¡®Solitud¡¯, la lectura imborrable
Ocho escritores catalanes contempor¨¢neos revisitan el cl¨¢sico en una edici¨®n que restituye el texto original de V¨ªctor Catal¨¤
La mayor¨ªa la leyeron de adolescentes, en el bachillerato, pero el impacto, tres o cuatro d¨¦cadas despu¨¦s, permanece imborrable. L¨®gico: ese doble viaje inici¨¢tico de la joven Mila (f¨ªsico, para vivir en la aislada ermita, siguiendo a su ab¨²lico marido Mat¨ªas; interior, hacia la soledad e intuir qu¨¦ es la vida), los ideales que ve encarnados en el pastor Gaiet¨¤ y su destrucci¨®n con la violaci¨®n que le inflige el vil ?nima sacuden a cualquiera que se asome a Solitud, de V¨ªctor Catal¨¤.
Aquellos lectores son, hoy, ocho autores contempor¨¢neos que ven en una de las obras capitales del modernismo literario catal¨¢n una gigantesca lectura bien vigente a pesar de sus 116 a?os de vida: desde primerizas pinceladas de er¨®tica s¨¢fica a recursos precinematogr¨¢ficos, pasando por el mejor retrato de dos grandes males del siglo XXI: la blandura y la agresi¨®n. As¨ª lo analizan, de Maria Call¨ªs a Toni Sala, de Enric Casasses a Vicen? Pag¨¨s Jord¨¤, de Najat el Hachmi a Lola Miquel, de Ra¨¹l Garrigasait a Merc¨¨ Ibarz, en la nueva edici¨®n de la obra fundacional de la novela catalana moderna que publica Edicions 62, que restaura, adem¨¢s, la versi¨®n m¨¢s genuina de la autora.
Caterina Albert (1869-1966) se quej¨® en los pr¨®logos (uno nonato de 1905 y otro de 1946) de las condiciones en que gest¨® la novela (¡°escrib¨ªamos y libr¨¢bamos a la imprenta seguidamente el original para su inmediata inserci¨®n¡±), un encargo de la revista Joventut ofrecido en 46 entregas entre el 19 de mayo de 1904 y el 20 de abril de 1905, y cuyo ¨¦xito acab¨® ya en formato libresco un mes despu¨¦s a partir de los 500 pliegues guardados de cada entrega. En su opini¨®n, ese proceso la llen¨® de ¡°palabras impropias o desenfocadas¡± y la dej¨® desnuda de ¡°la serenidad del reposo depurador¡±.
Pero, contrariamente a esa falsa modestia, la poeta Call¨ªs destaca, justo, las ¡°impresiones clarividentes¡± que la autora deposita en Mila y que el personaje ignora. Son tambi¨¦n esas ¡°se?ales inquietantes¡± dejadas por toda la novela como si del rastro de migas de pan del Pulgarcito de Perrault se tratara las que llaman la atenci¨®n de Casasses. En su relectura afirma que ¡°el virtuosismo cinematogr¨¢fico desplegado en Solitud es precinematogr¨¢fico, la fotograf¨ªa es buen¨ªsima; casi toda la novela est¨¢ escrita en c¨¢mara subjetiva¡±, fruto de esa alma de pintora que tambi¨¦n ten¨ªa la escritora de L¡¯Escala. En 1991, la obra fue adaptada al cine por Rom¨¤ Guardiet.
Como cultivado amante de las palabras, Casasses se siente fascinado por el particular dialecto que Catal¨¤ pone en boca del pastor (mezcolanza de ¡°cadaquesenc, rossellon¨¨s, garrotx¨ª, cerd¨¤, gasc¨®¡¡±), detalle que enlaza con la aseveraci¨®n de la novelista Ibarz, admirada de la construcci¨®n de unos ¡°personajes modestos que levanta con narrativa arriesgada, por el capital ling¨¹¨ªstico¡±. De ¡°chorro fresco del habla que no ha pasado por la escuela y las instituciones¡±, lo define el ensayista y novelista Garrigasait, que cierra el c¨ªrculo al atribuir al pastor Gaiet¨¤ la famosa ¡°paraula viva¡± de Joan Maragall. El autor de Els estranys detecta a su vez, agudo, ¡°el mal blando de Mat¨ªas¡±, el que nace ¡°no de la maldad sino de la incomprensi¨®n y de la debilidad. El mal m¨¢s peligroso, porque se puede confundir m¨¢s que ning¨²n otro con el de la bondad (¡) La blandura y la agresi¨®n: los dos males del mundo¡±, sentencia, y que refleja la novela.
Lanza proteico Garrigasait tambi¨¦n el uso anti¨¦tico al tradicional que hace Catal¨¤ de la ermita: el espacio de autoconocimiento y recogimiento es, en Solitud, tambi¨¦n donde anida el mal. Un escenario literario en el que Pag¨¨s Jord¨¤ busca rasgos del lugar real, la ermita de Santa Caterina, en el macizo de Montgr¨ª: ¡°Procur¨¦ desfigurarla un poco, pero a¨²n as¨ª me serv¨ª de muchos de sus elementos¡±, confes¨® la escritora, que s¨®lo hab¨ªa subido a ella una vez, por su santo.
