Una monta?a de preguntas
La Agrupaci¨®n Se?or Serrano presenta en el Grec ¡®The Mountain¡¯, un espect¨¢culo de bricolaje teatral sobre la b¨²squeda de la verdad
La confianza y su relaci¨®n con la verdad. Este es el tema en el que nos sumerge la Agrupaci¨®n Se?or Serrano en The Mountain (8, 9 y 10 de julio, en el Lliure de Montju?c, dentro del Grec), un juego esc¨¦nico marca de la casa en el que un Vladimir Putin en carnes de mujer (las de la actriz Ana P¨¦rez Moya) nos hace de Virgilio, de gu¨ªa, de sherpa en la subida a la monta?a, a ese Everest desde el que, nos aseguran (n¨®tese el uso de la tercera persona del plural: esa persona siempre inc¨®gnita que nos asegura tantas cosas¡), se contempla la verdad.
Esta compa?¨ªa de teatro de Barcelona, que se define como una rep¨²blica y tiene a un presidente, ?lex Serrano, un primer ministro, Pau Palacios, y una jefa de gabinete, Barbara Bloin, se caracteriza por crear ¡°producciones originales sobre aspectos discordantes de la experiencia humana contempor¨¢nea¡±. Y los ¡°aspectos discordantes¡± entre los que elegir son muchos: ¡°Esta vez nos hemos mirado alrededor y hemos descubierto a grupos que tuercen la idea de noticia [de verdad] hacia su lado¡±, explica el primer ministro, Palacios.
¡°La filosof¨ªa que transmitimos es la de salir de la caverna y escalar la monta?a para poder contemplarlo todo, la visi¨®n plat¨®nica y aristot¨¦lica de la b¨²squeda de la verdad, una b¨²squeda continua, inalcanzable¡±, explica ?lex Serrano. ¡°Porque al llegar a la cumbre, lo que conseguimos es plantearnos m¨¢s preguntas¡±. Empezando por las m¨¢s obvias: ?Realmente lo vemos todo claro? O¡ ?hay nubes que no nos permiten verlo todo? ¡°Hay una especie de toma de partido por nuestra parte, claro, pero nada dogm¨¢tica ni panfletaria¡±, a?ade Palacios, creador del espect¨¢culo junto con Serrano y Ferran Dordal.
La selecci¨®n de Putin como duce ya es inequ¨ªvoca. ¡°En realidad la lista de aspirantes a este personaje es muy larga, cualquier l¨ªder capacitado para manipular, para conducirnos hacia sus intereses es v¨¢lido¡±, remarca Serrano. Y recuerda que se trata de luchar, como hac¨ªa el cr¨ªtico norteamericano H. L. Mencken, contra la idea de que cada problema tiene una soluci¨®n f¨¢cil, simple y¡ equivocada. ¡°Esa es la idea de reducir el mundo a problemas sencillos buscando a un culpable de todo¡±, apuntan Palacios y Serrano.
La trama de The Mountain enreda a otro personaje real, Orson Welles. ¡°Lo que hizo con su Guerra de los mundos fue un gran ejercicio de manipulaci¨®n de audiencias¡±, dice Palacios. ¡°En los a?os 30 la radio era el nuevo medio de comunicaci¨®n, el equivalente ahora a las redes sociales, probablemente. Pero nosotros no denunciamos nada, nos interesa que el espectador salga del teatro con ganas de plantearse preguntas, de que ejercite el m¨²sculo de la confianza¡±.
El tercer personaje que aparece por esta monta?a de preguntas es el escalador George Mallory, que no se sabe (n¨®tese ahora el uso del impersonal) si lleg¨® a la cima del Everest en 1924 o si muri¨® antes de alcanzarla. ¡°Cuando se encontr¨® el cuerpo de Mallory, el 1999, no se pudo confirmar al 100% si hab¨ªa logrado su empresa¡±, cuenta Pau. ¡°Sencillamente queremos cuestionarnos lo que nos explican, preguntarnos si es verdad lo que damos por supuesto¡±.
Mil y un ingenios de bricolaje teatral y audiovisual hilvanan este viaje. Es la marca de la casa. La misma ingenier¨ªa con la que constru¨ªan y destru¨ªan una casa de corcho en tiempo real en Brickman Brando Bubble Boom, en una inteligente y feroz cr¨ªtica del drama de la vivienda y de la pobreza; o la que nos introduc¨ªa a trav¨¦s de microc¨¢maras y maquetas en las casas del terrorista m¨¢s malvado y peligroso del mundo (aseguran) en A House in Asia; o las sugerencias de Birdie, o las irreverencias de Kingdom. ¡°El escenario queda dividido en peque?os escenarios, con mesas, tarimas, objetos, pantallas, c¨¢maras, maquetas¡¡±, revela ?lex. ¡°Es cierto que con el tiempo vamos amplificando nuestro lenguaje, esta vez contamos con un dron¡±.
La situaci¨®n sanitaria no solo ha reducido la sala Fabi¨¤ Puigserver del Lliure de Montju?c a un aforo de 250 personas. Tambi¨¦n ha robado tiempo a la compa?¨ªa. ¡°Normalmente hacemos muchos pases ante p¨²blico antes de estrenar, pero esta vez solo hemos tenido un contacto con el p¨²blico, en Groningen (Holanda), el 13 de marzo¡¡±. ?Llegaron a Espa?a sin problemas pero por los pelos! Aunque no todos. Pau Palacios, que vive en un pueblo en los Alpes italianos, tocando con Austria, vivi¨® una aventura: ¡°Tuve que coger dos aviones para llegar a Austria y cruc¨¦ la frontera a pie¡¡±, explica. Pero esa es otra verdad por descubrir.
Un proyecto para ni?os
El confinamiento no le ha sido del todo in¨²til a la Agrupaci¨®n. En sus funciones de padre de ni?os de entre 5 y 10 a?os, Serrano y Palacios aprovecharon para presentar ante los alumnos del colegio de sus hijos el siguiente proyecto de la compa?¨ªa, Prometeus. ¡°Consta de siete piezas de 45 minutos sobre mitolog¨ªa cl¨¢sica y contempor¨¢nea¡±, explica. ¡°Hablamos de Prometeo¡ y de Frankanstein¡ y de Julian Assange. De Ant¨ªgona¡ y de Pussy Riot. El espect¨¢culo, en el que ya est¨¢bamos trabajando, se ha gestado online, como ha mandado el estado de alarma, y con piezas de Lego, pero por supuesto tambi¨¦n se representar¨¢ en vivo¡±.
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