Cuando la culpa siempre es de otro
El Gobierno catal¨¢n responsabiliza ahora a la ciudadan¨ªa de los rebrotes que no ha sabido controlar. La rapidez con la que levant¨® las restricciones en la desescalada han contribuido al exceso de confianza
Tres o cuatro semanas de gesti¨®n propia y estamos peor que el resto de Espa?a¡±. Lo ha dicho Benito Almirante, jefe del servicio de Enfermedades Infeccionas de Vall d¡¯Hebron. Esta valoraci¨®n expresa un sentir muy general entre los profesionales de la salud p¨²blica, que observan con estupor la dificultad que tiene la Generalitat para transmitir autoridad y solvencia en la lucha contra la pandemia. Est¨¢ claro que tanto en la gesti¨®n del brote del Lleida como en el de la Torrassa se ha actuado tarde. En el caso de Lleida, el riesgo de rebrote era evidente desde el momento en que se supo que hab¨ªa tres comarcas aragonesas lim¨ªtrofes con brotes vinculados a un tipo de industria y trabajo temporal id¨¦nticos a los que hay en el Segri¨¤. Y el barrio de la Torrassa entr¨® en la parte roja de la estad¨ªstica de riesgo doce d¨ªas antes de que se adoptaran medidas.
La consejera Alba Verg¨¦s pone voluntad y empe?o, pero es evidente que el Gobierno catal¨¢n no ha sabido transmitir ni la autoridad ni la confianza necesarias, lo cual es grave despu¨¦s de haberse pasado semanas criticando las decisiones del Gobierno central, la administraci¨®n que en ese momento ten¨ªa la responsabilidad de la lucha contra la pandemia. Pese a la ret¨®rica encendida con que la portavoz Meritxell Bud¨® y el consejero Miquel Buch criticaban las decisiones del ¡°Gobierno de Espa?a¡± para minar su credibilidad, en realidad la Generalitat no dej¨® de tener nunca el mando de la gesti¨®n directa de la respuesta sanitaria y social. Lo ¨²nico que no ten¨ªa era la responsabilidad de las decisiones que afectaran a derechos fundamentales. Pero sobre todo no dej¨® de tener nunca la responsabilidad y la capacidad de prepararse para la fase de la desescalada.
Han pasado solo unas semanas y ahora es el Govern de la Generalitat el que recibe cr¨ªticas, especialmente desde el ¨¢mbito sanitario, por una gesti¨®n que muchos consideran err¨¢tica, tard¨ªa y poco transparente. Y lo m¨¢s sorprendente es que la reacci¨®n ante estas cr¨ªticas haya sido un nuevo intento de responsabilizar a otros de lo que ocurre. Si antes culpaba al Gobierno central, ahora culpa a la ciudadan¨ªa. Es cierto que en las ¨²ltimas semanas se ha producido un relajamiento en las medidas de distancia y seguridad, pero tambi¨¦n en esto tiene parte de responsabilidad el propio Gobierno catal¨¢n, por las manifiestas contradicciones en las que ha incurrido.
En una crisis como esta, es vital generar confianza y esta depende de la capacidad para comunicar bien las decisiones que se toman. Pero para comunicar bien hay que tener las ideas claras y saber hacia d¨®nde se quiere ir. Dif¨ªcilmente se puede comunicar claridad donde hay oscuridad. Despu¨¦s de exigir medidas de confinamiento m¨¢s duras y de criticar el sistema de fases impuesto en la desescalada, en cuanto recuper¨® el control la Generalitat se apresur¨® a levantar las restricciones. En las dos zonas donde ahora hay rebrotes graves la fase tres no dur¨® ni 24 horas. Eso contribuy¨® al exceso de confianza que ahora se vuelve contra todos como un bumer¨¢n.
Los expertos hab¨ªan insistido en que, para evitar rebrotes, era vital desplegar un sistema de vigilancia epidemiol¨®gica que permitiera controlar los nuevos casos y sus contactos y frenar as¨ª la cadena de contagios. Ha tenido m¨¢s de cuatro meses para desplegar estos dispositivos, pero cuando han sido necesarios, no estaban a punto. Que ahora alegue problemas burocr¨¢ticos para contratar resulta m¨¢s bien pat¨¦tico. En realidad, es imprevisi¨®n. Hasta mitad de julio, cuando la situaci¨®n ya se hab¨ªa descontrolado en Lleida y Barcelona, Verg¨¦s no anunci¨® la incorporaci¨®n de 500 agentes de salud m¨¢s. Si aplicara los criterios de Alemania, deber¨ªa contratar a cerca de 2.000. Nueva York, con 8 millones de habitantes, estim¨® necesario un dispositivo de 16.000 agentes para los rastreos.
La actual situaci¨®n demuestra que no se ha sabido aprovechar la ventaja lograda en los meses de confinamiento. El virus dej¨® de circular, pero para evitar rebrotes era preciso aplicar una pol¨ªtica proactiva. En lugar de esperar a que aparezcan los nuevos casos, hay que ir a buscarlos. Ahora sabemos que 70% de las personas que dan positivo en las pruebas PCR son asintom¨¢ticas. Eso significa que pueden haber estado contagiando hasta cinco d¨ªas antes del resultado. La rapidez en la b¨²squeda es crucial. Hasta ahora se sigue a un promedio de cuatro contactos por cada positivo, cuando deber¨ªan ser por lo menos diez. En el caso de L¡¯Hospitalet, el factor de reproducci¨®n del virus ha escalado hasta situarse en dos contagios por cada infectado nuevo. Con esta progresi¨®n, es dif¨ªcil que pueda controlarse sin un confinamiento severo.
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