El Paral¡¤lel languidece pese a la intervenci¨®n municipal: ¡°Al final, la ¨²nica sala que no ha perdido coherencia es el porno del Bagdad¡±
Los teatros del que fuera el Broadway barcelon¨¦s no acaban de remontar pese a que el Ayuntamiento ha adquirido la mitad de las salas y ha dado la gesti¨®n a cooperativas
¡°Roberto Serrano, nieto de do?a Fernandita, se hizo con la direcci¨®n econ¨®mica y art¨ªstica de El Molino. Se intent¨® por todos los medios relanzarlo, pero al p¨²blico ya le ca¨ªa aquel tipo de espect¨¢culo algo demod¨¦ y poco atractivo. Se iba deteriorando el edificio, la maquinaria teatral era p¨¦sima y la sala perd¨ªa espectadores cada noche. Los veranos del 93, 94 y 95 fueron muy flojos y arrastraban deudas que generaban m¨¢s gastos. El Molino hab¨ªa pasado a la historia como gran negocio que en sus tiempos lleg¨® a ser, y la situaci¨®n era insostenible¡±. As¨ª relata la vedette Merche Mar en su biograf¨ªa (El Molino. Historias de una vedette de la editorial Arco Press) c¨®mo fueron los ¨²ltimos meses de El Molino antes del fat¨ªdico 14 de noviembre de 1997 cuando quebr¨® el negocio. La crisis no solo afect¨® a la sala m¨¢s ic¨®nica del Paral¡¤lel sino que el resto de teatros entraron en una hibernaci¨®n ¨Cpor no llamarlo ruina- de la que no han acabado de despertar. Hoy, aquel Paral¡¤lel que se comparaba con Broadway, East End o Montmatre hace d¨¦cadas que no luce. La mayor¨ªa de teatros son ahora de propiedad municipal con programaciones cortas, inestables, vac¨ªas de p¨²blico o salas rodeadas de escombros. El Paral¡¤lel languidece y nada recuerda a aquella arteria de la diversi¨®n y la cultura que en un tiempo fue.
La vedette y empresaria teatral Lita Claver, la Ma?a, recib¨ªa el pasado diciembre la Medalla de Honor de la ciudad de Barcelona y al recoger el galard¨®n se salt¨® -delante de la alcaldesa, Ada Colau- el protocolo para agradecer que, por primera vez, se enmarcaba el music hall dentro de la cultura. ¡°Hemos sido los hijos hu¨¦rfanos del teatro. No ¨¦ramos cultura¡±, denunciaba La Ma?a en el Sal¨® de Cent del Ayuntamiento. EL PA?S se reuni¨® con la vedette semanas despu¨¦s de recibir la distinci¨®n. El punto de encuentro fue delante del Arnau, el teatro que un d¨ªa fue suyo y que hoy es propiedad municipal pese a llevar a?os cerrado y ruinoso. ¡°Antes, Barcelona era la alegr¨ªa. Estaba llena de teatros y salas y hab¨ªa trabajo para todas las artistas. El declive empez¨® cuando empezaron a salir en la televisi¨®n las Mama Chicho ense?ando las piernas¡±, apunta la vedette. ¡°Ahora el Paralelo da pena. Es un lugar triste. El Arnau est¨¢ destruido, el Molino cerrado, el antiguo teatro Tali¨¤ de Paco Mart¨ªnez Soria es un solar que parece un corral. Es un lugar gris¡±, lamenta La Ma?a.
El actor y agitador cultural Joan Estrada conoc¨ªa bien aquel Paral¡¤lel. Fund¨® la C¨²pula Venus en la Rambla, fue director art¨ªstico del Barcelona de Noche, del Arnau y de El Molino. ¡°El Paral¡¤lel de entonces era fascista y, ahora, es una mierda. Hubo mala gesti¨®n de los teatros y el p¨²blico empez¨® a desinteresarse. Cada movimiento que se ha hecho despu¨¦s ha sido un desastre peor¡±, lamenta Estrada. El agitador cultural no tiene grandes expectativas en el futuro de la avenida. ¡°El Ayuntamiento est¨¢ dando la gesti¨®n de las salas a entidades y cooperativas. Para eso ya est¨¢n los centros c¨ªvicos. La gesti¨®n de empresas culturales deben hacerla los profesionales. Al final, la ¨²nica sala que no ha perdido la coherencia es la sala porno Bagdad¡±, ironiza.
El que s¨ª defiende la pol¨ªtica cultural barcelonesa es Jordi Mart¨ª, el teniente de alcalde de Cultura de BCom¨². Pese a su defensa, Mart¨ª es realista: ¡°Dif¨ªcilmente se podr¨¢ recuperar aquel m¨ªtico Paral¡¤lel. Por ahora, hemos recuperado la calidad urbana y nuestro compromiso es que vuelva a ser un eje cultural de la ciudad¡±.
