra la Administraci¨®n, ni un escudo de la Administraci¨®n. Estoy aqu¨ª para dar un diagn¨®stico, hacer trabajo de campo y coordinar a las Administraciones y las entidades privadas del tercer sector¡±, arguye este exconcejal popular sobre su falta de presupuesto y personal propio. ¡°Soy como el Vaticano, no tengo ej¨¦rcito, solo autoridad moral y palabra¡±, a?ade antes de rechazar que su anterior militancia al PP condicione sus reclamaciones al Ayuntamiento y la Junta.
Las grietas de las ayudas p¨²blicas
Rosario Garc¨ªa, presidenta de la Plataforma Nosotros tambi¨¦n somos Sevilla, es cr¨ªtica con la implicaci¨®n de las Administraciones: ¡°Los vecinos observamos que en el tema del ladrillo siempre hay mejoras, pero en el tema humano, no. No se acaban de poner en marchas pol¨ªticas sociales que terminen con las desigualdades. El Plan Integral que nosotros pedimos hace 20 a?os ni se cumple ni se valora (¡) se repite siempre lo mismo, que no da resultado. Esto no avanza¡±. No solo ha ca¨ªdo el seguimiento a las familias absentistas, muchas escuelas taller y cursos laborales del Ayuntamiento y la Junta para adolescentes desaparecieron hace a?os.
Javier P¨¦rez, psic¨®logo cl¨ªnico de un centro sanitario p¨²blico de la zona, comparte el diagn¨®stico de que no se abordan las causas y todos son parches: ¡°Hay una excesiva tolerancia a las desviaciones y el sistema no te protege, siempre gana el que saca los pies del plato y hay una sensaci¨®n de impunidad¡±. El millar de pacientes con adicciones que trata su centro se mantiene estable desde hace tres d¨¦cadas. A las puertas del edificio y frente a un mercadillo ambulante, Concepci¨®n Fern¨¢ndez se queja: ¡°Llevo aqu¨ª 44 a?os en las Tres Mil y nunca ha estado peor. ?Me han quitado cuatro veces la bater¨ªa del coche en dos semanas! Y luego limpian, pero somos muy guarros¡±, lamenta sobre la suciedad en las calles.
Muchos de la decena de protagonistas entrevistados resaltan las grietas de las ayudas p¨²blicas, como el ingreso m¨ªnimo vital, ayuda del Gobierno que no comporta ninguna obligaci¨®n para las familias, ni siquiera la de llevar a sus hijos al colegio, para poder percibirla.
El alza de la marihuana en los bloques
La expansi¨®n de los narcopisos es una mancha de aceite que naci¨® en la barriada Mart¨ªnez Monta?¨¦s, con 1.400 pisos propiedad de la Junta y en r¨¦gimen de alquiler, pero que cada d¨ªa se extiende por m¨¢s barrios. La polic¨ªa y Endesa insisten en que la ¨²nica soluci¨®n posible pasa por el aumento de las penas de c¨¢rcel para frenar la espiral delictiva, pero los partidos pol¨ªticos hacen o¨ªdos sordos en el Congreso. Mientras, el casero de muchos de estos pisos, la Agencia de Vivienda y Rehabilitaci¨®n de Andaluc¨ªa (AVRA) de la Junta, que hace a?os dej¨® de cobrar a sus inquilinos un m¨ªnimo alquiler y permite que se traspasan sin papeles, no ejerce presi¨®n sobre los narcotraficantes, a pesar de tener instrumentos al alcance de su mano.
Un bot¨®n de muestra: la Junta dispone de un mecanismo eficaz para desactivar los narcopisos, impulsado en otras regiones, pero sin explorar en Andaluc¨ªa, seg¨²n resaltan abogados especializados en vivienda p¨²blica. La agencia p¨²blica escribe una carta al inquilino -sin identificar- explicando que el cable que entra en su vivienda [m¨¢s grueso de lo permitido y necesario para las decenas de l¨¢mparas que nutren a las plantas de marihuana] supone un riesgo de incendio y que si no se retira, ser¨¢ la Administraci¨®n la que lo haga. De este modo se eludir¨ªa la inviolabilidad del domicilio, traba que utilizan los narcos. Pero el Gobierno auton¨®mico no mueve ficha. Mientras, las mafias contin¨²an con su negocio en pisos de propiedad p¨²blica, todos ellos identificados desde la calle por el intenso olor de las plantaciones y porque por la noche las l¨¢mparas resaltan en la oscuridad. En los ¨²ltimos a?os, han ardido ocho bloques de viviendas, aunque sin fallecidos por el momento.
En paralelo, la plataforma vecinal lleva a?os pidiendo a la Junta que demuela los bloques que llevan a?os vac¨ªos y sin tabiques, que dan una sensaci¨®n visual de estado de guerra, y el Gobierno prefiere rehabilitar unos bloques que son vandalizados por sistema. AVRA, dependiente de la Consejer¨ªa de Fomento y Vivienda, ha rechazado opinar al respecto. Tambi¨¦n la Consejer¨ªa de Inclusi¨®n Social, Juventud, Familias e Igualdad ha declinado valorar su intervenci¨®n en los seis barrios.
Una queja compartida es la huida del ¨¢rea sur de la ciudad: las familias inquietas que progresan suelen abandonar estos barrios por la dif¨ªcil convivencia vecinal, pre?ada de ruidos, fuegos, m¨²sica y una vida sin horarios de descanso. En verano es habitual ver piscinas inflables sobre la acera, junto a las camas el¨¢sticas para los ni?os, as¨ª como las hogueras por las noches. ¡°Son cosas que la Polic¨ªa no permite en otros barrios y aqu¨ª se normaliza¡±, censura G¨®mez-Cobi¨¢n.
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