Se atreven porque otras veces les ha salido bien
El PP lleva d¨¦cadas en la operaci¨®n pol¨ªtica de controlar los aparatos de poder judicial y constitucional
Pero ?c¨®mo se atreven? ?De d¨®nde sacan tanta desfachatez para hacerse las v¨ªctimas de un desafuero que ellos han creado? ?No se dan cuenta de que por mucho que se hagan los ofendidos cualquiera que examine el conflicto se da cuenta de que se trata de unos tramposos pillados haciendo trampas? Estas son algunas de las preguntas que se hacen a s¨ª mismos muchos escandalizados y estupefactos ciudadanos por el desacomplejado comportamiento de la dirigencia del PP en su empe?o por seguir controlando el Tribunal Constitucional en contra de las normas, los plazos y el juego limpio.
?C¨®mo se atreven? Se atreven porque otras veces lo han hecho y les ha salido bien. Se atreven porque han vivido siempre en la convicci¨®n de que el poder es suyo y, por eso mismo, pueden hacer lo que quieran con ¨¦l. No es la primera vez. El PP lleva d¨¦cadas en la operaci¨®n pol¨ªtica de controlar los aparatos de poder judicial y constitucional. Lo tiene y quiere conservarlo. Ahora es quiz¨¢ un buen momento para recordar que, en el origen de la crisis actual est¨¢n las maniobras para fabricar una mayor¨ªa af¨ªn al PP en el Tribunal Constitucional para asegurarse que este dictara una sentencia favorable a sus posiciones sobre el Estatuto de Autonom¨ªa de Catalu?a de 2006.
Aquellas maniobras le salieron bien. Fueron denunciadas desde Catalu?a. Tan denunciadas como el mismo juego tramposo al que ahora pretende poner fin el Gobierno de Pedro S¨¢nchez. Pero nadie hizo caso. O, al menos, nadie con capacidad para intervenir. Luego, en 2010, vino la sentencia del Constitucional instada por el PP, que dej¨® el Estatuto de Catalu?a como herramienta al gusto del partido que hab¨ªa perdido las votaciones sobre ¨¦l en el Parlamento catal¨¢n, en el Congreso, en el Senado y en el refer¨¦ndum popular a que fue sometido.
Destacadas voces advirtieron entonces desde Catalu?a que con aquella sentencia se hab¨ªa roto el pacto constitucional de 1978, del que el catalanismo fue uno de los impulsores y protagonistas. Lo dijeron y lo dejaron escrito figuras tan significativas como Miquel Roca i Junyent, uno de los autores de la ponencia constitucional. Es decir, uno de los firmantes en nombre del catalanismo, con su pu?o y letra, del pacto que pon¨ªa fin al r¨¦gimen franquista y abr¨ªa la etapa democr¨¢tica. Y ahora es por lo menos sorprendente, escuchar y leer a sesudos comentaristas atribuir al Gobierno de la Generalitat de Carles Puigdemont y al Parlamento catal¨¢n, y por extensi¨®n al catalanismo, la responsabilidad de la grave crisis constitucional de 2017. Tan grave, por lo menos, como la actual. Este planteamiento, que ha sido normalizado en el debate p¨²blico en Espa?a, hace abstracci¨®n de que en Catalu?a el pacto est¨¢ roto desde hace 12 a?os y seguir¨¢ est¨¢ndolo hasta que no se renueve o se le sustituya por otro. El discurso del PP dice que el catalanismo es el responsable de la crisis de 2017, y ese discurso ha colado en el Madrid pol¨ªtico, se ha instalado en medios que van m¨¢s all¨¢ del partido conservador. Que la colosal metedura de pata de Puigdemont y Oriol Junqueras en octubre de 2017 les haya ayudado no cambia las cosas, por ilegal que fuera. Porque la realidad es que la crisis fue creada previamente por el propio PP al manipular a su favor la mayor¨ªa del Tribunal Constitucional de la ¨¦poca mediante inveros¨ªmiles tretas de recusaci¨®n. Es decir, haciendo trampas, como ahora.
Les sali¨® bien. ?Por qu¨¦ no iban a hacerlo otra vez?
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