A la caza del turista en Barcelona
La pandemia vac¨ªa de visitantes extranjeros las zonas m¨¢s emblem¨¢ticas de la capital catalana
Hace meses que Thomas Buonocunto no ve a los turistas en La Rambla de Barcelona. Es un joven alto, delgado, que se mov¨ªa como pez en el agua por el bulevar, de un lado a otro, captando otros idiomas. Brit¨¢nicos, franceses, alemanes. Trataba de atraerlos al bar en el que trabajaba, casi al final del emblem¨¢tico paseo. Sin verg¨¹enza, con el m¨®vil siempre en la mano, respond¨ªa a los mensajes informando de las mejores promociones de las discotecas del Port Ol¨ªmpic. Entraba al local por una gaseosa. Platicaba con los amigos que se encontraba. Sub¨ªa y bajaba la avenida al caer el sol. Despu¨¦s de varios intentos, lo lograba: cazaba un grupo de americanos en busca de fiesta.
Esas noches ahora son solo recuerdos. La pandemia ha apagado el centro de la capital catalana. Las postales de la ciudad no son las mismas de veranos pasados. Se puede caminar por La Rambla un d¨ªa de julio sin tener que hacer zigzag para evitar las riadas de personas. En solo seis meses, Catalu?a ha recibido un 66% menos de extranjeros, seg¨²n el instituto de estad¨ªstica catal¨¢n. No hay casi vendedores ambulantes. Las mesas de las terrazas no se llenan ni a la mitad. Y los artistas que dibujan retratos en la calle solo ven pasar de vez en cuando visitantes con pantalones cortos, sandalias y calcetas largas.
Buonocunto, de 25 a?os, confiaba en que tras el confinamiento volviese el turismo y que reabriese el bar que lo emplea. Pero los rebrotes han sido la puntilla que ha fulminado sus esperanzas: ¡°Hasta fin de a?o la temporada est¨¢ muerta¡±, comenta. El bicho ha dejado semivac¨ªos la mayor¨ªa de los sitios que aparecen en las gu¨ªas de viajes como el mercado de la Boquer¨ªa, La Pedrera o el parque G¨¹ell. Los tours de asi¨¢ticos con sus paraguas de colores, caminando por el G¨®tico, est¨¢n desaparecidos desde marzo.
A Barcelona la disfrutan unos pocos. La italiana Simona B. decidi¨® no cancelar su vuelo a pesar de las noticias que escuchaba sobre el territorio. Explica que suele visitar la capital catalana cada verano. Dice que no la reconoce sin gente. ¡°Solo he venido porque mis hermanos viven aqu¨ª¡±, apunta la napolitana, que detalla que no se plante¨® ir a otros lugares fuera de su pa¨ªs.
Catalu?a fue una de las comunidades m¨¢s golpeadas por el virus desde el inicio de la emergencia sanitaria. Ahora, tambi¨¦n lo est¨¢ siendo en la nueva normalidad con los rebrotes detectados en las ¨²ltimas semanas. El primero fue el de la comarca del Segri¨¤, con m¨¢s de 1.200 positivos desde el 17 de julio, seg¨²n el Departamento de Salud. Despu¨¦s, lleg¨® el de L¡¯Hospitalet de Llobregat, que registra actualmente una tasa de 221,6 casos por cada 100.000 habitantes; o los de Barcelona, con 162,6 casos por cada 100.000 personas. Ante esto, el Govern impuso nuevas restricciones como el uso obligatorio de mascarilla, limitaciones en los horarios de cierre de los bares o el cese del ocio nocturno, incluyendo discotecas. El Gremio de Hoteles de Barcelona cree que esas limitaciones han disuadido a los visitantes. Francia, B¨¦lgica, Alemania, Reino Unido o Noruega han avisado, impuesto cuarentenas e incluso prohibido viajar a Catalu?a.
En los alrededores de la Sagrada Familia se respira un aire de tranquilidad. Los barceloneses pueden disfrutar con calma del barrio que lleva el mismo nombre de la bas¨ªlica. Algunos pasean a sus mascotas, otros llevan a sus hijos en carritos y uno que otro mayor se sienta por un buen rato para contemplar la obra de Gaud¨ª. La fachada de la Pasi¨®n es estos d¨ªas un escenario perfecto para sacarse una fotograf¨ªa y colgarla en Instagram. Una decena de visitantes inmortaliza recuerdos sin gente, palos de selfies o gu¨ªas tur¨ªsticos sobre una desierta calle Marina.
El franc¨¦s Joan Freiburghaus es uno de ellos. Desde la acera le toma un retrato en contrapicado a su compa?era de viaje Alyssa Bel. Ambos volaron a la ciudad el 26 de julio pasado, dos d¨ªas despu¨¦s de que Francia recomendase no viajar a Catalu?a. Freiburghaus menciona que no est¨¢ preocupado por los rebrotes y espera no tener problemas con su billete de vuelta. ¡°Estamos disfrutando porque no hay gente, est¨¢ un poco desierto¡±, dice. Algo que confirman los datos de Gremio de Hoteleros: solo hay abiertos una cuarta parte de los locales (unos 80) con una ocupaci¨®n del 20%.
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