Un gobierno roto
Adem¨¢s de una desavenencia grave sobre un asunto pol¨ªtico esencial de los respectivos programas, el debate puso claramente de manifiesto la falta de confianza entre Junts y ERC

La sesi¨®n parlamentaria del martes que el presidente de la Generalitat Pere Aragon¨¨s comenz¨® a las 11.30 de la ma?ana como un debate sobre la orientaci¨®n de su Gobierno de coalici¨®n termin¨® cerca de las 23.00 de la noche con los dos socios, Esquerra y Junts per Cat, con las espadas en alto el uno contra el otro. El gobierno catal¨¢n estaba roto, a la espera de ver cu¨¢l de los dos aliados descarga el golpe mortal.
El debate hab¨ªa escenificado un claro desacuerdo. Es este: Junts exige a Esquerra que meta al Gobierno de la Generalitat en un organismo pol¨ªtico de direcci¨®n estrat¨¦gica del movimiento independentista, con el objetivo de instaurar la rep¨²blica catalana. Esquerra rechaza esta pretensi¨®n. Aragon¨¨s proclam¨® solemnemente, en su ¨²ltima intervenci¨®n en el debate, que no har¨¢ lo que le reclaman sus socios. Aunque no lo cit¨®, asegur¨® que no va a repetir una apuesta como la de 2017, que llev¨® a la intervenci¨®n de la Generalitat por el Gobierno de Espa?a. Y anim¨® a Junts a actuar en consecuencia. Si creen que eso les obliga a dejar el gobierno, all¨¢ ellos.
A juzgar por lo dicho por el portavoz de Junts, Albert Batet, su partido est¨¢ instalado en la creencia de que al movimiento independentista solo le falta que sus dirigentes se decidan a dar el paso para que la independencia sea un hecho. Una vuelta al unilateralismo practicado en 2017. De ah¨ª que se negara a apoyar en el debate la propuesta lanzada por Aragon¨¨s para negociar con el Gobierno de Espa?a las condiciones para celebrar un refer¨¦ndum pactado. La f¨®rmula aportada por Aragon¨¨s sigue en l¨ªneas generales la adoptada en Canad¨¢ ante las demandas de Quebec. El marco para la negociaci¨®n es la Mesa para el Di¨¢logo.
Adem¨¢s de una desavenencia grave, puesto que se produce en un asunto pol¨ªtico esencial de los respectivos programas pol¨ªticos, el debate puso claramente de manifiesto otro aspecto relevante en toda crisis gubernamental, la falta de confianza. Batet lo dijo sin tapujos. ?Por qu¨¦ debemos confiar en ustedes, si no han cumplido lo comprometido al principio de la legislatura?
Cuando se llega a este punto, las cosas empiezan a ponerse serias. Batet ret¨® a Aragon¨¨s a presentar una moci¨®n de confianza en el Parlament. Aragon¨¨s se neg¨® en redondo. En ese momento qued¨® claro que hab¨ªa llegado la hora de pensar en alternativas. El com¨²n empe?o soberanista ha mantenido la alianza de ERC y Junts durante la ¨²ltima d¨¦cada, pero la permanente disputa entre ambos para lograr la hegemon¨ªa en el movimiento independentista ha provocado un enorme desgaste, que ahora les empuja a romper.
El desarrollo del debate parlamentario hab¨ªa permitido vislumbrar, por otra parte, que quiz¨¢ son posibles otras f¨®rmulas de gobierno, u otras mayor¨ªas parlamentarias. La actitud del l¨ªder de la oposici¨®n, el socialista Salvador Illa, y de la portavoz de En Com¨² Podem, J¨¦ssica Albiach, y su predisposici¨®n a negociar asuntos tan importantes como los presupuestos de la Generalitat para 2023 induce a pensar que quiz¨¢ ser¨ªa viable un gobierno de ERC en minor¨ªa. Al fin y al cabo esta es la situaci¨®n en que se halla el gobierno de Pedro S¨¢nchez, al que es justamente Esquerra Republicana la que le aporta los diputados necesarios para alcanzar la mayor¨ªa parlamentaria.
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