Enganchados al culebr¨®n de la Urbana
Encarna y Paqui siguen con pasi¨®n el embrollo de sangre y sexo que se juzga en la Audiencia de Barcelona
Encarna es amiga de Paqui, y Paqui conoc¨ªa a Rosa Peral. La una anim¨® a la otra y al final se presentaron como p¨²blico en el juicio del crimen de la Guardia Urbana. Las dos mujeres est¨¢n enganchadas desde hace cuatro semanas a un embrollo de sangre y sexo: el asesinato de Pedro Rodr¨ªguez, en mayo de 2017, a manos supuestamente de su pareja, Rosa Peral, compinchada con Albert L¨®pez, su amante. Los tres eran guardia urbanos. El culebr¨®n se emite cada d¨ªa desde el 3 de febrero, a partir de las 10 de la ma?ana, en la Audiencia Provincial de Barcelona.
Este jueves, Encarna Palenzuela, de 62 a?os, y su amiga Paqui Fern¨¢ndez, de 52, se han quedado fuera de la sala. La declaraci¨®n de Rosa Peral ha sido un ¨¦xito, y la cola para poder o¨ªrla y verla en directo ha hecho eses en la primera planta del se?orial edificio. Incluso ha habido airadas quejas de quienes se han quedado fuera, por la restricci¨®n de 20 personas impuesta por la sala debido al coronavirus. Al d¨ªa siguiente, la gente esperaba desde las ocho de la ma?ana para un juicio que empieza a las diez.
¡°Intentaremos venir antes¡±, dice Encarna, delante de los escalones de la Audiencia donde charla con otro hombre que tampoco ha podido entrar. ¡°Yo ya fui al del Palau¡±, dice ¨¦l, en referencia al saqueo de la instituci¨®n cultural catalana. El juicio les ha unido. Hasta han montado un grupo de Whatsapp con una decena de personas y han quedado para tomar caf¨¦. ¡°Mira, ese es uno del jurado¡±, dice Encarna, se?alando a un joven que sube apresurado las escaleras de la Audiencia sin quitarse el casco. El jurado popular, formado por nueve personas, no puede ser grabado por la prensa, ni tener contacto con los medios.
El grupo de amigos de Encarna se plantea, cuando acabe el juicio de la Guardia Urbana, asistir a otras vistas. ¡°Pero este deja el nivel tan alto¡.¡±, afirma la mujer, que en la actualidad est¨¢ en el paro. Ella se lo imaginaba como un juicio americano. ¡°Leo muchas cosas de derecho, s¨¦ que aqu¨ª es diferente, que proviene del derecho romano, y aunque el fiscal no se levanta, tampoco es tan distinto de los que vemos en las pel¨ªculas¡±, opina.
Mientras detalla sus teor¨ªas sobre c¨®mo y qui¨¦n mat¨® a Pedro (el m¨®vil del crimen, y si lo mat¨® Rosa o Albert o los dos juntos son las piedras angulares del caso) aparece Paqui, administrativa de profesi¨®n, que ha logrado fiesta un d¨ªa por semana para poder asistir a la vista. ¡°Nos hemos quedado fuera¡±, le informa su amiga. Paqui conoce a Rosa Peral y a sus dos cr¨ªas porque su hijo era compa?ero de ella y de Albert en la Guardia Urbana.
El m¨®vil de Paqui est¨¢ repleto de im¨¢genes de una Rosa muy sonriente junto a sus hijas. ¡°Las fotos me las enviaba ella. Nunca me hubiese imaginado algo as¨ª¡±, lamenta. Su hijo no se ha dejado caer por la Audiencia. ¡°No quiere, pero yo le voy informando de lo que pasa¡±. En la sala ha conocido a la madre de Rub¨¦n, el exmarido de Rosa Peral, al que intentaron cargarle el muerto. ¡°Me ha dado su tel¨¦fono por si quiero saber c¨®mo est¨¢n las ni?as¡±, dice, agradecida.
Igual que Encarna y Paqui, muchos de quienes asisten de p¨²blico son aficionados a la cr¨®nica negra. Los periodistas Mayka Navarro, de La Vanguardia, y Manuel Marlasca, de La Sexta, han sido reconocidos por personas que leen sus libros y les ven en televisi¨®n. ¡°Esto lo cambio por un beso¡±, dice, feliz, a Navarro un trabajador de la Audiencia de Barcelona con el aut¨®grafo en la mano que le acaba de firmar en una peque?a libreta de espiral. Es para su mujer. Tambi¨¦n ha sido identificada Tura Soler, periodista de El Punt Avui, por sus apariciones en Crims, el programa de sucesos de Carles Porta que emite TV3.
M¨¢s discreta, sentada en una esquina de la tercera fila, como si fuese una m¨¢s del p¨²blico, se sienta Margarita Fe, que tambi¨¦n ha cogido unos d¨ªas libres para escuchar en directo la declaraci¨®n de Rosa. Margarita Fe es la magistrada instructora del caso, que interrog¨® varias veces a Rosa y a Albert despu¨¦s del asesinato de Pedro. Su trabajo se juzga tambi¨¦n en esa sala.
Y en la primera fila, incondicionales, est¨¢n el padre y la madre de Rosa Peral. Su hija se parece a los dos, en una especie de mezcla perfecta. Siempre que entra o que sale de la sala, Rosa les dedica una sonrisa, les gui?a un ojo o cruza con ellos unas palabras. Encarna y Paqui tienen sus propias teor¨ªas sobre el progenitor de la acusada. ¡°El padre es otra clave, sus tel¨¦fonos dan el mismo sitio [el d¨ªa del crimen], alguien tiene que ayudarla a meter al muerto en el coche¡±, dicen. El cad¨¢ver de Pedro fue calcinado en el interior del maletero de su propio veh¨ªculo por Albert y Rosa al lado del pantano de Foix.
El fiscal F¨¦lix Mart¨ªn tambi¨¦n asiste al juicio, pero con papel protagonista. ¡°Hemos hablado con ¨¦l¡±, le alaban Encarna y Paqui. Mart¨ªn ha intentado en todo momento ser did¨¢ctico con los testigos y los acusados. ¡°Es normal que usted est¨¦ nervioso, yo tambi¨¦n lo estoy¡±, empezaba al principio sus interrogatorios. Y se ha esforzado por mostrar la ¡°psicolog¨ªa de un asesinato¡±. ¡°Hay que entender el tri¨¢ngulo Albert, Rosa y Pedro, y si ven la red de mentiras, manipulaciones y toxicidad, podr¨¢n entender lo que pas¨®¡±, les dijo al jurado el primer d¨ªa.
En unos d¨ªas, el juicio quedar¨¢ visto para sentencia. ?Qui¨¦n mat¨® a Pedro? ?Por qu¨¦ lo hicieron? ?Fue una prueba de amor? ?Una venganza? ?Un forma de acallar a un testigo inc¨®modo de otros posibles delitos? Si el coronavirus lo permite, Encarna y Paqui estar¨¢n ah¨ª para saber de primera mano el final del culebr¨®n.
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