Un cultivador de c¨¢?amo imputado por tr¨¢fico de drogas y despu¨¦s exonerado: ¡°Me han arruinado¡±
La Audiencia de Barcelona corrige a la Fiscal¨ªa y no ve delito contra la salud p¨²blica en un cultivo de 10.000 plantas con cogollos con fines industriales. Los due?os reclaman medio mill¨®n de indemnizaci¨®n por las p¨¦rdidas
La Audiencia de Barcelona le ha dado una buena noticia a Albert B., de 47 a?os: despu¨¦s de un a?o y medio imputado por tr¨¢fico de drogas, con el miedo en el cuerpo, la causa abierta contra ¨¦l y varios de sus socios como due?os de una plantaci¨®n de 10.000 plantas de c¨¢?amo industrial, con sus cogollos incluidos, en Viladecans (Barcelona) ha sido archivada. El tribunal es categ¨®rico: ¡°Con las diligencias practicadas, no concurren indicios suficientes de criminalidad por carecer de psicoactividad m¨ªnima las sustancias aprehendidas¡±. Los restos de lo que en su d¨ªa fueron plantas cuelgan del techo de las dos naves que Albert B. posee. Est¨¢n secas. ¡°No valen para nada. Me han arruinado¡±, lamenta. Ese material ten¨ªa ya un comprador, una empresa austr¨ªaca con la que hab¨ªan firmado un compromiso previo: 300 euros el kilo de biomasa. En total, 475.200 euros por m¨¢s de 1.500 kilos perdidos. Un dinero que Albert B. y sus socios reclamar¨¢n ahora a la Justicia.
En solares entre carreteras y naves de pl¨¢stico aparece el terreno. ¡°Lo compr¨¦ espec¨ªficamente para esto¡±, cuenta el hombre, que hace dos a?os decidi¨® lanzarse al vac¨ªo, dejar su trabajo como alba?il y probar suerte con el c¨¢?amo. ¡°Un amigo conoc¨ªa a unos austr¨ªacos que nos iban a comprar el cultivo¡±, explica, en referencia a la empresa Allpot Trading GmbH.
Antes de ponerse a ello, consult¨® a un abogado para asegurarse de que segu¨ªa la normativa al pie de la letra. Con una carta de intenci¨®n de compra y una empresa legalmente constituida para el cultivo de c¨¢?amo, tramitaron todas las autorizaciones necesarias. El auto de la Secci¨®n Sexta de la Audiencia de Barcelona que ordena el sobreseimiento de la investigaci¨®n contra ¨¦l los especifica: informaron al Departamento de Agricultura, al Ayuntamiento de Viladecans y a la Polic¨ªa Nacional, y presentaron la factura con la adquisici¨®n de unas semillas certificadas.
Tambi¨¦n dieron cuenta a los Mossos d¡¯Esquadra de la zona, que, seg¨²n asegura Albert B., acudieron en m¨¢s de una ocasi¨®n a las naves a tomar muestras. Informaron a todos menos a la Guardia Civil, que un d¨ªa llam¨® a la puerta. ¡°Fue un martes, cuando ya lo ten¨ªamos todo listo, porque el viernes se las llevaban ya a Austria¡±, recuerda el hombre con resignaci¨®n. El guardia, al ver las plantas en floraci¨®n, le dijo: ¡°T¨² sabes que no puedes hacerlo¡±. No detuvo a Albert B., pero le precint¨® la plantaci¨®n (que sigue con los precintos a pesar del archivo judicial).
Las sumideras, conocidas como cogollos, se han convertido en el objetivo principal de todas las polic¨ªas. La Fiscal¨ªa dict¨® una instrucci¨®n en 2021 en la que consider¨® que todo cogollo es droga, independientemente de los niveles de psicoactividad ¡ªlo que diferencia la marihuana del c¨¢?amo¡ª. Desde entonces, las operaciones policiales contra este tipo de cultivos son constantes. ¡°El c¨¢?amo es una tapadera para el tr¨¢fico de drogas¡±, manifest¨® hace cuatro meses la fiscal jefe antidroga, Rosa Ana Mor¨¢n, en declaraciones a este diario.
