Lorca con alma sinf¨®nica
La OBC estrena el tr¨ªptico ¡®Tres amores oscuros¡¯, de Enric Palomar, bajo la espl¨¦ndida direcci¨®n de Josep Caball¨¦ Domenech
Despu¨¦s de un a?o y medio de trabajo en Berl¨ªn, ciudad donde reside desde hace ocho a?os, el compositor catal¨¢n Enric Palomar ha dado forma a un gran tr¨ªptico sinf¨®nico para dos pianos, dos cantaores y orquesta, Tres amores oscuros, basado en tres poemas de Federico Garc¨ªa Lorca. Su estreno en un Auditori con muchas butacas vac¨ªas, fue un ¨¦xito bajo la batuta experta del director catal¨¢n Josep Caball¨¦ Domenech -tambi¨¦n afincado en Berl¨ªn, por cierto- al frente de la Sinf¨®nica de Barcelona y Nacional de Catalunya (OBC) y cuatro notables solistas.
La nueva obra de Palomar, que es uno de los encargos de la temporada del Auditori, no es f¨¢cil de interpretar ni f¨¢cil de escuchar. Exige m¨¢xima concentraci¨®n a los m¨²sicos y al p¨²blico, pero el esfuerzo se ve recompensado con el descubrimiento de ins¨®litos hallazgos sonoros en su rico y denso lenguaje sinf¨®nico.
En la concepci¨®n r¨ªtmica se respira, esencializada, la huella del flamenco, y la influencia de Falla se hace patente, a modo de homenaje, en el gesto teatral de las casta?uelas que preludian cada escena del tr¨ªptico: Canto primo. Bodas de Sangre. Escena final; Canto secondo. Yerma. Nocturno, y Canto terzo. Thamar y Amn¨®n.
Pusieron voz a la palabra lorquiana, y aplomo e intensos matices, la mezzosoprano Lidia Vinyes-Curtis, que asumi¨® una parte inicialmente concebida para cantaora, y el cantaor Pere Mart¨ªnez. La amplificaci¨®n de las voces, de no muy buena calidad, resto naturalidad y hondura al intenso canto de los solistas.
La actuaci¨®n de los pianistas Carles Marig¨® y Marco Mezquida fue antol¨®gica en una parte que figura entre los grandes logros de la partitura: sin caer en la tentaci¨®n concertante, la escritura de los dos pianos refleja el misterio y los conjuros de los versos de Lorca con sutileza y refinamiento sonoro. Caball¨¦ Domenech acert¨® en las din¨¢micas y la precisi¨®n de una partitura quiz¨¢ demasiado larga (dura casi 50 minutos), pero intensa, con cl¨ªmax de pasi¨®n, ritmos trepidantes, remansos l¨ªricos y episodios de violencia desatada en la orquesta.
Tras los ecos de tragedia cl¨¢sica del mundo de Lorca, en la segunda parte llegaron las luces de otro amor, ya dulce y feliz, que brillan en el gran ballet de Sergu¨¦i Prok¨®fiev Cinderella, sobre el cuento cl¨¢sico de Charles Perrault. La partitura, de la que se ofreci¨® una suite, es un prodigio de arte orquestal, inspiraci¨®n mel¨®dica -su gran vals es una maravilla- y fantas¨ªa t¨ªmbrica a los que Caball¨¦ Domenech otorg¨® encanto y brillantez.
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