El Cornell¨¤ y el vac¨ªo del f¨²tbol catal¨¢n
El peso de su cantera y el arraigo popular a la ciudad, defendido por figuras como ?vole y Solsona, avalan el trabajo de un club hist¨®rico
Narc¨ªs de Carreras intent¨® sintetizar oficialmente el compromiso del Barcelona con la sociedad catalana, al margen, claro, de su funci¨®n como canalizador de emociones deportivas, con la potente frase, devenida en marketinero eslogan: Mes que un club. El amarillo y azul de la bandera del CN Atl¨¨tic-Barceloneta se col¨® entre las fachadas, siempre adornadas con coladas, como medida de protesta frente a las invasiones m¨¢s b¨¢rbaras que tur¨ªsticas que alteraron la convivencia y los precios de las viviendas en el barrio barcelon¨¦s. Hoy es Cornell¨¤ la que muestra su orgullo.
En el centro de la ciudad del Baix Llobregat, el verde y blanco de la bandera del UD Cornell¨¤ visten los balcones de los edificios. Y no es casual. El club pelear¨¢ por el ascenso a Segunda A. ¡°Y no es una de esas banderas que se encuentran en un chino¡±, bromea el periodista Jordi ?vole, hoy ilustre ciudadano de Cornell¨¤, ayer entusiasta extremo izquierdo del club. ¡°Jugaba tan pegado a la raya que a veces terminaba en el banquillo¡±, dice el creador de Salvados.
La idea de las banderas fue una iniciativa de la directiva del Cornell¨¤: ¡°Ilusi¨®n verde¡±. La pandemia de la Covid-19 borr¨® a la hinchada del campo, que se qued¨® sin la posibilidad de vivir el play-off del ascenso que comienza este s¨¢bado en M¨¢laga frente al Ibiza. ¡°Hemos repartido cerca de 3.000 banderas y ha funcionado muy bien. Es una muestra m¨¢s del arraigo del club en la ciudad¡±, explica Andr¨¦s Manzano, director general y deportivo del Cornell¨¤.
¡°Nos podemos poner rom¨¢nticos y analizarlo desde el punto de vista del sentido de pertenencia. Hay una vinculaci¨®n entre el equipo y la ciudad. Antiguamente, el campo estaba en el medio de la ciudad, un simbolismo de la uni¨®n de la gente de Cornell¨¤ de toda la vida con la que hab¨ªa llegado con la inmigraci¨®n. Hist¨®ricamente se han ligado muy bien las diferentes culturas. Antes pasaba con las personas que llegaban del resto de Espa?a y hoy con los que vienen de Am¨¦rica Latina y Marruecos. La gente se supo poner en el lugar del otro: si en el pasado fui yo el que emigr¨¦, en el presente entiendo a los que emigran¡±, analiza ?vole.
A contracorriente del f¨²tbol moderno, m¨¢s pendiente de cuestiones econ¨®micas que sociales, el Cornell¨¤ fomenta la relaci¨®n con la comunidad. Organiza campus para los j¨®venes de la zona, apost¨®, antes de su despegue, por el f¨²tbol femenino y cuenta con dos equipos de f¨²tbol inclusivo. Adem¨¢s de la Fundaci¨®n, que acoge a cerca de 800 ni?os, y del f¨²tbol formativo que suma 250 proyectos de futbolistas. ¡°Yo era uno de esos ni?os que jug¨® en la escuela¡±, recuerda ?vole. ¡°Soy de Cornell¨¤ y hace 25 a?os que estoy en club, han pasado tantos jugadores de la ciudad por el club que a veces me saluda gente por la calle y me desean suerte para el domingo y yo no s¨¦ quienes son¡±, explica Manzano.
El Cornell¨¤ con un presupuesto de 800.000 euros para su f¨²tbol base ejerce de cantera de canteras en Catalu?a junto con clubes como la Damm. ¡°Cada a?o el Bar?a se lleva siete u ocho jugadores. El Espanyol, tambi¨¦n¡±, asegura el director deportivo. El Barcelona tiene cerca de 300 jugadores y un presupuesto de 32 millones, por los 185 futbolistas y siete millones de inversi¨®n del Espanyol. Jugadores como Jordi Alba (Barcelona), Keita Bald¨¦ (M¨®naco) y V¨ªctor Ruiz (Besiktas) pasaron por el Cornell¨¤.
Una de las mejores canteras
¡°Tiene una de las mejores canteras. Su secreto es que en todo momento te tratan como si fueras profesional y puedes contar con todas las personas del club. Es una familia¡±, dice Ilie S¨¢nchez, que juega en la MLS y pas¨® por el Bar?a, el Elche y el 1860 M¨¹nchen. ¡°Cada club tiene su filosof¨ªa, la nuestra se inicia a partir de un sistema de juego si no que es intentar mejorar a cada jugador¡±, insiste Manzano. El Cornell¨¤ en la ¨²ltima campa?a ha ganado siete t¨ªtulos en el f¨²tbol base. ¡°Es una cuesti¨®n de estad¨ªsticas, siempre pelea con el Bar?a y el Espanyol¡±, concluye S¨¢nchez.
Con el club consolidado en la ciudad y el f¨²tbol base en Catalu?a, el Cornell¨¤ quiere buscar¨¢ por tercera temporada consecutiva el salto a Segunda A. Una cuenta pendiente para el f¨²tbol catal¨¢n. Mientras Madrid tiene siete equipos entre primera y segunda (el Real, Atl¨¦tico, Getafe, Legan¨¦s, Rayo, Alcorc¨®n y Fuenlabrada), Catalu?a solo tres (Bar?a, Espanyol y Girona). ¡°No hay una explicaci¨®n l¨®gica, somos la comunidad aut¨®noma con m¨¢s licencias de f¨²tbol base, 180.000, y aportamos siete millones al f¨²tbol modesto. No es una cuesti¨®n de que desviamos la atenci¨®n a la selecci¨®n catalana y Madrid no lo hace. Ser¨ªa muy importante para nosotros que el Cornell¨¤ ascendiera. Sin estos clubes no se explicar¨ªa el ¨¦xito del Bar?a y del Espanyol. El f¨²tbol moderno necesita del f¨²tbol modesto¡±, subraya Joan Soteras, presidente de la Federaci¨®n Catalana de F¨²tbol.
¡°En Catalu?a todo cuesta, la sombra del Bar?a es muy grande. Pero s¨ª el Cornell¨¤ asciende ser¨¢ un club que convocar¨¢ a mucha gente¡±, tercia Dani Solsona, tambi¨¦n ciudadano de Cornell¨¤ y exjugador del Espanyol y el Valencia. ¡°Aspiramos a ser la referencia del Baix Llobregat. El d¨ªa que jugamos ante el Madrid hab¨ªa 30.000 personas en el campo del Espanyol¡±, recuerda Manzano el partido de 2014 ante el cuadro de Chamart¨ªn por los dieciseisavos de final de la Copa del Rey.
En la decadencia franquista, el ¡°mes que un club¡± reivindic¨® la identidad del Barcelona. En el auge del turismo invasivo, los balcones de la Barceloneta le ense?aron a los guiris quien manda en el barrio. Hoy, la ciudad de Cornell¨¤ decora sus calles de verde. A la sombra del Bar?a, vecino del Espanyol, el club de Baix Llobregat busca ese lugar que ning¨²n otro club catal¨¢n pudo/quiso/dejaron ocupar.
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