?A d¨®nde va Illa?
La moderaci¨®n puede ser atractiva en un momento en que hay fatiga de conflicto. El problema es que muchas veces es s¨®lo la expresi¨®n de la impotencia: del miedo al riesgo de romper t¨®picos
En pol¨ªtica, los gestos nunca son inocentes, siempre vienen cargados de intenciones. Estamos metidos en una fase de confrontaci¨®n en que se olvida f¨¢cilmente que en democracia los peque?os detalles pueden dar m¨¢s pistas que las grandes proclamas. Y los matices van a recuperar su importancia en los tiempos que vienen. Por eso, me ha sorprendido que el nuevo l¨ªder del PSC, Salvador Illa, en el doble debate de la fallida investidura de Pere Aragon¨¨s, haya trufado sus intervenciones con algunas parrafadas en castellano, conforme al modelo del que Ciudadanos hizo casi su raz¨®n de ser. Ni Revent¨®s, ni Maragall, ni Montilla, ni Iceta, sus antecesores, lo hab¨ªan hecho nunca.
El Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC-PSOE) fue fundado en julio de 1978 en que se fusionaron el PSC-Congr¨¦s, el PSC-Reagrupament y la federaci¨®n catalana del PSOE. Sin alcanzar nunca el grado de autonom¨ªa que ten¨ªa el PSUC respecto del PC, siempre mantuvo cierta singularidad, asumiendo con naturalidad los referentes identitarios de Catalu?a, la naci¨®n y la lengua. Y esto le distingui¨® de la derecha espa?ola que si ha fracasado siempre en Catalu?a es, entre otras cosas, porque no se ha enterado de que es una sociedad con unas claves referenciales (culturales y pol¨ªticas) distintas del resto del pa¨ªs, siendo perfectamente incapaz de adecuar su discurso a esta realidad, salvo quiz¨¢s en el per¨ªodo Piqu¨¦.
En el debate de investidura, el l¨ªder del PSC incluy¨® parrafadas en castellano, al estilo de CiudadanosEn el debate de investidura, el l¨ªder del PSC incluy¨® parrafadas en castellano, al estilo de Ciudadanos
La irrupci¨®n de Ciudadanos ¡ªlos que han hecho de la bronca, y de la mezcla del castellano con un poquito de catal¨¢n, su estilo¡ª introdujo un factor inesperado. Un partido nacido en Catalu?a ¡ªinicialmente monotem¨¢tico: la cuesti¨®n ling¨¹¨ªstica¡ª hizo el salto a la pol¨ªtica espa?ola como redentor de la naci¨®n catalana por la v¨ªa de su negaci¨®n y de una entrega incondicional a la naci¨®n espa?ola. Un doble salto mortal que ha acabado en el suelo. Hoy, Ciudadanos, despu¨¦s de alcanzar su apogeo gracias al proceso independentista y a la crisis de un PP ahogado por la corrupci¨®n, est¨¢ ahora a las puertas de la desaparici¨®n. Ni era f¨¢cil la estabilidad en Catalu?a de un partido pensado para Espa?a ni lo era en Espa?a un partido pensado desde Catalu?a.
En este contexto, ?que pretende Illa aline¨¢ndose con un gesto definitorio de lo que fue Ciudadanos? Se entiende lo que puede tener de apuesta coyuntural: el electorado de Ciudadanos en este momento es el que est¨¢ m¨¢s disponible, despu¨¦s de haberse sentido enga?ado. Por tanto, era un objetivo tentador para llegar primero en las elecciones catalanas. Y as¨ª ha sido. Pero un proyecto pol¨ªtico con vocaci¨®n de continuidad, como se le supone a un partido de largo historial como el PSC, no puede asentarse sobre el oportunismo si quiera tener duraci¨®n (el ejemplo de Ciudadanos es, en este sentido, concluyente).
El PSC no ser¨¢ determinante en la pol¨ªtica catalana si se limita al conflicto entre unionistas e independentistasEl PSC no ser¨¢ determinante en la pol¨ªtica catalana si se limita al conflicto entre unionistas e independentistas
En la coyuntura actual, los socialistas catalanes podr¨ªan ser decisivos para salir de la resaca de 2017. Naturalmente, para que ello sea posible tienen que contar con la complicidad (y el atrevimiento) del gobierno espa?ol que ahora mismo amaga pero no da, instalado en el mito de la moderaci¨®n (que a menudo es una expresi¨®n de impotencia). Pero no basta. Si quiere hacer crecer el electorado socialista y estabilizarlo, el PSC tiene que moverse con pleno reconocimiento de las singularidades de un territorio que tiene sus atributos precisos, m¨¢s all¨¢ de la confrontaci¨®n. Illa viene catapultado por el presidente del gobierno, en una operaci¨®n de imagen t¨ªpica de una pol¨ªtica que, cuando el contenido est¨¢ en los slogans y no en los proyectos, se hace forzosamente coyuntural. Pero tiene suficiente conocimiento de su pa¨ªs para conocer sus singularidades. Y ello significa saber distinguir entre hacer pol¨ªtica en Catalu?a o hacerla en Espa?a. Otros han ca¨ªdo por confundirlo. La moderaci¨®n puede ser atractiva en un momento en que hay fatiga de conflicto. El problema es que muchas veces es s¨®lo la expresi¨®n de la impotencia: del miedo al riesgo de romper t¨®picos y construir nuevas realidades para ganar. En este sentido el veto cruzado entre Esquerra y PSC es una p¨¦sima noticia, expresi¨®n de una doble falta de coraje.
El PSC podr¨ªa ser determinante en la pr¨®xima etapa de la pol¨ªtica catalana, pero no lo ser¨¢ si no es capaz de pensar aut¨®nomamente y se limita a tomar el relevo de Ciudadanos en la prolongaci¨®n del conflicto simple entre unionistas e independentistas y se suma a los que han hecho de la confrontaci¨®n el nuevo status quo (con el correspondiente sistema de intereses). Ser¨ªa una grave irresponsabilidad, porque por este camino, ahora mismo no hay salida, s¨®lo m¨¢s estancamiento.
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