Cabify se despide de Barcelona

Barcelona se ha llenado de anuncios de Cabify informando de su marcha de la ciudad. La empresa dedicada al transporte de personas, que junto a otras como Uber llevan unos a?os plante¨¢ndose como una alternativa al servicio de taxi tradicional, se dirige a las personas que viven y visitan Barcelona con este mensaje: ¡°Que levante la mano el que quiera volver a hacer cola para volver a casa¡±. En letras grandes se denuncia la p¨¦rdida de oferta que supondr¨¢ su salida de las calles. A continuaci¨®n, con letra de menor tama?o, una m¨ªnima explicaci¨®n de lo sucedido: ¡°El 1 de octubre entra en vigor la nueva normativa que impide continuar operando a las VTC y deja al taxi como la ¨²nica opci¨®n en Barcelona¡±. La campa?a de Cabify llega despu¨¦s de que el Parlament de Catalunya haya aprobado un decreto de ¡°medidas urgentes en materia de alquiler de veh¨ªculos con conductor¡± con el apoyo de todos los grupos parlamentarios con la excepci¨®n de Vox, Ciudadanos y el PP.

El nuevo decreto ha sido recibido como una victoria de la movilizaci¨®n del sector del taxi, que ha denunciado la vulneraci¨®n de derechos que representan los modelos de negocio de estas empresas. Esta nueva norma coincide con la publicaci¨®n de documentos confidenciales de Uber, publicados por EL PA?S, que demostrar¨ªan sus pr¨¢cticas para conseguir introducirse en diferentes mercados y hacerse con ellos expulsando al servicio de taxi tradicional. La historia de Cabify y Uber, y de otras empresas que en los ¨²ltimos a?os se han instalado en nuestras sociedades con un modelo de negocio basado en la desregulaci¨®n, es la historia de nuestro tiempo. La historia de nuestro capitalismo desregulado que escribe Naomi Klein.

En nombre de la libertad, de nuestra libertad, se nos ofrecen servicios y productos que supuestamente nos mejoran la vida. Nos llevan de un lugar a otro de la ciudad, nos traen r¨¢pidamente la comida de un restaurante o la compra del supermercado, o cualquier cosa que hayamos comprado¡­ El modelo de negocio siempre es el mismo: la suma de nuestra supuesta comodidad y la reducci¨®n de costes del servicio, por ejemplo, al no tener contratadas a las personas que lo ofrecen.

Cabify tiene como lema ¡°La ciudad es tuya¡±. Esa ciudad es menos tuya, pensar¨¢n, si no est¨¢n. Y tal vez nos dir¨¢n que somos menos libres. Lo hacia la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel D¨ªaz Ayuso, que al salir en defensa de Uber y Cabify dec¨ªa que en la Comunidad de Madrid no se iba ¡°a ir en burra¡± como en la Barcelona de Ada Colau.

Uber ya dej¨® de operar en Barcelona con sus conductores tras regulaciones anteriores. La conocida como ley rider tuvo como consecuencia que Deliveroo dejara de operar en Espa?a, y que empresas como Just Eat o Glovo! est¨¦n buscando su adecuaci¨®n a la nueva legalidad. Urge que en nuestras sociedades se debata sobre las regulaciones laborales y medioambientales que necesitamos. Y que pensemos con profundidad lo que nos hace libres y lo que no.

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