La Pau, lugar de encuentro
En la fachada del casino de Ma?anet de Cabrenys se lee ¡°La Uni¨®n Massanetense: Protectora de los pobres¡±
No es solamente un bar. Es un lugar de encuentro, de celebraci¨®n. La Pau es el casino popular de Ma?anet de Cabrenys. Ocupa un edificio modernista de principios del siglo pasado que preside la plaza De la Vila. Est¨¢ catalogado como Bien Cultural de Inter¨¦s Local. El arquitecto fue Josep Azemar, que firm¨® otros casinos en el Empord¨¤ y mansiones se?oriales. En el interior, una gran nave rectangular de 189 metros cuadrados con un techo de ambiciones catedralicias, de nueve metros de altura, que permite la existencia de una balconada, una galer¨ªa voladiza, que recorre todo el per¨ªmetro. En tiempos ya pasados, cuando hab¨ªa baile con gramola, esta especie de anfiteatro serv¨ªa para fisgonear, sentados en una bancada, los emparejamientos de quienes bailaban en la planta baja. Los menores que no hab¨ªan hecho la segunda comuni¨®n ¡ªen Girona se repet¨ªa la primera comuni¨®n a los 12 a?os, era la comuni¨®n solemne¡ª deb¨ªan bailar en este primer piso, no pod¨ªan mezclarse con los de abajo, no ten¨ªan la edad debida y la prueba era que carec¨ªan de esta segunda eucarist¨ªa. A este anillo de circunvalaci¨®n se sube gracias a dos escaleras de caracol. En sus paredes se exponen pinturas o fotograf¨ªas.
En La Pau, cuando era peque?o, vi cine proyectado en una s¨¢bana. La autorizaci¨®n la recibi¨® en 1953 tras algunas tiranteces con La Financiera Cinematogr¨¢fica que alquilaba el comedor de la Fonda Pirineo para sus sesiones. Un argumento fue que La Pau pod¨ªa ofrecer el doble de plazas, 350 asientos muy necesarios para un pueblo, entonces, de 1.146 habitantes. Y as¨ª lo explica el historiador Pere Roura en el libro La Ma?anetenca, 138 anys de mutualisme.
En la sala se han celebrado vermuts populares, recitales de m¨²sica y se ha apostado, siempre muy moderadamente, a la Quina buscando el gran premio de un jam¨®n. Se jugaba en fechas se?aladas y su locuci¨®n es muy propia: el 77, les banderes d¡¯It¨¤lia, l¡¯1, el m¨¦s petit de tots. Unas paredes acostumbradas al zumbido suave de las tertulias, al ruido de la ferreter¨ªa del futbol¨ªn o a la latosa musiquita de las m¨¢quinas tragaperras y las fliper, cuando las hay y est¨¢n encendidas. Pero tambi¨¦n ha resonado la tragedia. El 15 de marzo de 1937 fue asesinado junto al mostrador Miquel Barnadas, alcalde del PSUC, por un comit¨¦ miliciano llegado a Ma?anet en tres coches de la FAI. Lo acusaban de proteger a vecinos de derechas.
En sus mesas se jugaba al domin¨®, al truc, al canari, a la botifarra o, m¨¢s raramente, al ajedrez. Ahora la demograf¨ªa de jugadores ha encogido llamativamente. En invierno, sin los veraneantes de toda la vida, en La Pau apenas se juega cada d¨ªa una botifarra, casi siempre los mismos cuatro vecinos. Eso despu¨¦s de comer. A veces, hay otra a las ocho de la tarde. Una prevenci¨®n sanitaria l¨®gica hace que los jugadores tengan que traer la baraja de casa. Cuando el local pudo reabrir, el miedo al contagio retrajo algo la concurrencia. Pero La Pau est¨¢ regresando a lo que ha sido siempre, el enorme camarote del pueblo donde encontrarse, hacer tertulia, tomar una ca?a. La Pau es un casino donde nadie te apremia. Puedes entrar a leer el diario sin hacer consumici¨®n. Puedes pasar una tarde con tres partidas jug¨¢ndote el caf¨¦. La botifarra es un juego discreto con el que no se molesta a nadie. Es un juego mudo en el que solo puede haber ruido cuando termina una mano y llega el momento de los reproches al compa?ero ¡ªraramente hay mujeres jugando¡ª por no haber arrastrado cuando deb¨ªa o perder un as. Pero se trata de discusiones, salvo unos pocos casos, amistosas, que no rompen la pareja.
La Pau es una instituci¨®n necesaria. No es un bar cualquiera. Lo gestiona la Sociedad de Socorros Mutuos Massanetenses. En la fachada, una inscripci¨®n deja bien clara su finalidad original: ¡°La Uni¨®n Massanetense: Protectora de los pobres¡±. Y es que el propietario que levant¨® el edificio, el benefactor Baltasar Molar Vidal, lo hizo pensando en este prop¨®sito y en dar al pueblo un local social. Hasta ahora, una sociedad mutua ha gestionado el bar a cambio de un alquiler simb¨®lico.
La Uni¨®n naci¨® a principios del siglo XX de la fusi¨®n de las cinco mutualidades existentes (La Terrallonera, Obreros Taponeros, La Humanitaria¡). La entidad daba asistencia m¨¦dica, farmac¨¦utica y subsidios en casos de enfermedad. Los estatutos, explica Roura, prohib¨ªan las discusiones pol¨ªticas o religiosas. Pero la mezcla de masones, republicanos, clericales y conservadores no pudo evitarlas. En 1924, un peque?o grupo de socios, de derechas, se escindi¨® y fund¨® La Paz Massanetense. La Uni¨®n se qued¨® un local que hab¨ªan comprado en otro emplazamiento y La Paz ocup¨® el casino de la plaza. Cada una ten¨ªa su m¨¦dico y, en las fiestas, cada una contrataba su orquesta. Tras la guerra lleg¨® una unificaci¨®n forzosa que benefici¨® a La Paz, que ha ido disminuyendo su actividad mutual.
Ahora, los herederos de don Baltasar quieren vender el edificio y se ha prorrogado un a?o el alquiler. ?stos, la sociedad y el Ayuntamiento est¨¢n en unas conversaciones que tienen pendiente a todo el pueblo. ¡°La Pau no se puede perder¡±. Hables con quien hables en Ma?anet, todos te lo dicen.
Un local que se disfruta en compa?¨ªa
Fundaci¨®n: 1906, Baltasar Molar.
Servicio: Bebidas, bocadillos, pizzas, platos combinados sencillos, abundantes. Hace a?os, compart¨ª con mis hijos Cacaolat con berberechos. Todav¨ªa hay quien me lo recrimina entre risas.
Momento ideal: Terraza, verano, cuando el sol se va o ya no est¨¢.
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