Alucinaciones er¨®ticas
Que Mila se vea arrastrada por su marido a desplazarse a la ermita no deja de ser, salvando las distancias, una met¨¢fora de la triste situaci¨®n que viven hoy millones de desplazados, seg¨²n el s¨ªmil de El Hachmi. Es s¨®lo alguno de los contundentes mensajes que deja caer la ensayista de Siempre han hablado por nosotras sobre el papel social de la mujer que hay en Solitud, cuya autora, recuerda, no fue inmortalizada en un cuadro como marcaba la tradici¨®n cuando su ingreso en la Reial Acad¨¨mia de les Bones Lletres.
El reproche m¨¢s duro lo hace, sin embargo, a la interpretaci¨®n que el poeta Gabriel Ferrater hizo de la novela, donde, a la luz del psicoan¨¢lisis freudiano, dej¨® entrever que la obra era una alucinaci¨®n er¨®tica del personaje y de la autora: ¡°Una de las tonter¨ªas m¨¢s grandes que se han dicho nunca: Ferrater no ten¨ªa ni la m¨¢s remota idea de lo que es el deseo y la sexualidad de las mujeres¡±. Y lo contrapone a que Solitud es pionera, en las letras catalanas, en ¡°insinuar la insatisfacci¨®n que provoca la impotencia masculina¡± (por la falta de ¡°impulso vital¡± del marido) y en las ¡°pinceladas de er¨®tica s¨¢fica¡± que, en su opini¨®n, ah¨ª aparecen. ¡°V¨ªctor Catal¨¤ no hay que leerla a trav¨¦s de Freud sino a su lado¡±, remacha Sala, que recuerda que cuando se publica Solitud en Barcelona aparece en Viena Tres ensayos de teor¨ªa sexual del psicoanalista.
La predilecci¨®n de los ocho autores por Solitud no es un antojo exquisito. La obra ya recibi¨® en 1909 el entonces prestigioso premio Fastenrath a la mejor novela publicada en catal¨¢n entre 1903 y 1908. Pero es que ya se hab¨ªa traducido al castellano (1907) y luego lo har¨ªa tambi¨¦n tempranamente al alem¨¢n (1909), italiano (1918), franc¨¦s (1937) y hasta al esperanto (1967), entre otras lenguas. Y es que ¡°Solitud es el monumento m¨¢s indiscutible con el que hasta hoy cuenta la prosa catalana¡±, asegur¨® el exigente Josep Carner en su momento, como recoge la escritora Lola Miquel, que recuerda la gran admiraci¨®n que Catal¨¤ ten¨ªa por los novelistas rusos del XIX por ¡°el intens¨ªsimo sentimiento de vida y por un arte puro, sin extravagancias, poses, pies forzados ni reclamos de tipo alguno¡±.
En esa l¨ªnea, la clave de la inmortalidad de Solitud puede estar en que ¡°todas y todos somos Mila porque nos sabemos finitos, expuestos a los elementos, desconcertados por el avance de la vida y el impulso del deseo¡±, escribe El Hachmi. En palabras de Casasses, en la novela la felicidad ¡°siempre se estropea porque, como siempre, se nos acaba introduciendo la inquietud y el miedo¡±. Disfrutar de todo ello es m¨¢s f¨¢cil en este volumen, que se acerca a la versi¨®n que Catal¨¤ fij¨® en la tercera edici¨®n de la novela, de 1909 y ¡°revisada por el autor¡±, seg¨²n consta en ella, y ahora limpia de los muchos estropicios y excesos que tanto el salto de la obra al catal¨¢n fabriano (V¨ªctor Catal¨¤ era contraria a las normas) y una correcci¨®n en 1946 sobre aquella versi¨®n dejaron en la novela, respetando m¨¢s el l¨¦xico, la morfolog¨ªa y la sintaxis original; una labor llevada a cabo cotejando el manuscrito original por Jordi Cornudella, editor literario de Grup 62, que hace apenas unas semanas hizo lo propio con los relatos de Josep Pla en La cendra de la vida.
Solitud lleg¨® a la mayor¨ªa de los autores que la comentan en esta edici¨®n porque era lectura obligatoria hacia los 15 a?os, cuando se cursaba el bachillerato. Algunos debieron acceder a ella desde la hist¨®rica colecci¨®n de Les Millors Obres de la Literatura Catalana (MOLC), solo bajo cuyo formato se llegaron a vender 100.000 ejemplares. En los ¨²ltimos 20 a?os, Solitud no ha sido nunca lectura prescriptiva en la materia com¨²n de Lengua y Literatura Catalanas, la asignatura que hacen obligatoriamente todos los alumnos de bachillerato. En cambio, s¨ª ha sido, a menudo, lectura prescriptiva de Literatura Catalana para los que cursan el bachillerato de Humanidades y Artes. Cuando no es as¨ª, apenas se venden de 200 a 500 ejemplares al a?o. La nueva edici¨®n comentada deber¨ªa convertir Solitud en un mayor longseller, una lectura imborrable m¨¢s all¨¢ de la escuela.
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