Una votaci¨®n popular en Catalu?a presiona para expulsar del municipio de la R¨¤pita su legado borb¨®nico
El 18% de los vecinos del municipio de Sant Carles de la R¨¤pita han apoyado rebautizar el municipio, pero la consulta no ha alcanzado el m¨ªnimo de participaci¨®n para que sea vinculante
El municipio catal¨¢n de Sant Carles de la R¨¤pita, en Tarragona, medita cambiar de nombre para pasar a llamarse La R¨¤pita. Los vecinos se pronunciaron este martes en una consulta popular promovida por el Ayuntamiento y que pretend¨ªa poner a debate la modificaci¨®n de la topon¨ªmia local para borrar la huella borb¨®nica que ha identificado al municipio durante m¨¢s de dos siglos.
La participaci¨®n fue modesta, pero el veredicto del escrutinio fue contundente. M¨¢s de 2.200 votos apoyaron la opci¨®n que propon¨ªa rebautizar al municipio como La R¨¤pita. El Consistorio hab¨ªa acordado que para validar la encuesta era menester que la opci¨®n vencedora lograra, al menos, el apoyo del 20% del censo. La R¨¤pita gan¨®, pero sin alcanzar ese l¨ªmite m¨ªnimo. Por poco. Se qued¨® rondando el 18% del censo total. Ahora el pleno municipal deber¨¢ decidir qu¨¦ procede. El municipio est¨¢ gobernado por Esquerra, con mayor¨ªa. Junts y el PSC ya avanzaron tras conocerse los resultados de la consulta que no van a apoyar el cambio de nombre.
La historia presenta a Carlos III como un rey diligente, de h¨¢bitos austeros, reformista y poco dado al despilfarro. Hijo de Felipe V y abuelo de Fernando VII, rein¨® durante casi tres d¨¦cadas y, convertido en preceptor de las tesis del despotismo ilustrado, se le atribuye buena mano en el trato a sus s¨²bditos. Su nombre luce en las etiquetas de un popular licor pero, en cambio, hay quien quiere desligarse de cualquier relaci¨®n con el monarca. En Sant Carles de la R¨¤pita, en el extremo sur de las Terres de l¡¯Ebre, en Tarragona, unos 12.000 vecinos estaban llamados a las urnas este martes para votar la procedencia o no del cambio de nombre de la localidad.
En este rinc¨®n de delta del r¨ªo Ebro, Carlos III proyect¨® en 1778 un ambicioso canal de navegaci¨®n que deb¨ªa conectar con Amposta. El objetivo era mitigar las dificultades que supon¨ªa para los nav¨ªos de mercanc¨ªas surcar las aguas de la desembocadura del Ebro. Aquel proyect¨® termin¨® en un fiasco, pero alumbr¨® el desarrollo y bautizo de un n¨²cleo habitado en la bah¨ªa de los Alfaques: San Carlos de R¨¢pita.Desde entonces, ha sido recurrente el debate sobre la conveniencia de tener a un rey santificado como credencial de presentaci¨®n local. En 1937, en tiempos de la II Rep¨²blica, el pueblo fue rebautizado como La R¨¤pita dels Alfacs. Ahora, los defensores del cambio de nombre defend¨ªan que, antes del proyecto naval de Carlos III, el lugar ya era conocido como La R¨¤pita.
En la pr¨¢ctica, los vecinos, rapitencs y rapitenques, tienen por costumbre referirse al municipio como ¡°La R¨¤pita¡±, mientras que el numeroso contingente tur¨ªstico que cada verano visita la zona suele optar por acortar el nombre por la cola y hablar de ¡°Sant Carles¡±.
¡±Qu¨¦ nombre oficial prefieres para tu municipio?¡±, preguntaba la papeleta de la consulta. Desde buena ma?ana, los vecinos se acercaron a las cinco mesas habilitadas en el pabell¨®n para ejercer lo que el alcalde Josep Caparr¨®s defini¨® como ¡°ejercicio democr¨¢tico¡± para el pueblo. Caparr¨®s es de Esquerra y guarda un estrecho v¨ªnculo con el tambi¨¦n rapitenc Llu¨ªs Salvad¨®, quien fuera mano derecha de Oriol Junqueras y uno de los m¨¢ximos ejecutivos del partido republicano.
Desligar al pueblo de su herencia mon¨¢rquica era un prop¨®sito del equipo de gobierno municipal. ¡°Tenemos la oportunidad de hacer oficial nuestra identidad¡±, reivindic¨® el alcalde en las horas previas a la votaci¨®n.
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