N¨²ria Feliu y Am¨¨lia Riera, dos voces
Dos ejemplos de las trayectorias femeninas en el arte que han conducido con maestr¨ªa sin temor a los l¨ªmites entre cultura minoritaria y cultura popular y a la misoginia imperante
En pocas horas, las dos. La inclasificable y poderosa artista Am¨¨lia Riera (1928-2019) renac¨ªa el jueves pasado en una expo que la sit¨²a en el centro de lo que deber¨¢ ser la consagraci¨®n que merece y no obtuvo en vida. A la ma?ana siguiente fallec¨ªa la gran dama de la canci¨®n N¨²ria Feliu (1941-2022), que un d¨ªa habr¨¢ de tener una expo que muestre su alta condici¨®n de int¨¦rprete y sus transformaciones esc¨¦nicas a partir de su fabulosa inmersi¨®n en los est¨¢ndares del jazz vocal y la cultura popular. La cantante ha sido tan conocida como sus m¨¦ritos fueron rebajados, mientras que la pintora y escultora ha sido reducida a un culto cada vez menor, rayano en el olvido. De entrada no parecen tener mucho en com¨²n m¨¢s all¨¢ de su presencia en titulares estos d¨ªas, pero hay m¨¢s. Las dos son ejemplo de la cara y la cruz de las trayectorias femeninas en arte, que han conducido con maestr¨ªa sin temor a l¨ªmites entre cultura minoritaria y cultura popular y a la misoginia imperante. En un contexto pacato, y no solo por la dictadura, Riera altera con l¨²cida provocaci¨®n s¨¢dica los estereotipos femeninos. En un contexto olvidadizo y pedante, Feliu se construye con alegr¨ªa brava como antidiva siempre cercana.
Estos d¨ªas he le¨ªdo de todo sobre la Feliu. Nuestra Sara Vaughan, nuestra Beyonc¨¦, nuestra Cher, seg¨²n la edad y la experiencia vivida. M¨¢s de uno y de dos la considera una tieta de la derecha catalana, y su condici¨®n activa de vecina del barrio de Sants queda en una rebaja de un s¨®lido catalanismo iniciado en los sesenta. Son inmarchitables sus versiones, sabiamente vertidas al catal¨¢n por Jaume Picas en particular, de las canciones del jazz norteamericano cuando lo que se valoraba por aqu¨ª eran los cantautores al son de la canci¨®n francesa. Lo son para siempre, for ever. Larga vida, pues, aguarda a N¨²ria Feliu.
En la Virreina, Am¨¨lia Riera, teatral y luchadora. Sus objetos e instalaciones m¨¢s atrevidos, en muy mal estado, han sido felizmente restauradas por el taller de Samuel Mestre, por el empe?o del a su vez artista Pere Pedrals, a quien se debe la recuperaci¨®n de otro inclasificable, Oca?a y su Beata. Cuenta Pedrals que ha llamado a muchas puertas hasta que se le abrieron dos, de lo m¨¢s dispar. A¨²n en vida, muy fr¨¢gil, Riera y su curador lograron el s¨ª del Museu de Montserrat pero lo impidi¨® la pandemia. Una puerta tras otra a partir de entonces desde la monta?a sagrada, se abri¨® la de la Virreina y su programa de artistas mal conocidos u olvidados que replantean los clich¨¦s de g¨¦nero. Y aqu¨ª tenemos a la feroz Riera, dando la vuelta una y otra vez a las relaciones heterosexuales y sus insidiosas afrentas a la mujer.
La exposici¨®n se titula Mrs. Death, pero extra?amente no apela al poemario de Espriu del mismo t¨ªtulo. El poeta fue uno de sus c¨®mplices, igual de negro en las evocaciones de la muerte, que los dos parecen conocer bien, de ida y de vuelta como solo pueden poetas y artistas. Am¨¨lia Riera practicaba con amigos en su piso de la plaza de Catalu?a, entre esoterismos par¨®dicos y misas negras modernas.
No debe postergarse la retrospectiva Riera que incluya su pintura y sus negros matices. Ni la del arte de N¨²ria Feliu y su arrebatado poder esc¨¦nico.
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