¡°Necesitaba zapatillas nuevas, se me han roto de tantos d¨ªas de andar por casa¡±
Tarragona estrena la Fase 1 a medio gas y con la sensaci¨®n de ¡°abrir camino¡±
Tarragona se sacudi¨® el desconfinamiento con parsimonia. La apertura de tiendas, bares y terrazas devolvi¨® la gente a las calles y propici¨® un empuj¨®n a la actividad, pero la deseada ¡°normalidad¡± queda lejos. Las restricciones a la movilidad que a¨²n impone el estado de alarma lastran la reactivaci¨®n social y econ¨®mica y provocan inc¨®modas situaciones, con dif¨ªcil arreglo. En el primer d¨ªa de la fase 1 no era menester afinar mucho el o¨ªdo para detectar quejidos: tiendas con aforo limitado, mascarilla y guantes obligatorios para entrar en la mayor¨ªa de los negocios, trabas para probarse piezas de ropa o bares y restaurantes que pueden montar menos mesas de las deseadas. Los hoteleros directamente no han abierto, alegando que no les sale a cuenta porque no hay demanda.
El alcalde de Tarragona, Pau Ricom¨¤, dec¨ªa este lunes de que hab¨ªa ¡°ilusi¨®n por recuperar el dinamismo¡±. El suyo era un discurso moderado, advirtiendo que una relajaci¨®n excesiva de las medidas de cuidado puede tener efectos muy negativos. Ricom¨¤ dice ¡°no entender¡± por qu¨¦ se permiten ya las reuniones de hasta diez personas. En cualquier caso, estos encuentros tal vez solo podr¨¢n hacerlos aquellos que cuenten con salones espaciosos en sus casas, porque visto lo visto no resulta f¨¢cil hallar una mesa disponible en una terraza para sentar a semejante gent¨ªo. Una de las im¨¢genes recurrentes de la estrena de la nueva fase fue ver c¨®mo se formaban zonas de espera junto a las mesas al aire libre dispuestas por los bares. ¡°Tenemos que acostumbrarnos, nosotros y los clientes¡±, apuntaba el empleado de una cafeter¨ªa de la Rambla Nova. Acostumbrarse, esa parece ser la clave. ¡°Tenemos la sensaci¨®n de que estamos abriendo camino¡±, valoraba el alcalde. Las medidas de precauci¨®n e higiene dilatan los tr¨¢mites y la distancia m¨ªnima de seguridad obliga a agrandar el espacio entre clientes. La fila m¨¢s larga se form¨® para acceder a Correos. Antes de mediod¨ªa, una veintena de personas dibujaban una ristra de 80 metros de largo en la plaza Corsini. Detenerse a contar el n¨²mero de integrantes de la l¨ªnea era motivo suficiente para que a uno le pidieran, por dos veces, si era el ¨²ltimo.
Las tiendas tratan de ajustarse a las exigencias que fija el virus. En una zapater¨ªa cercana al mercado, la encargada, Maite, vigilaba que nadie cruzase la puerta sin enfundarse unos guantes. No val¨ªan unos cualquiera, era obligatorio usar los que facilitaba el propio establecimiento. ¡°No sirve que los traigan ya puestos, a saber lo que han tocado por ah¨ª¡±, justificaba la encargada. Para probarse unos zapatos, era igualmente obligatorio usar una funda de pl¨¢stico, a fin de minimizar cualquier contacto con la piel. A Pepi Borrallo no le hac¨ªa falta probarse nada, iba al grano: ¡°vengo a buscar dos pares de zapatillas de andar por casa, unas para m¨ª y otras para mi marido¡±. Apuntaba que hab¨ªa aprovechado las primeras horas de la reapertura comercial para comprarse ¡°medias¡± y para ir en busca de las zapatillas: ¡°las necesitaba porque se me han roto de andar por casa tantos d¨ªas¡±. Pepi sali¨® de compras en compa?¨ªa de su hermana, Remedios, y ambas admit¨ªan cu¨¢nto hab¨ªan echado de menos compartir ratos.
Algunos negocios tienen que ser especialmente cautelosos con las medidas de higiene, por el producto que despachan. Gerard Figueras es el responsable de una concurrida corseter¨ªa del centro de la ciudad. Apenas dos horas despu¨¦s de abrir, ya acumulaba una decena de piezas de ropa en la percha de desinfecci¨®n. ¡°Limitamos los art¨ªculos que se pueden probar los clientes, pero si se prueban algo que luego no se llevan, hay que rociar la pieza con desinfectante, dejarla aqu¨ª 48 horas y darle un planchado al vapor¡±.
Los hoteles, a cal y canto
Si bien las zonas comerciales tratan de recobrar el pulso perdido con el confinamiento, otro motor econ¨®mico de las comarcas de Tarragona contin¨²a gripado. El turismo sigue haciendo o¨ªdos sordos al disparo de salida de la fase 1 y los hoteles van a permanecer cerrados. Ya lo hab¨ªa advertido la Federaci¨®n Empresarial de Hosteler¨ªa y Turismo: ¡°abrir no sale a cuenta¡±. Los viajes fuera de los l¨ªmites provinciales siguen prohibidos y los hoteleros de la Costa Daurada entienden que no van a tener reservas hasta que se levanten todas las restricciones.
Este lunes al mediod¨ªa hab¨ªa una temperatura de 25 grados en Salou pero sus calles reflejaban una imagen m¨¢s propia de un lunes del mes de febrero. Sin turistas paseando, no solo los hoteles estaban cerrados, tambi¨¦n la mayor¨ªa de restaurantes y de bares. La escasa actividad se concentraba en los supermercados y en las tiendas de alimentaci¨®n. Al lado, en Cambrils, se respiraba algo m¨¢s de ambiente: ¡°todos son gente del pueblo¡±, se?alaba Jacob, propietario de un bar del paseo mar¨ªtimo. La norma le ha mandado recortar a la mitad la capacidad de la terraza pero, este lunes al mediod¨ªa, ten¨ªa nueve de las diez mesas llenas. Ni uno solo de los clientes que estaban sentados al sol luc¨ªa mascarilla. La normalidad de la escena se rompi¨® al preguntarle una clienta a Jacob si pod¨ªa usar el ba?o: ¡°es un problem¨®n, no pod¨¦is entrar para nada dentro del local, os ten¨¦is que quedar en la terraza¡±, respond¨ªa. ¡°Pues me aguanto¡±, respondi¨® la chica. Y regres¨® a su mesa.
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