La vida perdida del maestro Elies Buchaca, ¡°depurado¡± por rojo y rehabilitado 82 a?os despu¨¦s
El Govern repara la memoria de una treintena de vecinos de Subirats v¨ªctimas de procesos penales y administrativos sin garant¨ªas
Hay fragmentos de la vida de Elies Buchaca Borrell, maestro de la Rep¨²blica, perdidos para siempre. No quiso o no pudo contarle a su hija ?ngels las desventuras de la Guerra Civil, as¨ª que, cuando ella quiso recuperar la memoria familiar, era demasiado tarde. Por su madre supo que, cuando estall¨® el conflicto, ¡°un vecino le denunci¨® y tuvo que esconderse y salir del pueblo¡±, Sant Pau d¡¯Ordal, en el Pened¨¨s (Barcelona), tierra de vi?edos. Y que, despu¨¦s, en 1940, fue ¡°depurado¡± por el franquismo y perdi¨® su plaza de profesor: nunca pudo volver a ejercer en la ense?anza p¨²blica.
Elies es uno de los 30 vecinos del municipio de Subirats que este domingo ser¨¢n homenajeados. La consejera de Justicia del Govern, Lourdes Ciur¨®, entregar¨¢ a sus descendientes documentos de reparaci¨®n jur¨ªdica que, de forma simb¨®lica, anulan los juicios por los que fueron condenados. Uno de ellos, Josep Duran, fue ejecutado sin pruebas por un asesinato. Otros tantos fueron condenados a penas de prisi¨®n. Elies, el maestro, expulsado de la carrera. All¨ª estar¨¢ ?ngels, que ha sido maestra como su padre y ahora tiene 73 a?os. ¡°Hace ilusi¨®n este reconocimiento; es una forma de hacerle justicia¡±. El Govern ha expedido casi 6.000 documentos de nulidad para ¡°restablecer el honor y la dignidad¡± de los encausados.
?ngels se aproxim¨® a la verdad sobre su padre cuando falleci¨® su madre, en 2003. ¡°Al vaciar el piso, encontr¨¦ documentos, cartas que se hab¨ªan escrito. Esas cartas picaron mi curiosidad. Intent¨¦ entenderlas, clasificarlas¡±, cuenta ?ngels desde su domicilio en el barrio de Horta de Barcelona.
Las cartas y la guerra
A finales de 1934, Elies gana su plaza de ¡°maestro propietario¡± en la escuela de ni?os de Sant Pau d¡¯Ordal y escribe a su prometida Llu?sa Rusi?ol: ¡°Llegu¨¦ con lluvia intensa. El pueblo es bastante bonito. La escuela me ha gustado mucho¡±. Tambi¨¦n lamenta las dificultades para subsistir: ¡°He de pagar seis pesetas al d¨ªa en la Fonda de Cal Pau Xic. Son unas condiciones que solo podr¨¦ aguantar hasta las vacaciones de Navidad¡±. En el pueblo, Elies trat¨® de incorporar las nuevas tendencias pedag¨®gicas (Escola Nova, Instituci¨®n Libre de Ense?anza). ¡°Hoy han hecho una excursi¨®n, una especie de festival infantil y dos cancioncillas r¨ªtmicas, El dormil¨®n y Son diez chicas para casar¡±, escribe en una de las cartas, que ?ngels atesora y que son testigo de una historia de amor. Sus padres se casaron, por la iglesia, el 10 de junio de 1936, un mes antes de la sublevaci¨®n militar que lo cambi¨® todo.
