Las zonas rurales despobladas se benefician del efecto confinamiento
Crece la demanda en los bancos de tierras que gestionan fincas abandonadas
El confinamiento ha incrementado la demanda por fincas r¨²sticas, terrenos y parcelas de tierra donde la holgadez de espacio al aire libre haga m¨¢s llevaderas las restricciones a la movilidad de sucesivos encierros. Zonas rurales que tienen excedente de campos abandonados y propiedades en desuso tratan de casar ese inter¨¦s urbanita por vivir en el campo para mitigar el riesgo de despoblaci¨®n que sufren. Los bancos de tierras del Priorat y el Baix Camp gestionan m¨¢s de 700 hect¨¢reas disponibles y llevan la delantera a la hora de encontrar nuevas manos para trabajar tierras y fincas que han quedado en desuso.
Los meses de confinamiento y la permanente amenaza de una nueva restricci¨®n a la movilidad han activado el inter¨¦s por poseer una parcela de terreno al aire libre donde poder oxigenarse. Hay quien va m¨¢s all¨¢ y, con la nueva normalidad, se replantea emprender una nueva forma de vida. Una vida en el campo. ¡°A veces se idealiza una manera de vivir que, en realidad, es dura¡±, advierte Mireia Vilamala, responsable del banco de tierras del Priorat. ¡°Claro que hay gente que se flipa un poco pensando en que van a encontrar una finca con casita y van a hacer esto y lo otro. Luego no se terminan de decidir nunca¡±, apunta Gessam¨ª Sard¨¤, encargado del banco de tierras del Baix Camp. Las dos comarcas tarraconenses son pioneras en la implantaci¨®n y desarrollo de un sistema para gestionar campos y explotaciones agr¨ªcolas que se han abandonado.
El Priorat ofrece 176 fincas de 39 propietarios, un total de 239 hect¨¢reas. En el Baix Camp el banco de tierras gestiona casi 500 hect¨¢reas. La idea es que la herramienta sirva para recuperar tierras que quedaron en desuso y mitigar la falta de relevo agrario. De rebote, tambi¨¦n se busca atraer gente a n¨²cleos rurales que sufren la amenaza de la despoblaci¨®n. ¡°Descubrimos el tema del banco de tierras durante el confinamiento, queremos buscar un trozo de parcela para iniciar un proyecto que nos permita vivir en el campo y vivir del campo¡±, se?alan Marta Gim¨¦nez y Xesco Jou. Treinta?eros y psicol¨®gos, los dos, sus or¨ªgenes est¨¢n lejos del campo, en el ¨¢rea metropolitana los de ella y cerca de las playas del Maresme, los de ¨¦l. Afirman que est¨¢n en una fase de inflexi¨®n. ¡°Tenemos que decidir hacia donde orientamos nuestra vida y, a ra¨ªz del coronavirus, nos surge la necesidad de no regresar a la ciudad¡±. La pareja admite que su apuesta ¡°es un proyecto de vida y tiene algo de activismo¡±, pero ambos descartan que sea un antojo pasajero. ¡°Sabemos lo que hay, no vamos a caer en la utop¨ªa de que nos vamos a vivir al campo y ya est¨¢¡±. Detallan que el proyecto que tienen en mente busca ¡°diversificar¡±. Hablan de hacer venta directa de cestos de fruta y verdura, de ofrecer alojamiento rural y de potenciar el apadrinamiento de plantas o trozos de huerto: ¡°es una manera distinta de poder interaccionar con el campo, te lo cuidamos pero es tuyo, puedes venir cuando quieras¡±.
Abandono reiterado
Mireia Vilamala se?ala que en el Priorat, pese al potente tir¨®n del vino, cada a?o se abandonan 200 hect¨¢reas de tierras. Las bodegas se pelean por ocupar las laderas pizarrosas que son m¨¢s frondosas para la uva pero, en la comarca, tambi¨¦n hay tierras con olivos, almendros o avellanos, cultivos en riesgo de menguar. Atraer a candidatos que den utilidad a esos campos pasa, muchas veces, por j¨®venes emprendedores o por payeses ya consolidados que pretenden ampliar sus campos.
Sin embargo, la apuesta doblemente ganadora para el Priorat se da al reclutar a forasteros que ayuden a contener la despoblaci¨®n: 500 vecinos menos en la ¨²ltima d¨¦cada, una ca¨ªda del 5% para una comarca que no llega a los 10.000 censados. ¡°El problema es el tipo de fincas que nos piden, dif¨ªciles de encontrar porque en muchos casos se busca que la parcela de tierra vaya vinculada a una mas¨ªa en la que poder iniciar un proyecto vital¡±, relata Vilamala. Gessam¨ª Sard¨¤ manifiesta que la mitad de los que se interesan por el banco de tierras del Baix Camp hablan de ¡°proyecto de vida con casita en el campo¡±. La pretensi¨®n, dice, aboca a una descompensaci¨®n porque ¡°hay m¨¢s gente que busca casa con tierra que disponibilidad de fincas con casa¡±. Sard¨¤ rehuye hablar de fiebre ¡°urbanita¡± por el campo, por el deje despectivo que pueda haber detr¨¢s del t¨¦rmino. ¡°No tiene nada que ver que alguien sea de ciudad. A la hora de hacer las cosas no se trata del bagaje que se tenga, sino de su determinaci¨®n¡±.
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