Vlad¨ªmir Putin en Barcelona
Dilucidar el papel del ¡®putinismo¡¯ en el ¡®proc¨¦s¡¯ es imprescindible al menos para mostrar las exactas intenciones de parte del independentismo
El color amarillo del procesismo soporta mal el azul celeste de la bandera ucraniana. Gracias a Vlad¨ªmir Putin ha estallado finalmente la burbuja. Las crecientes sospechas de una colusi¨®n entre los servicios secretos rusos y la direcci¨®n de la rebeli¨®n catalana de 2017 no se disuelven con las malas excusas sobre las cloacas policiales espa?olas y el Estado profundo. No bastan las declaraciones bajo palabra de honor de Carles Puigdemont y de su asesor Josep Llu¨ªs Alay. Ambos deben explicaciones detalladas a los catalanes y ser¨ªa bueno que las dieran donde corresponde, que es en el Parlament, y no en forma de una comparecencia acogida a la deferencia habitual en nuestras l¨¢nguidas instituciones, sino en una exigente comisi¨®n de investigaci¨®n que resuelva en Barcelona todos los enigmas, antes que otros lo hagan en Bruselas o en Washington.
Dilucidar el papel del putinismo en el proc¨¦s es imprescindible al menos para mostrar las exactas intenciones de parte del independentismo. No es extra?o que Esquerra, con buenos y oportunos reflejos, se haya decidido a romper ahora, cuando la invasi¨®n de Ucrania ha empezado a poner las cosas en su sitio. Cuanto m¨¢s se sigan reivindicando las haza?as de los h¨¦roes del independentismo, m¨¢s necesario ser¨¢ dilucidar el papel preciso del Kremlin en la desestabilizaci¨®n de la pol¨ªtica espa?ola, como lo ha jugado en numerosas interferencias no tan solo electorales, como el Brexit o el trumpismo. El entero legado del 1-O, la huelga de pa¨ªs del 3-O y especialmente el Tsunami Democr¨¤tic, con la ocupaci¨®n del aeropuerto, las v¨ªas del AVE y las autopistas, est¨¢ en cuesti¨®n y merecen el esclarecimiento p¨²blico que no se ha producido hasta ahora.
M¨¢s dif¨ªcil ser¨¢ clarificar los tent¨¢culos econ¨®micos del putinismo en Catalu?a, donde los amigos del d¨¦spota, oligarcas como ¨¦l mismo, ten¨ªan amarrados sus yates y probablemente siguen teniendo inversiones y propiedades multimillonarias, sea en Baqueira, Sagar¨®, o alguno de los soberbios ¨¢ticos de la Diagonal o del paseo de Gr¨¤cia. Es bien raro que dos de los cuatro yates varados en los astilleros barceloneses pudieran escaparse tranquilamente sin que nadie osara impedirlo.
No son estas las conexiones putinistas m¨¢s preocupantes. La peor, la m¨¢s sutil y perenne es la social, que impregna ciertas bases de los movimientos sociales y las mentes de la militancia de izquierdas que adopta sus ideas e incluso sus comportamientos. En nombre del antifascismo se puede limitar las libertades civiles, encarcelar periodistas y cerrar medios de comunicaci¨®n, y luego arrasar un pa¨ªs, perpetrar cr¨ªmenes de guerra y probablemente un genocidio. Hay que alejarse del fascismo disfrazado de antifascismo, tirar los lazos descoloridos del proc¨¦s y vestir las solapas con el azul y el amarillo de la Ucrania combatiente contra el aut¨¦ntico fascismo, el de Putin y sus amigos y admiradores.
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