La ¡®superilla¡¯ de Colau no convence ni a partidarios ni a detractores
Entidades de L¡¯Eixample debaten sobre el impacto del plan de retirar coches del distrito
Si es bueno que hablen de uno aunque sea mal, la superilla de L¡¯Eixample va por buen camino. El plan estrella de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, para sacar coches y contaminaci¨®n, y ganar verde y vida vecinal en una de cada tres calles del distrito de L¡¯Eixample, tiene partidarios y detractores. Pero ni unos ni otros est¨¢n del todo satisfechos. A los comerciantes la restricci¨®n les parece excesiva, temen un impacto negativo en sus negocios y alertan de que el tr¨¢fico se ha trasladado a las calles paralelas. Por contra, entidades como Eixample Respira, ven bien el conjunto del plan a diez a?os, pero insuficiente su despliegue.
Este diario cit¨® al presidente de Cor Eixample (el eje comercial que va de Diagonal a Trafalgar y del paseo de Sant Joan a Pau Claris), Xavier Llobet; y al portavoz de Eixample Respira, Guille L¨®pez. Justo en la calle de Consell de Cent, que ser¨¢ el mayor eje verde. De entrada, coinciden en la necesidad de sacar coches. Pero cuando afinan, surgen las discrepancias.
Llobet, que es ¨®ptico, celebra que la calle ¡°se convierta en un centro comercial a cielo abierto¡±, pero acumula temores. Primero, que los estudios que se han publicado auguran efectos negativos. Segundo, los ocho meses de obras que arrancar¨¢n en junio (pide compensaciones para los afectados). Tercero, que si la zona tiene ¨¦xito ¡°suban los alquileres y el fen¨®meno de la gentrificaci¨®n provoque la desaparici¨®n del peque?o comercio¡±. Y cuarto, tambi¨¦n teme que sus clientes (casi un 30% de fuera de Barcelona) no puedan llegar en coche. ¡°La reducci¨®n de veh¨ªculos se apoya te¨®ricamente en el aumento del transporte p¨²blico, y no lo han hecho¡±, reprocha al Ayuntamiento. ¡°Si a los clientes les complicamos la vida para llegar, optar¨¢n por una gran superficie donde puedan aparcar¡±, avisa lamentando que las nuevas calles impedir¨¢n recorridos en l¨ªnea recta.
La observaci¨®n de que hist¨®ricamente todas las peatonalizaciones han tenido efectos positivos para el comercio no le convence: ¡°Las experiencias son en barrios de trama antigua, Sant Andreu, Ciutat Vella: esto es L¡¯Eixample. No es lo mismo tocar el dedo de un pie que el coraz¨®n¡±. Llobet tambi¨¦n denuncia que calles paralelas como Val¨¨ncia soportan ahora mucho m¨¢s tr¨¢fico: ¡°El Ayuntamiento dice que los cambios se hacen por salud, por la contaminaci¨®n, pero el entorno est¨¢ colapsado. Hemos pedido datos de antes y despu¨¦s, y no nos los dan¡±.
A su lado, Guille L¨®pez expresa que est¨¢ ¡°a favor de la superilla, pero con matices¡±. ¡°Al hablar de ejes verdes, nos olvidamos de los ejes grises: por L¡¯Eixample cruzan 350.000 veh¨ªculos al d¨ªa, y el mayor problema lo tenemos en la red b¨¢sica, las autopistas como Gran Via o Arag¨®. Si Superilla Eixample acaba afectando a toda la ciudad, bienvenida sea, pero no est¨¢ resuelto¡±.
