Open Arms, al rescate de las residencias de ancianos en Catalu?a
La organizaci¨®n presta ahora a sus voluntarios para realizar test masivos en los geri¨¢tricos
Junto a cada una de las puertas de las habitaciones de esta residencia geri¨¢trica de la comarca barcelonesa del Vall¨¨s Oriental destacan fotograf¨ªas de ancianos sonrientes. Al lado de cada instant¨¢nea, el nombre y apellido de las dos personas que comparten habitaci¨®n. ¡°No hag¨¢is caso ni de fotos, ni de nombres. Con el virus cambiamos a los que no ten¨ªan s¨ªntomas a otras habitaciones para intentar mantener a raya los contagios¡±, informa una responsable del centro. No lo consiguieron. 27 internos de este centro en las ¨²ltimas semanas han fallecido a causa del coronavirus. Este lunes media decena de voluntarios de la ONG Proactiva Open Arms han entrado en la residencia. Debajo de cent¨ªmetros de celulosa, mascarillas y varias capas de protecci¨®n se intuye el su¨¦ter rojo de aquellos que se dedican a salvar vidas en el Mediterr¨¢neo y que han dejado los barcos para intentar rescatar ahora las residencias de ancianos de Catalu?a.
Los voluntarios visitan habitaci¨®n tras habitaci¨®n, a velocidad de infarto, pinchando dedos y depositando gotas de sangre sobre placas de test r¨¢pidos del coronavirus. Utilizan las pruebas que les ha proporcionado el departamento de Salud de la Generalitat. El objetivo es recoger test de los 20.000 ancianos ingresados en las 290 residencias geri¨¢tricas en las que haya confirmado, al menos, un positivo por la pandemia. A partir de aqu¨ª, las autoridades sanitarias tomar¨¢n decisiones para poner obst¨¢culos a la sangr¨ªa de muertes en los geri¨¢tricos. La prueba recuerda -a aquellos que no tienen ni idea de medicina ni de an¨¢lisis cl¨ªnicos- a un test de embarazo. ¡°Echamos la gota de sangre aqu¨ª y si se marca solo una raya a la altura de esta C es que es negativo. Si hay dos rayas, una en la C y otra en la T, es positivo¡±, aclara una joven de la ONG con las gafas que la protegen del virus totalmente empa?adas. Mientras, la responsable del centro va marcando: ¡°Esta se?ora es Antonia [con apellido] y present¨® s¨ªntomas hace unos d¨ªas¡±. A los pocos minutos de echar la gota de sangre el test marca las dos rayas: ¡°Otro positivo¡±.
David Llad¨® es marinero y patr¨®n de barco. Hasta hace solo unas semanas se dedicaba a salvar vidas en el Mediterr¨¢neo a bordo del buque de la ONG Proactiva Open Arms. ¡°El barco tuvo una aver¨ªa y tuvieron que reparar unas piezas. Mientras no pod¨ªamos navegar me fui a mi casa en Mallorca. Estuve tres d¨ªas¡±, sonr¨ªe. La ONG ten¨ªa una nueva misi¨®n y reclam¨® sus servicios, en esta ocasi¨®n en tierra firme. El pasado 30 de marzo la organizaci¨®n nacida en Badalona puso a disposici¨®n de quien lo necesitara, 30 veh¨ªculos y 70 voluntarios preparados para rescatar a personas, ahora lejos del mar. El Hospital Germans Trias, tambi¨¦n de Badalona, junto con la Fundaci¨®n Lucha contra el Sida y las Enfermedades Infecciosas arrancaron poco antes un ensayo cl¨ªnico. Una combinaci¨®n de f¨¢rmacos con los que se pretende poner obst¨¢culos a la transmisibilidad del virus. La primera misi¨®n de Open Arms fue extender el ensayo con el que se pretende salvar vidas.
A primera hora de la ma?ana, todos los voluntarios se encuentran en una nave de la ONG en Vilassar de Dalt (Maresme). A un lado hay, apilados, utensilios destinados al socorrismo y al salvamento mar¨ªtimo. La nave la ocupa un ej¨¦rcito de voluntarios con su¨¦teres rojos y doble mascarilla cada uno de ellos. ¡°Hoy han venido nuevos y vamos a darles un peque?o cursillo de c¨®mo colocarse los equipos de protecci¨®n individual y c¨®mo recoger muestras¡±, destaca Mar Sab¨¦, una de las coordinadoras. Los j¨®venes se colocan en c¨ªrculo respetando el metro y medio de distancia y, r¨¢pida pero did¨¢cticamente, otro joven da las instrucciones. Llad¨® y su compa?ero Llu¨ªs Fuster ya saben cu¨¢l es la misi¨®n de hoy. ¡°Tenemos que llevar estos medicamentos a esta residencia y tenemos esta lista de usuarios. Los que est¨¢n en rojo es que no participan en el ensayo¡±, destaca Fuster.
¡°En estos d¨ªas hemos ido a varios geri¨¢tricos, algunos, muy t¨¦tricos. Imag¨ªnate, ¨ªbamos con una lista como esta, con todo programado y cuando lleg¨¢bamos nos tachaban cinco nombres porque se hab¨ªan muerto la noche de antes¡±, recuerda Llad¨®. Suben en un veh¨ªculo con el logotipo de la organizaci¨®n y ponen rumbo hacia la residencia del Vall¨¨s Occidental. En la puerta del geri¨¢trico, todav¨ªa en la calle, hay otros seis compa?eros de la ONG que van a realizar test masivos a todos los pacientes. Es el momento de colocarse las protecciones. Mono, gorro, doble guante, pe¨²cos, doble mascarilla, gafas, pantalla en el rostro¡ La sensaci¨®n es claustrof¨®bica. ¡°Te acostumbras pero pasas much¨ªsimo calor¡±, comentan los voluntarios. Ninguno de ellos ha conseguido averiguar cu¨¢l es el mecanismo para que no se empa?en las gafas continuamente.
Los seis voluntarios encargados de la recogida masiva de test entran a enfrentarse contra el virus. Llad¨® y Fuster se quedan a la entrada. Una responsable del centro sale a la puerta: ¡°El problema es que el medicamento del ensayo tiene hidroxicloroquina (se utiliza sobre todo contra la malaria) y puede tener efectos secundarios. Necesitamos estudiarlo m¨¢s¡±. Los dos voluntarios les informan de que el tratamiento se ha ido dando en diferentes fases, dejan las hojas informativas y los documentos de consentimiento y deciden volver al d¨ªa siguiente.
Mientras, en Barcelona 10 voluntarios de la ONG ayudan, vestidos con las mismas protecciones, al traslado de los ancianos que han contra¨ªdo la enfermedad y tienen que ser derivados a hospitales. ¡°Es necesario alguien que se encargue de que estas personas vayan con mudas, documentaci¨®n¡ a los hospitales y esa es nuestra labor porque el personal de las residencias est¨¢ desbordado¡±, informa Sab¨¦.
Los seis voluntarios que han accedido al geri¨¢trico del Vall¨¦s Oriental entran en la en¨¦sima habitaci¨®n. Una anciana est¨¢ medio dormida y ve acceder a los j¨®venes a los que solo se les ve los ojos tras una pantalla pl¨¢stica. ¡°Ay... ?qu¨¦ susto!¡±, exclama. ¡°Ella es una superviviente¡±, se enorgullece la responsable del centro, tras informar de que ha estado muy enferma los ¨²ltimos d¨ªas.
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