Pero el auto de la Audiencia de Barcelona echa por tierra esa tesis. ¡°Es muy relevante, porque considera que el cogollo no es directamente droga. Hay que determinar la psicoactividad¡±, resume el abogado Mart¨ª C¨¤naves, del despacho DMT Advocats, que celebra que de esta forma el tribunal aplica la doctrina del Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea (TJUE). ¡°Ahora mismo no todo el mundo lo interpreta as¨ª, a pesar de que la sentencia de la UE es obligatoria¡±, insiste. La propia Fiscal¨ªa ¡°va en contra de los criterios del TJUE¡±, se queja C¨¤naves, que descarga de responsabilidad a los polic¨ªas. Tambi¨¦n la Agencia Espa?ola de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) considera que ¡°las sumidades floridas, es decir, los cogollos de estos cultivos, son estupefacientes¡± y no se pueden destinar ¡°a ninguna finalidad¡± sin su autorizaci¨®n.
Otra interpretaci¨®n
Pero, de nuevo, la Audiencia de Barcelona ¡ªcuya decisi¨®n es firme¡ª no lo ve igual. En su auto, subraya que la plantaci¨®n de Albert B. est¨¢ dada de alta como c¨¢?amo industrial, sin que de la investigaci¨®n se deduzca que su fin sea otro, aunque contenga cogollos.
El hombre repite que ¨¦l no toca la planta ni extrae las flores. Lo vende todo en conjunto. Para la Guardia Civil, sin embargo, no hay duda de que los compradores finales quer¨ªan solo los cogollos, no toda la biomasa, para ser fumados despu¨¦s. Lo deducen de la web de la empresa compradora, de las medidas de seguridad que ten¨ªa Albert B. ¡ªc¨¢maras, alarmas y los ¨²ltimos 15 d¨ªas unos vigilantes para evitar robos¡ª y de la ausencia de autorizaci¨®n de la AEMPS. El tribunal afirma que la conclusi¨®n de la Guardia Civil solo mirando la web de los compradores es ¡°infundada¡±, ya que contiene ¡°escas¨ªsima informaci¨®n¡±, y que la seguridad queda justificada por el casi medio mill¨®n de la transacci¨®n que estaba en juego. Y remacha que la investigaci¨®n ¡°no aporta indicio alguno¡± de que el cultivo requiera de una autorizaci¨®n de la Agencia Espa?ola de Medicamentos.
Los rayos de sol que se cuelan por el techo de pl¨¢stico del invernadero de Albert B. provocan un calor asfixiante en pleno marzo. ¡°Lo mont¨¦ yo¡±, dice, mientras enciende los ventiladores de la nave m¨¢s grande, de 4.000 metros cuadrados; la otra es de 1.300. Cuando entr¨® la Guardia Civil, todav¨ªa guardaba la esperanza de aclarar la situaci¨®n en unas semanas: por eso se pueden ver algunas telas cubriendo los troncos ya secos. ¡°Pens¨¢bamos que lo salvar¨ªamos¡±, afirma.
En total, se ha dejado unos 100.000 euros con la inversi¨®n. De su propio bolsillo deber¨¢ pagar ahora un cami¨®n que se lleve todos los cad¨¢veres de plantas, que cultiv¨® ¨¦l mismo ¡°desde que sal¨ªa el sol hasta que se pon¨ªa¡±, durmiendo en una caravana colocada delante de la nave, junto a dos socios, cuando se acercaba el tiempo de la recolecta, para evitar robos. Su intenci¨®n es volver a plantar, pero admite que toda la situaci¨®n le ha generado inseguridad: ¡°?Y si vuelve otra vez la Guardia Civil?¡±.
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