El teatro Arnau es propiedad municipal y se adquiri¨® durante el mandato de Jordi Hereu (PSC). Hoy es una ruina y, tal y como confiesa Mart¨ª, ¡°una asignatura pendiente¡± para la ciudad. La Sala Barts ¨Cantes se llamaba Studio54 y desde hace unos meses Sala Paral¡¤lel 62- se compr¨® durante uno de los mandatos de Joan Clos (PSC). A finales del pasado a?o, se concedi¨® la gesti¨®n de la sala a unas cooperativas a las que empresarios y profesionales teatrales acusan de ser muy amateur.
El Molino se ha adquirido durante este ¨²ltimo mandato de Ada Colau. La m¨ªtica sala se abre excepcionalmente en d¨ªas aislados. La intenci¨®n del Consistorio es que la gesti¨®n sea similar a la de la Sala Paral¡¤lel 62 y quede en manos de cooperativas.
Solo tres teatros del Paral¡¤lel est¨¢n en manos privadas: El Apolo, El Vict¨°ria y el Condal. ¡°La operaci¨®n del Mago Pop comprando el teatro Vict¨°ria en 2019 fue important¨ªsima. Le ha dado un verdadero impulso a la zona y ha modernizado el espacio. Nosotros como administraci¨®n tenemos la obligaci¨®n de apoyarle¡±, asegura Mart¨ª. EL PA?S ha intentado en varias ocasiones conocer el punto de vista de Antonio D¨ªaz, el Mago Pop, sin conseguir respuesta alguna del ilusionista y empresario.
Mart¨ª defiende que el modelo ¡°casa de cultura¡± del Paral¡¤lel 62 es un ¨¦xito. ¡°No hay ning¨²n operador privado que sea capaz de hacer sostenible una sala como Paral¡¤lel 62. El Consistorio pone en marcha una infraestructura y los concesionarios se comprometen no solo a una programaci¨®n musical y teatral sino a actividades que aporten al entorno como por ejemplo tener relaci¨®n con las escuelas, bandas locales¡ En El Molino haremos algo similar y, adem¨¢s, no descartamos que en algunos espacios se puedan hacer proyectos complementarios¡±, defiende.
Enrique Salaberria, fundador del Grupo Smedia, dirige varios teatros en Madrid y desde hace tres a?os gestiona el teatro Apolo donde hasta hace pocos d¨ªas triunfaba el musical Pretty Woman. ¡°El Paral¡¤lel es hoy la imagen del deterioro de un modelo econ¨®mico, pol¨ªtico y social pero, pese a ello, mantiene un dinamismo brutal y es ah¨ª donde hay una oportunidad para su transformaci¨®n¡±, asegura. ¡°Ahora mismo hay teatros cerrados por una decisi¨®n meramente institucional. Nuestros pol¨ªticos prefiere que los teatros est¨¦n cerrados a que est¨¦n descontrolados pese a que hay muchas empresas que estamos dispuestas a jugarnos nuestro dinero y poner en marcha proyectos¡±, denuncia. ¡°La sala Barts (Paral¡¤lel 62) funcionaba y se ha convertido, por la injerencia pol¨ªtica, en una simple casita cultural propia de un pueblo. Se equivocan si quieren hacer lo mismo en El Molino y saben que acabar¨¢n haciendo da?o a la ciudad¡±, asegura el empresario teatral. Pese a ello, Salaberria defiende que el futuro del Paral¡¤lel est¨¢ garantizado: ¡°La cultura no tiene distintivo ideol¨®gico y, al final, la ciudadan¨ªa apoyar¨¢ los proyectos culturales¡±.
El futuro del Paral¡¤lel
La Maña cree que con una buena programación el público podría volver a enamorarse del Paral·lel. “Tiene que haber espectáculos que no sean casposos. Que estén de actualidad. Al público hay que hacerle soñar con mujeres bellísimas y hombres hermosos que canten, bailen….”, defiende la vedette. “No cualquiera puede ser artista y el Paral·lel era entonces una escuela de music hall que se ha perdido”, lamenta.
Adrián Amaya es un joven cupletista de 30 años que ha trabajado en varios espectáculos de variedades: “Yo no he conocido el esplendor del Paral·lel pero si me he informado mucho porque es mi profesión. Ahora paso delante de los teatros y me invade la pena. No creo que pueda recuperarse aquella época, pero algo se podía intentar”. Amaya trabajó hace unos meses en El Molino en una única función homenaje a los artistas transformistas. “Fue ilusionante trabajar en un lugar con tanta historia. Me encantaría que hicieran más actividades. El Molino es ahora municipal. Que se pongan a hacer cosas, que recuperen el Arnau. Que vuelva la alegría”, concluye.
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