Michaux, Solar, G¨¹ell
Aunque no es una temporada esplendorosa de exposiciones, hay que rese?ar muchas de inter¨¦s. Una es la dedicada al poeta belga en la galer¨ªa Marc Dom¨¨nech. Viajero infatigable, fue tambi¨¦n un gran pintor
Aunque no es una temporada de exposiciones esplendorosa, hay que rese?ar muchas de inter¨¦s. Una de ellas es la dedicada a Michaux en la galer¨ªa Marc Dom¨¨nech. El poeta Henri Michaux (1899-1984), viajero infatigable de viajes reales e imaginarios, fue tambi¨¦n un gran pintor no adscrito a ning¨²n movimiento, aunque en los libros de arte sus signos febriles y fr¨¢giles suelen ubicarse en la abstracci¨®n l¨ªrica de postguerra. Pero en realidad enlaza con la corriente de pintores visionarios, es decir, el Victor Hugo de los rostros, el Kubin espectral y el Munch de los seres angustiados.
¡°Pinto para desacondicionarme¡± escribi¨® Michaux, y a?adi¨®: ¡°la l¨ªnea busca sin saber lo que busca¡±: este dejarse ir obedec¨ªa al deseo de dejar fluir los mecanismos inconscientes, y seguramente de huir de la extrema laboriosidad formal de su obra escrita. En la muestra hay muchas acuarelas, acr¨ªlicos , un solo frottage (la t¨¦cnica inventada por Max Ernst, tan admirado por Michaux junto a la obra de Paul Klee) y tan solo dos dibujos mescal¨ªnicos. Porque Michaux experiment¨® con la mescalina por primera vez en 1954 y lo hizo a trav¨¦s de Jean Paulhan, quien obtuvo la droga del famoso neur¨®logo Juli¨¢n de Ajuriaguerra. Michaux nunca fue un adicto, la experiencia fue fruto de su curiosidad intelectual y el resultado son unos dibujos intens¨ªsimos, llenos de l¨ªneas tan vibrantes y tan tupidas que asemejan las formas de un hormiguero. Otros muestran un gran surco central con ramificaciones laterales y paralelas, como si el espacio se rajara y con evocaciones animales, vegetales o humanas.
Y como cada vez es m¨¢s dif¨ªcil encontrar obras de Michaux, no se pierdan esta muestra en la que descubrir¨¢n a un artista que indaga un mundo interior desde posiciones tan dispares que pueden ir desde la violencia extrema al misticismo contemplativo.
En otros registros, tenemos a dos artistas j¨®venes , ambas mujeres. Una es Teresa Solar, que expone en la Galer¨ªa Joan Prats un trabajo titulado El tiempo de las lombrices aunque tanto a m¨ª como a otros espectadores estas obras les pueden sugerir m¨²ltiples formas. Al inicio hay dibujos que evocan lenguas, fauces, genitales, todos ellos delicadamente dibujados en tonos anaranjados. Pero m¨¢s all¨¢ est¨¢n sus esculturas realizadas con barro en su parte exterior y con cer¨¢mica de color rojo-anaranjado en el interior. Son formas que parecen rocas y estos d¨ªas resulta inevitable no asociarlas a las im¨¢genes del volc¨¢n Cumbre Vieja de La Palma con su fosforescente lava rojiza que brilla con una sobrecogedora intensidad. Estas formas geol¨®gicas, nunca geom¨¦tricas sino alveoladas, con su caparaz¨®n de un color marr¨®n gris tambi¨¦n parecen conchas, matrices, vaginas y lo que el espectador quiera ver. La obra m¨¢s impresionante es <CF1001>Tuneladora</CF>, un bloque informe igualmente gris del que surgen un par de aletas de resina de color azul. La comisaria de la muestra habla de cuchillas o remos y de la simbolog¨ªa del delf¨ªn, pero en realidad asemejan a dos piernas voladoras, una de las im¨¢genes m¨¢s misteriosas y sorprendentes vistas ¨²ltimamente en el panorama de la joven escultura espa?ola.
La otra artista es N¨²ria G¨¹ell (en la F¨¤brica Fabra y Coats), que desde hace a?os pone en cuesti¨®n, con obras llenas de inteligencia, radicalidad y atrevimiento los l¨ªmites de la legalidad y del poder abusivo de las instituciones capitalistas.
Al ser muy cr¨ªtica con la idea de una muestra retrospectiva, ha pedido a artistas amigos que reinterpreten algunas de sus obras, pero otras son de ella misma. Una de ellas es la copia de las declaraciones de intenciones de los museos (tachando el nombre de la instituci¨®n). Me ha entusiasmado como Nuria G¨¹ell denuncia el buenismo de estas parrafadas tan pol¨ªticamente correctas: ¡°tenemos/ una gesti¨®n responsable con clara vocaci¨®n de ¡°revoluci¨®n permanente¡±, se lee en un panel, y en otro: ¡°impulsamos pr¨¢cticas art¨ªsticas (¡) que sirvan de laboratorio para una nueva ciudadan¨ªa¡±. No me imagino a Manolo Borja Villel empu?ando un arma contra un representante del Ibex 35, pero si leemos estos textos uno podr¨ªa deducir que los museos ¡°comprometidos¡± son ahora escuelas de guerrillas anticapitalistas o cursillos para entrar en la CUP o en Izquierda Unida.
Otra obra magn¨ªfica es la de Nuria hablando con una monja youtubera , a la que le explica que ella invent¨® un sistema para robar dinero a los bancos. La monja le contesta que ¡°se trata de un acto de justicia¡±, que aquello no es pecado. Genial. Me gustar¨ªa que Nuria G¨¹ell se haga a¨²n m¨¢s famosa, pues su capacidad para ampliar nuestra conciencia de forma imaginativa e ir¨®nica es un soplo de aire fresco dentro del arte pol¨ªtico.
Victoria Combalia es escritora y cr¨ªtica de arte
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