¡°Todo esto ha da?ado mucho la imagen de los gimnasios¡±
Las salas de ¡®fitness¡¯ reabren sin demasiada afluencia y denuncian que el Govern les estigmatiza
La escena ocurre el pasado lunes por la ma?ana en un bar cerca de la plaza de Sant Jaume de Barcelona. La consejera de Salud, Alba Verg¨¦s, y el secretario de Salud P¨²blica, Josep Maria Argimon, desayunan con los dos empresarios del sector del fitness que duermen delante del Palau de la Generalitat como protesta por el cierre de los gimnasios tras coincidir en la calle. Los miembros del Govern prometen buscar alternativas al bloqueo deportivo pero uno de los empresarios no se contiene ante la consejera. ¡°Usted a¨²n estaba en el ¨²ltimo a?o de carrera cuando este se?or [Xavi Moya, excampe¨®n mundial de full-contact, presente en la reuni¨®n] ya se part¨ªa la cara por Catalu?a y llevaba la senyera por el mundo. Y ahora le tienen durmiendo en la calle¡±. El encuentro, de unos 10 minutos, es cordial pero vuelve a acabar sin concreciones, como la mayor¨ªa de reuniones entre el sector y el Govern. Este jueves, cuatro d¨ªas despu¨¦s, los gimnasios abrieron sus puertas, tras 12 d¨ªas de cierre y reivindicaciones en la calle, gracias a la suspensi¨®n cautelar del TSJC sobre la resoluci¨®n de la Generalitat.
¡°La pol¨ªtica me ha decepcionado al 100%¡±, admite Moya, ya con las persianas de su gimnasio del todo abiertas, en el barrio del Clot. ¡°Siempre escuchas a gente quej¨¢ndose de los pol¨ªticos, pero esta vez nos ha tocado a nosotros en persona. Esperaba m¨¢s de ellos¡±, prosigue.
Los usuarios llegan y salen del gimnasio a cuentagotas. No hay una sensaci¨®n de reapertura o de d¨ªa grande. ¡°Ha venido m¨¢s o menos la misma gente que ven¨ªa desde el desconfinamiento¡±, asegura. Marta Santacatalina, bailarina y estudiante de periodismo, es una de las pocas personas que est¨¢ en el gimnasio. ¡°No creo que los gimnasios sean menos seguros que otros espacios¡±, reflexiona. ¡°Yo hago danza, que es una actividad vinculada a la actividad f¨ªsica, y nadie cerr¨® el local¡±. En el DiR de Gr¨¤cia, el contador de aforo contabilizaba al mediod¨ªa 24 personas en un espacio de hasta cuatro pisos. ¡°En comparaci¨®n a marzo, la afluencia es mucho menor¡±, asegura un trabajador.
El principal miedo de las empresas es la falta de abonados. ¡°Todo esto ha generado una muy mala publicidad de las salas¡±, lamenta Moya. ¡°Parece que seamos un foco de contagio, cuando, por ejemplo, un bar no es m¨¢s seguro. La gente no va a quedarse en casa. Y aqu¨ª, en los gimnasios, garantizamos una seguridad sanitaria porque hacemos bien las cosas¡±. Y se?ala a las cajas con geles y desinfectantes que se acumulan a la puerta del recinto. ¡°Hemos invertido mucho dinero en cumplir las medidas sanitarias¡±. De los aproximadamente 400 abonados que hab¨ªa, ahora contabiliza algo m¨¢s de 300.
Esp¨ªritu reivindicativo
En el gimnasio Daithon, en L¡¯Hospitalet de Llobregat, dos bandejas con un l¨ªquido desinfectante para los zapatos, un gel para las manos y un term¨®metro dan la bienvenida a los abonados. ¡°Est¨¢s a 37,5¡±, le dice Frank Yarz, responsable de la sala, a una usuaria. ¡°Pero vengo sudando. Hoy hace mucho calor¡±, se queja la chica. ¡°Es la segunda vez que me pasa, que alguien llega con la temperatura demasiado alta¡±, explica Yarz, de 46 a?os y entrenador de la disciplina muay thai. El espacio cuenta con unos 80 metros cuadrados, y las limitaciones de aforo obliga a la empresa de hacer m¨¢s clases para cuadrar n¨²meros. ¡°Casi trabajamos el doble¡±, dice, ¡°tenemos que asegurar el mismo buen servicio al cliente¡±.
Durante estos meses la mayor¨ªa de socios han seguido pagando su cuota a pesar de no poder entrar en las instalaciones. ¡°Algunos pagaban 10 euros y otros la cuota entera¡±, explica. ¡°Pero hemos perdido abonados, como todos: cont¨¢bamos con unos 400, ahora tenemos unos 350. Ocurre que algunos tienen miedo y otros han perdido sus recursos econ¨®micos por la crisis¡±.
Yarz fue, junto a Moya y otros compa?eros m¨¢s, uno de los responsables de las movilizaciones que ocuparon la plaza de Sant Jaume la semana pasada. ¡°Nunca hab¨ªa ido a una manifestaci¨®n¡±, reconoce, ¡°no me tocaba de cerca; ahora s¨ª¡±. Moya coincide con ¨¦l: ¡°No esperaba tener que hacer todo esto. Solo ped¨ªamos poder trabajar. Nos hemos partido la cara por todo el mundo, hemos luchado toda la vida, y ahora defendemos nuestros intereses¡±. Y como ocurr¨ªa cuando compet¨ªan, un juez, desde el TSJC, les ha concedido una primera victoria.
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