¡®Luzia¡¯ del Cirque du Soleil: por fin 2.600 almas contentas y alegres
La compa?¨ªa canadiense estrena en l¡¯Hospitalet entre risas, aplausos, gritos y juegos su 38? espect¨¢culo
El canadiense y muy internacional Cirque du Soleil definitivamente ha conseguido suplantar la magia casi nost¨¢lgica de los circos del siglo XX por una combinaci¨®n eficaz, bella y sutil de la tecnolog¨ªa m¨¢s avanzada, sin renunciar a los n¨²meros tradicionales circenses y a la evoluci¨®n que muchos j¨®venes profesionales han llevado a cabo con el trapecio, malabares, acrobacias, m¨¢stiles, correas a¨¦reas, contorsiones, columpios rusos, payasos e incluso la inseparable m¨²sica en directo de este tipo de espect¨¢culos. Nada de todo eso falta en la ¨²ltima producci¨®n de esta marca circense de primer orden. La han llamado Luzia, un acr¨®nimo de las palabras luz y lluvia, porque ambos elementos son primordiales y protag¨®nicos en este espect¨¢culo de aromas, sonidos, colores y m¨²sicas que recuerdan un M¨¦xico so?ado por los creadores del Cirque du Soleil.
Lo sorprendente es la incorporaci¨®n, por primera vez en este circo, de un elemento de tan dif¨ªcil manejo como es el agua, que para los que sufrieron pensando que los artistas se iban a resfriar, hay que decirles que estaba a 30? y que tras mojarse reaparec¨ªan enseguida secos, sonrientes y hasta peinados Su estreno fue la noche del jueves. En puridad el reestreno. Porque Luzia, creado en 2016, interrumpi¨® su andadura tras pasearse por Canad¨¢, Estados Unidos, M¨¦xico y Londres. La pandemia mundial fren¨® en especial a este montaje que se lleva a cabo con profesionales de 25 pa¨ªses y en el que intervienen cientos de personas, aunque el p¨²blico s¨®lo vea a unas cuantas docenas en escena.
Un p¨²blico formado el jueves por 2.600 espectadores que rieron, gritaron, jugaron y aplaudieron como locos bajo la carpa situada en l¡¯Hospitalet del Llobregat. Muchas caras conocidas, como Laia Marull, Pablo Derqui, Antonio Orozco, Nora Navas, Martina Klein, Salvador y Rosa Tous, Ona Carbonel, Cristina Brondo, Isak Andic, Enric Auquer, Samantha Villar o Gema Mengual. Todos sacaron al ni?o que dicen que llevamos dentro y abr¨ªan la boca de asombro ante n¨²meros tan poco conocidos y tan bien trabados como el de los columpios rusos, que arranc¨® gritos de p¨¢nico en varias ocasiones, porque era dif¨ªcil no pensar que los acr¨®batas que llevaban a cabo las piruetas terminar¨ªan estrellados contra el suelo.
Pero no todo eran volteretas, cabriolas, saltos ejecutados por ¨¢giles y fibrosos cuerpos. Tambi¨¦n estuvo el payaso patoso sobre el cual reca¨ªa la mayor parte del relato, que en esta ocasi¨®n era un viaje, quiz¨¢ inici¨¢tico, por las playas, la cultura y los paisajes y desiertos mexicanos. O una cantante (Majo Cornejo) de potente voz que se hac¨ªa acompa?ar por un sexteto de m¨²sicos que otros momentos eran reemplazados por un dj. O un inquietante, enorme y bell¨ªsimo caballo creado por el manipulador de objetos Gerardo Ballester, el mismo que ha dado vida animada a un jaguar de movimientos felinos y car¨¢cter amable.
La tradicional presencia de animales de los circos de anta?o, a los que el du Soleil ha renunciado, son sustituidos no s¨®lo por estos objetos, sino por otros animalescos, que a veces recuerdan las extra?as figuras de las pinturas y dibujos de Hans Rudolf Giger.
Tambi¨¦n recurren a im¨¢genes que buscan por encima de todo la belleza, como las gigantescas mariposas de grandes alas, una bella y colorista evoluci¨®n de las danzas modernistas y expresionistas de las primeras d¨¦cadas del siglo XX que tanto inspiraron a Isadora Duncan y, sobre todo, a Lo?e Fuller, quien al igual que el Cirque du Soleil, fue en su ¨¦poca especialmente respetada por los cient¨ªficos por sus investigaciones sobre la luz en espect¨¢culos art¨ªsticos, as¨ª como en los tejidos que parecen flotar en el escenario.
El Cirque du Soleil reparte para todos. Hab¨ªa casi beb¨¦s abstra¨ªdos por todo lo que pasaba en ese escenario circular presidido por un calendario azteca que tambi¨¦n se convert¨ªa en un sol o una luna seg¨²n fuera iluminado. Pero tambi¨¦n se pod¨ªan encontrar lecturas para todas las edades como los grandes cactus con capacidad de andar o de lucir, uno de ellos, lo que a todas luces era un pinchudo pene en estado de buena esperanza.
La noche dio para mucho y sobre todo para que 2.600 personas salieran convencidas de que hab¨ªan vivido una noche especial, tras la cual inmediatamente aterrizar¨ªan en los nada on¨ªricos mundos de la mercadotecnia y el consumo.
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