Con los pies en el asfalto, surgen controversias entre el activista y el comerciante. Como las motos. L¨®pez: ¡°Deber¨ªan estar en aparcamientos, no en las aceras, es espacio p¨²blico¡±. Llobet: ¡°Pago impuesto de circulaci¨®n¡±. L¨®pez: ¡°Pero no da derecho a aparcarla en la calle¡±. O sobre el mal uso de las zonas pintadas para peatones. A Llobet le molesta que la cruce un rider en bicicleta; pero no los coches que aparcan mal. ¡°La ciudad lo pone demasiado f¨¢cil, est¨¢ demasiado hecha para el coche, esto tiene que acabar porque es minor¨ªa en desplazamientos¡±, defiende el portavoz de Eixample Respira, y no entiende ¡°que los comerciantes no se alegren de la mejora en el entorno¡±.
En la esquina de Consell de Cent con Girona, que ser¨¢ una plaza, Jordi Torras, de la librer¨ªa y papeler¨ªa Canut, se muestra ¡°muy muy en contra del proyecto¡±. ¡°Este es un barrio de paso y saldremos perdiendo. Ojal¨¢ me equivoque¡±. Anna Sandalinas, del bar Funicular, dice: ¡°Si se tiene que hacer, bienvenido sea, a la larga ser¨¢ mejor¡±.
Las dos asociaciones de vecinos del distrito, Dreta y Esquerra, recuerdan que las pacificaciones (de Girona o Borrell) son demandas hist¨®ricas. Jaume Artigues, de la Dreta apunta que el consistorio ¡°ha asimilado estas reivindicaciones, que tienen el riesgo de provocar disfunciones en comercio y vivienda¡± y emplaza a ¡°reducir todo el tr¨¢fico para evitar problemas en calles colindantes¡±. Xavier Riu, de la Esquerra es m¨¢s entusiasta: ¡°Porque hace 20 a?os que luchamos, es una gran victoria, antes de que se hablara de superilla ya defend¨ªamos calles distintas¡±, dice y s¨ª cree que se reducir¨¢ el tr¨¢fico en toda la zona, un compromiso expresado por el consistorio.
Tambi¨¦n en este lado del Eixample, Sergio Moral del eje comercial Nou Eixample, avisa: ¡°Una cosa es la necesidad de rebajar la contaminaci¨®n y otra es matar moscas a ca?onazos, sin tener en cuenta la actividad econ¨®mica¡±. Tambi¨¦n lamenta que el dibujo de la Superilla crea ¡°calles premium y calles con tr¨¢fico¡±. Con todo, Moral se muestra conciliador: ¡°Entiendo que nos acostumbraremos... y quien no pueda, se marchar¨¢¡±, dice. Subraya como perjudicados ¡°los 44 talleres mec¨¢nicos¡± de Consell de Cent o la docena de tiendas de muebles de Rocafort, que necesitan carga y descarga cerca, por los vol¨²menes que mueven.
Los estudios publicados: de la alerta de riesgos al ¡®apocalipsis¡¯
Las supermanzanas han provocado un amplio abanico de estudios en los últimos años. Sobre la de Sant Antoni, el consistorio celebra un 70% más de paseantes. En verano pasado, Barcelona Oberta alertaba de una caída de ventas para el 45,3% de los comerciantes, frente a un 47,2% que las ha mantenido y un 7,5% que las ha visto crecer.
Respecto a la contaminación, un informe de la Agencia de Salud Pública situaba entre un 17% y un 25% la reducción de la contaminación en la zona desde su pacificación. Otro trabajo, del Supercomputing Center, avalaba la reducción de tráfico contra la contaminación, pero advertía de que las supermanzanas provocan más polución en su entorno si la disminución del tráfico no es “drástica”.
El RACC auguró un 26% más de atascos cuando se transformen las primeras cuatro calles; y hasta un 55% más de colas si se desarrollaran los 21 ejes verdes y plazas. Y hace tres semanas, la patronal Foment pidió paralizar el programa Superilla Barcelona y en una “estimación prudente” augura caídas de la facturación del 20% para el comercio y la restauración (3.500 millones de euros) y la pérdida de 25.000 empleos. Un escenario apocalíptico sobre el que este diario ha pedido cuatro veces, sin éxito, el estudio o cálculo que lo sustenta.
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