El ¡®proc¨¦s¡¯, en familia
Un buen elenco encabezado por M¨ªriam Iscla y Abel Folk salva el montaje de ¡®Alguns dies d¡¯ahir¡¯, de Jordi Casanovas, en la sala La Villarroel de Barcelona
En Alguns dies d?ahir, el dramaturgo catal¨¢n Jordi Casanovas explora los efectos del proceso secesionista en el seno de una familia catalana de comarcas. La obra, dirigida por Ferran Utzet (en cartel en La Villarroel hasta el 27 de junio), est¨¢ defendida por un notable elenco de actores (M¨ªriam Iscla, Abel Folk, Marta Oss¨® y Francesc Cu¨¦llar), que salvan en lo posible un texto que no es de los mejores de Casanovas. Teatralizar la realidad pol¨ªtica es un ejercicio de mucho riesgo, y en el empe?o deja demasiados flancos abiertos.
Si en la pieza documental Kitchen trataba la actualidad pol¨ªtica al hilo de los sumarios judiciales sobre la caja B del PP, y en Jaur¨ªa llevaba a escena el caso de La Manada, en Alguns dies d?ahir cuenta la historia del proc¨¦s desde la intimidad familiar. Una ficci¨®n sobre los sucesos reales que conmocionaron el pa¨ªs entre septiembre y octubre de 2017 y que sit¨²a la obra en la ¨®rbita teatral de otra de sus piezas, Valenciana, sobre los cr¨ªmenes de Alc¨¤sser.
Su nueva obra no posee ni la estatura ni la inspiraci¨®n de su gran trilog¨ªa sobre la identidad catalana (Patria, Una historia catalana y Vilafranca), m¨¢s ambiciosa y sutil en su reflexi¨®n pol¨ªtica y social.
El retrato de la familia Font da grima en ocasiones por acumulaci¨®n de t¨®picos, frases hechas y situaciones previsibles que pesan como una losa en una obra que, por lo dem¨¢s, cuenta a favor con unos di¨¢logos construidos por Casanovas con su habitual y efectivo ritmo teatral. En una gran actuaci¨®n, que hace cre¨ªble, natural y cercano al personaje, Folk es Jaume, el padre, un empresario conservador, militante de la ANC, comprometido e ilusionado con la causa.
Iscla transmite con picos de mucha emoci¨®n el drama interior de la madre, Rosa, una profesora de baja por depresi¨®n tras un tr¨¢gico suceso en el instituto donde da clases de Historia. Intenta analizar y reflexionar la situaci¨®n pol¨ªtica con intermitente objetividad, mientras la amenaza de divorcio sobrevuela el relato. Una muy convincente Oss¨® da vida a la hija mayor, Laura, que vive los avatares del refer¨¦ndum del 1-O con m¨¢s distancia y esp¨ªritu cr¨ªtico, mientras que Cu¨¦llar clava el personaje de su hermano menor, Jofre, un activo cupaire en proceso de radicalizaci¨®n rampante. El choque dial¨¦ctico entre hermanos da jugosos momentos.
Casanovas reconstruye la cronolog¨ªa del proc¨¦s con una banda sonora period¨ªstica hilvanada con declaraciones y titulares de radio y televisi¨®n que enlazan las diversas escenas de un relato que arranca con el atentado terrorista de La Rambla y concluye con la reacci¨®n familiar ante la sentencia del juicio del proc¨¦s. En el viaje emocional afloran los desenga?os, la rabia y la desilusi¨®n por la rep¨²blica que no pudo ser.
Hay subtramas que no se pueden desvelar (algunas poco cre¨ªbles) que los espectadores van descubriendo en los encuentros familiares alrededor de una mesa. Utzet mantiene un ritmo cuasi televisivo utilizando una plataforma que gira lentamente para ofrecer diversos ¨¢ngulos de la reuni¨®n. Lo malo es que el p¨²blico, por turnos (hay cuatro gradas enfrentadas en la sala), tiene a los personajes de espaldas. Una pena, porque ni se oye ni se ve como Dios manda.
Al final del relato teatral, quedan muchas preguntas y muchas respuestas en el aire que el autor no ha querido poner sobre el tapete. Y la balanza, demasiado inclinada al credo indepe, refleja las debilidades de una obra de urgencia, efectista y algo oportunista que, sin estos cuatro estupendos actores, resultar¨ªa mucho m¨¢s indigesta.
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