?ngels recuerda ver a su padre dando clases en un colegio privado de Gr¨¤cia: ¡°De noche ense?aba a adultos en catal¨¢n, a escondidas¡±, cuenta. Pero la biograf¨ªa sobre su padre empez¨® a tener m¨¢s sentido a partir de 2017, cuando el Parlamento catal¨¢n aprob¨® por unanimidad una ley de reparaci¨®n jur¨ªdica de las v¨ªctimas del franquismo que, entre otras cosas, declara nulos los juicios y consejos de guerra. El Archivo Nacional de Catalu?a elabor¨® una lista p¨²blica de los procesos judiciales instruidos, incluido el nombre de los encausados y las penas impuestas. El Centro de Estudios de Subirats (Cesub) hall¨® a 55 vecinos del municipio. Joan Maria Girona, miembro del Cesub, recuerda los meses de trabajo fotografiando documentos en el Archivo Militar de Barcelona y otros, que les llev¨® a contactar con familiares de 30 de los afectados ¡ªtodos han fallecido¡ª que este domingo ser¨¢n desagraviados.
Subirats fue una zona de conflicto intenso entre rabassaires ¨Dagricultores a los que se ced¨ªa el cultivo de la vid¡ª y propietarios. El golpe del 18 de julio ¡°provoc¨® una reacci¨®n proletaria y se ocuparon tierras de los due?os, que huyeron¡±, dice Girona. M¨¢s tarde, con la victoria del bando nacional, lleg¨® la venganza en forma de procesos penales que ¡°sol¨ªan comenzar con el testimonio de alg¨²n vecino del pueblo, muchas veces fruto de envidias y rencores¡±. Eso es lo que, presuntamente, le ocurri¨® a Elies cuando se enfrent¨® al juzgado militar especial de depuraci¨®n de funcionarios civiles acabada la guerra.
Un profesor ¡°p¨¦simo¡±
En el verano de 1939, la Comisi¨®n Depuradora del Magisterio pide informes al alcalde, al cura y al jefe de la Guardia Civil de Subirats sobre ¡°la conducta religiosa, profesional y pol¨ªtico-social¡± del maestro. Todos tienen una opini¨®n ¡°p¨¦sima¡± de Elies. Le acusan de ¡°propaganda anticat¨®lica¡± y de perjudicar, en la escuela, a los hijos de ¡°familias derechistas¡±. No se ponen de acuerdo sobre su filiaci¨®n pol¨ªtica: el alcalde dice que ¡°organiz¨® el Partido Socialista¡± y era de la UGT; el jefe de la Guardia Civil, que era ¡°socialista¡± y ¡°marxista¡±; el cura, que era ¡°del Partido Comunista¡±, aunque este ¨²ltimo admiti¨® que hablaba de o¨ªdas porque no estaba all¨ª durante la guerra.
Esos informes tambi¨¦n fueron solicitados en Sentmenat (Barcelona), donde Elies hab¨ªa trabajado como profesor entre 1932 y 1934. Los resultados fueron opuestos. El alcalde, el cura y el guardia civil de all¨ª dijeron que su conducta era positiva. Pero en una muestra de las escasas garant¨ªa de los procesos judiciales y administrativos, la Comisi¨®n solo escuch¨® a una de las partes, y dict¨® un pliego de cargos en el que se le acusaba, adem¨¢s de las acusaciones vertidas por los testigos, de ¡°tomar parte en saqueos¡±.
Elies intent¨® recuperar su plaza. En una carta, alega que fue miembro ¡°forzoso¡± de la UGT y que se afili¨® al PSUC ¡°por temor a represalias¡± en 1936. Tanto ?ngels como el Cesub no dudan de que, por la documentaci¨®n recabada, el maestro fue una persona ¡°implicada pol¨ªticamente¡± a favor de la Rep¨²blica. Sus palabras pueden explicarse por la necesidad de recuperar el trabajo, pero tambi¨¦n la profesi¨®n que amaba, aunque tenga que desear a su destinatario una larga vida ¡°para bien de la Patria¡±. A Elies le preguntaron qu¨¦ hizo para sumarse al Alzamiento, el golpe de Estado contra la II Rep¨²blica. El maestro dijo que nada, porque ¡°desconoc¨ªa¡± que se estaba preparando.
De nada sirvi¨® el esfuerzo. La decisi¨®n nunca fue revocada y, tras su paso por la escuela privada, acab¨® trabajando en una compa?¨ªa de seguros. Muri¨® en 1976, a los 71 a?os, en un accidente de coche.
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