C¨¦ret, cerca del centro del mundo
Un paseo por la villa permite ver rincones que inspiraron a artistas como Picasso
A finales de julio, la prensa internacional, del Corriere della Sera al The New York Times, e infinidad de emisoras de radio y televisi¨®n explicaban que se hab¨ªa localizado el paisaje que inspir¨® el ¨²ltimo cuadro de Vincent Van Gogh, Ra¨ªces de ¨¢rbol. Se halla muy cerca del albergue de Auvers-sur-Oise, donde viv¨ªa el artista. Falleci¨® de una herida de bala dos d¨ªas despu¨¦s de haber trabajado en la obra.
La documentaci¨®n sobre los territorios, rincones o paisajes que han inspirado a artistas no es algo excepcional. La geograf¨ªa del arte lleva a un mapeo de estos sitios y permite comparativas sobre el grado de realismo, concepto siempre en disputa, la fidelidad o el desv¨ªo del artista a la hora de apostar por unas formas o por unos colores. Tambi¨¦n la literatura de viajes est¨¢ repleta de dobles im¨¢genes donde se muestra el cuadro y el panorama que refleja. Klimt, Dal¨ª, Gauguin, Hokusai, Monet, Renoir... han servido a la carteler¨ªa tur¨ªstica.
En muchos casos, el paisaje se?ala la ausencia del cuadro que lo representa y que est¨¢ en un museo lejano. No es el caso de C¨¦ret, la acogedora poblaci¨®n del Vallespir, de unos ocho mil habitantes, en el lado franc¨¦s de la frontera catalana. Cuando Dal¨ª proclam¨® la estaci¨®n de Perpi?¨¢n ¡°el centro del mundo¡±, en 1965, ven¨ªa precisamente de un simb¨®lico viaje desde Cadaqu¨¦s pasando por C¨¦ret, a 30 kil¨®metros de la capital del Rosell¨®n.
C¨¦ret tiene muchos encantos, pero uno de los mayores es el espl¨¦ndido y din¨¢mico museo de arte moderno. Cada verano acoge una exposici¨®n temporal. Jaume Plensa, por ejemplo, acomod¨® tres de sus grandes figuras en una alfombra de 120.000 cerezas, un discreto homenaje al lugar que celebr¨® su obra antes de la antol¨®gica del Macba. Este a?o, pero, el museo est¨¢ cerrado. Las obras de ampliaci¨®n para cobijar con m¨¢s holgura su colecci¨®n y las exposiciones temporales, no terminar¨¢n hasta mediados del a?o pr¨®ximo.
?Qu¨¦ hacer??Olvidarse de los tesoros que guardan sus paredes? De ninguna de las maneras. Ha organizado unos paseos por los lugares que pintaron sus ilustres vecinos. De la mano de Alexandra Bravo, una gu¨ªa del museo a quien le gusta su oficio ¡ªse ve enseguida por la pasi¨®n y claridad con que se explica¡ª recorres los mismos rincones que pisaron una n¨®mina excelsa de artistas. Ante una reproducci¨®n del cuadro te das cuenta de lo lejos que estaban los pintores de la copia, de la redundancia. Los pl¨¢tanos que sombrean la villa son empleados por Vicent Bioul¨¦s para jugar con la luz mientras que un atormentado Soutine, los retuerce, son una manifestaci¨®n de la c¨®lera de la vida, seg¨²n Bravo.
La primera oleada de notables visitantes es de 1911. Manolo Hugu¨¦ invit¨® a su amigo Picasso, que visit¨® C¨¦ret tres a?os seguidos. George Braque y Juan Gris llegaron poco despu¨¦s. No es raro, pues, que se considere C¨¦ret como la cuna del cubismo o, al menos, como escribi¨® Rosario Fontova, donde el cubismo pasaba las vacaciones. Con Colliure (Matisse y el fauvismo) y el Empord¨¤ (Dal¨ª y el surrealismo) conformaron un tri¨¢ngulo vanguardista lejos de las grandes capitales.
Braque y Picasso residieron en la enorme Maison Derclos ¡ªcuya cercan¨ªa onom¨¢stica con mi apellido, lamentablemente, no me supone ning¨²n derecho patrimonial. En la puerta, un recuerdo bromista: dos timbres lucen los nombres de Braque y Picasso como si fuera posible que bajaran a abrirte. Todav¨ªa en 1953, Picasso visitar¨ªa C¨¦ret, para presidir una corrida de toros, y sus camaradas del partido comunista local le pidieron un recuerdo de la visita. Y Picasso dibuj¨® La sardana de la paz. Una copia de la pieza se puede contemplar en la fuente de la plaza Picasso. El original termin¨® en el museo, donado por el Partido Comunista Franc¨¦s (PCF). La fachada de la antigua gendarmer¨ªa, que luego fue la primera sede del museo, fue uno de los lugares escogidos por Picasso para trazar la geometr¨ªa de la realidad que defin¨ªa el cubismo.
En 1919, tras la I Guerra Mundial aterrizaron en C¨¦ret el poeta Jean Cocteau y pintores como Raoul Dufy o Cha?m Soutine. Marc Chagall residi¨® dos a?os en la poblaci¨®n (1927-29) dedicado a un encargo de ilustraci¨®n. No pint¨® C¨¦ret, aunque, con motivo de la inauguraci¨®n del museo en 1950, don¨® piezas suyas en recuerdo de la estad¨ªa. Otros llegaron m¨¢s tarde, por ejemplo, huyendo del nazismo. Un ins¨®lito pasado art¨ªstico que ennoblece la villa y cuyo museo, cuando abra, quiere seguir peleando por lo contempor¨¢neo, no vivir ¨²nicamente de los espl¨¦ndidos rescoldos de su pasado.
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