Los vecinos de Sentmenat cosen mascarillas con material cedido por f¨¢bricas de su entorno
Barrios y pueblos crean redes de apoyo para cuidar de quien lo necesite durante la cuarentena
Del municipio de L¡¯Espluga de Francol¨ª, en la comarca de la Conca de Barber¨¤, a los barrios de Barcelona (Vallcarca, Clot, G¨°tic, Raval, Sant Andreu¡), pasando por Valls, Lleida, Sabadell o Sant Celoni. Movimientos sociales, vecinos de forma informal, o las dos cosas, han creado decenas de redes de apoyo en barrios y poblaciones para atender cualquier necesidad que surja en su entorno. Si una persona mayor necesita que alguien compre por ella. Un enfermo que requiere medicinas. Un canguro para ni?os cuyos padres trabajan. O asesoramiento laboral si a alguien le quieren echar del trabajo como consecuencia del cese de actividad por las medidas tomadas por las autoridades para frenar al coronavirus. Hay incluso escaleras de vecinos donde se han activado estas redes, en versi¨®n micro. O alcaldes de peque?as poblaciones que han movilizado a voluntarios para fabricar mascarillas con material donado.
En Sentmenat (Vall¨¨s Occidental, 9.000 habitantes), el alcalde, Marc Verneda, explica que ya desde el comienzo de la crisis se moviliz¨® ante la falta de material de protecci¨®n que detect¨® para los trabajadores municipales como la polic¨ªa local o las trabajadoras sociales: ¡°Comenzamos a pedir a las empresas del municipio que nos cedieran sus excedentes de material: gel limpiador, mascarillas¡¡±. Pero se terminaron, y el siguiente paso ¡°pensar como podr¨ªamos fabricarlo nosotros¡±. En Rub¨ª hay una empresa, RobinHat, que fabrica gorros para m¨¦dicos. ¡°El ingeniero municipal contact¨® con empresas y esta en concreto nos dijo que no pod¨ªa fabricar mascarillas, pero que nos pod¨ªan ceder material si las fabric¨¢bamos nosotros¡±. Resultado: ¡°Cuatro personas cosiendo mascarillas en el taller de costura de la Asociaci¨®n de Vecinos, y a punto de comenzar a repartir material a voluntarios que se han ofrecido para fabricarlas en casa. Comenzaremos por los que tienen m¨¢s experiencia, como sastres o patronistas¡±. ?Y sobre el destino de las mascarillas? ¡°Lo que sea m¨¢s urgente, hospitales, los pueblos cercanos, polic¨ªas locales¡. La inc¨®gnita que tenemos es c¨®mo vamos a esterilizarlas¡±, cuenta y asegura que tienen tela y gomas para fabricar 400.
En Barcelona, en un edificio de una veintena de pisos de la calle de Ast¨²ries (Gr¨¤cia), han creado un grupo de WhatsApp. ¡°Mi vecina de enfrente es mayor y vive sola. Aunque pasen d¨ªas sin vernos, siempre estoy pendiente y le escrib¨ª para preguntarle si marchaba todo bien y decirle que contara con nosotros¡±, explica Helena. Y de la conversaci¨®n sali¨® la idea de preguntar a la presidenta qu¨¦ le parec¨ªa crear el grupo. Pegaron un cartel en el ascensor y la gente apunt¨® sus n¨²meros. ¡°Nos hemos conocido con gente que solo nos cruz¨¢bamos un hola y adi¨®s, es interesante y te da la sensaci¨®n de que vives en un lugar saludable¡±, explica sobre la experiencia. Una de las iniciativas que han puesto en marcha es aprovechar cuando bajan a comprar y hacer la compra por otro.
En Barcelona, las redes de barrio las han activado los movimientos sociales, acostumbrados a arrimar el hombro para parar desahuciosEn Barcelona, las redes de barrio las han activado los movimientos sociales, acostumbrados a arrimar el hombro para parar desahucios
Desde Mald¨¤ (Urgell), 200 y pico habitantes, Sandra Fern¨¢ndez explica que fueron los vecinos m¨¢s j¨®venes del municipio los que se prestaron para ayudar a los mayores. ¡°Ya no es solo que puedan salir a comprar, sino que en el pueblo solo hay una tienda peque?a y no tiene de todo, de manera que les ofrecemos transporte¡±, contaba el pasado s¨¢bado despu¨¦s de hacer una clase de ingl¨¦s por Skype en un municipio donde la irrupci¨®n de internet ha marcado un antes y un despu¨¦s. Todav¨ªa no han tenido peticiones de ayuda, aunque llegaron a asesorarse y redactar un protocolo. Pero no se resignan y ahora lo que har¨¢n ser¨¢ llamar a los abuelos que viven solos para hacerles compa?¨ªa. En L¡¯Espluga de Francol¨ª, junto a la llamada por las redes de ¡°Ajudem-nos¡±, se puede pinchar un enlace donde cada uno apunta sus datos, edad, disponibilidad, lo que puede hacer y de qu¨¦ medios dispone.
En Barcelona, las redes de barrio las han activado los movimientos sociales, acostumbrados a arrimar el hombro para parar desahucios, defender espacios p¨²blicos o denunciar abusos de grandes corporaciones. Desde el G¨°tic, Mart¨ª Cus¨® explica que la red de apoyo ha surgido esta vez de forma espont¨¢nea e informal. Y que lo han difundido en las redes sociales, pero la principal actuaci¨®n ha sido acudir a picar a la puerta de quienes piensan que pueden necesitar ayuda. ¡°Internet est¨¢ bien como altavoz, pero la gente excluida no tiene redes, vamos a buscarles¡±, explica.
En el caso de los barrios de Ciutat Vella, adem¨¢s de necesidades cotidianas de mayores, ni?os o enfermos, Cus¨® explica otra tarea ser¨¢ ofrecer asesoramiento en materia laboral: ¡°Aqu¨ª hay mucha gente que trabaja en el sector servicios o para el turismo y se quedar¨¢ sin empleo. Estaremos atentos a que no se produzcan abusos y si es preciso los denunciaremos¡±, advierte.
¡°Cuentos confinados¡±
Distraer a los ni?os durante las semanas que nos esperan es tambi¨¦n de gran ayuda. Y es lo que se les ha ocurrido a la compa?¨ªa de cuentacuentos Vivim del cuento. Cada tarde a las cinco cuelgan un v¨ªdeo de uno de sus miembros explicando uno de los cuentos de su colecci¨®n ¡°Contes desexplicats¡±. Historias reinventadas protagonizadas por caperucitas forzudas o pinochos que dicen verdades como pu?os. Oriol Toro, explica que, como les ha ocurrido a todas las compa?¨ªas, han visto como sus bolos ca¨ªan uno tras otro: ¡°Ya que tenemos que estar en casa, como todo el mundo, pensamos en ayudar a entretener a los ni?os con versiones reducidas de nuestros cuentos¡±. La iniciativa ha triunfado y solo al anunciar que colgar¨ªan una historia diaria ganaron centenares de seguidores en twitter.
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