Junts per Catalunya: Trias y Mad¨ª, nada es lo que era
La idea del alcaldable de crear su cocina de autor en el partido independentista est¨¢ fracasando y corre el peligro de acabar en men¨² adocenado
Que el espacio convergente ya no es lo que era se pone de manifiesto d¨ªa a d¨ªa. La imagen de orden y la jerarqu¨ªa han dado paso a la de caos. El partido sucesor, Junts per Catalunya, lucha denodadamente por ser referente de las gentes de orden a trav¨¦s de destacados miembros como su alcaldable Xavier Trias -que trata de venderse como gradualista moderado- o el exconsejero de Econom¨ªa Jaume Gir¨®, que exhibe sus habilidades como mercader de pactos incluso en Madrid, ciudad al que el canon de Junts atribuye el papel de capital del pa¨ªs opresor. A ambos les resulta una tarea tit¨¢nica abrirse camino entre el griter¨ªo en torno a la expresidenta del Parlament, Laura Borr¨¤s, o a la eurodiputada Clara Ponsat¨ª, que no milita en el partido pero s¨ª en ese magma al que la condenada Borr¨¤s, el abogado Jaume Alonso Cuevillas y otros allegados llaman movimiento de liberaci¨®n nacional. As¨ª que mientras unos tratan de tejer complicidades de d¨ªa, otros las destejen de noche. Y ello hace est¨¦ril la pretensi¨®n de dar una imagen moderada, de acuerdo con la tradici¨®n hist¨®rica y la voluntad de recuperar las esencias del pujolismo.
Para a?adir m¨¢s le?a al fuego, hace unos d¨ªas el juez Joaqu¨ªn Aguirre, titular del juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 1 de Barcelona, decidi¨® archivar una de las causas contra David Mad¨ª, exmano derecha de Artur Mas. Nadie hasta ahora hab¨ªa puesto de manera tan evidente, negro sobre blanco, la incapacidad de influencia de un hombre de negocios de la vieja Converg¨¨ncia. Pero el juez Aguirre ha sido categ¨®rico: lo que sol¨ªa hacer Mad¨ª, ahora ya no puede hacerlo por m¨¢s que lo intente. Los negocios cambian y no tener el poder desgasta hasta convertirte en insignificante, como convendr¨ªa el difunto Andreotti. ¡°No quiere decir ello que no lo intentara, pero s¨ª que no debieron hacerle el menor caso¡±, afirma la interlocutoria al referirse a la indesmayable voluntad de tr¨¢fico de influencias. La descarnada frase del juez Aguirre es toda una s¨ªntesis de lo que fue y ya no es Converg¨¨ncia Democr¨¤tica a pesar del esfuerzo de sus sucesores.
A la irrelevancia del viejo sector negocios se suma el caos pol¨ªtico. Ah¨ª est¨¢ la clamorosa invisibilidad de Xavier Trias en pleno marasmo Borr¨¤s-Ponsat¨ª. Agazapado, el alcaldable de Junts aguarda tiempos mejores y lucha denodadamente contra la ley de gravedad, intentando hacer ver que no es de Junts. No es una t¨¢ctica nueva. Ya en el tardofranquismo, el Partido Comunista hizo lo propio para convencer a la sociedad espa?ola de que la Junta Democr¨¢tica -organismo de oposici¨®n a la dictadura- no estaba bajo su tutela.
La inhabilitaci¨®n de Borr¨¤s y la intenci¨®n de su grupo parlamentario de presentar una petici¨®n para reactivar los derechos de la condenada por prevaricaci¨®n y falsedad, no ayudan mucho a mantener la imagen que pretende cultivar el candidato. Cada vez son m¨¢s quienes dan por hecho que la Junta Electoral Central, conocida por pol¨¦micas decisiones anteriores, le retirar¨¢ el acta de diputada a la presidenta de Junts. Ante este conato de desobediencia, ?c¨®mo queda Trias? Pues discretamente el exalcalde se manifiesta a favor ¡°abrir una reflexi¨®n en el partido¡±. La tarea se antoja dif¨ªcil en una formaci¨®n en la que todo est¨¢ reflexionado. Borr¨¤s sigue teniendo las mismas prebendas de las que gozaba como presidenta del Parlament: sueldo de 120.000 euros anuales, coche, despacho¡ el partido le ha montado un remake de Good-bye, Lenin! pero en el terreno material, porque en el espiritual, con la independencia-expr¨¦s, la vida interior es muy rica. As¨ª que Borr¨¤s se siente como en casa, mientras Ponsat¨ª no oculta su poco inter¨¦s por el candidato Trias: ¡°En las elecciones municipales, creo que me abstendr¨¦. Barcelona necesita una sacudida, pero ning¨²n proyecto me ilusiona¡±.
Cierto es que el exalcalde de Barcelona tiene la agenda cargada cuando se trata de aparecer p¨²blicamente junto a Borr¨¤s o Ponsat¨ª. Y amor con amor se paga. Pero su idea, como dice un exconvergente hist¨®rico, de crear su cocina de autor en Junts est¨¢ fracasando y corre el peligro de acabar en men¨² adocenado. La intenci¨®n de Trias de marcar distancias con el partido se ve torpedeada por la fuerza del guion de un partido al que su secretario general, Jordi Turull, intenta con ¨¦xito mantener a flote en las municipales mientras vive un pulso soterrado en su interior. Turull se resiste a romper amarras con Borr¨¤s y la guerra vuelve a evidenciarse con los nombres de las sustitutas en el Parlament. Mientras los de Borr¨¤s apoyan a la alcaldesa de Girona, Marta Madrenas; el aparato turullista mantiene el nombre de la primera edil de Vic, Anna Erra. Eso, claro est¨¢, si Esquerra y PSC permiten que la presidencia siga siendo coto del partido puigdemontista .
Al culebr¨®n de Junts le quedan todav¨ªa muchos episodios y al ruido exterior hay que sumar que el exalcalde no es un hombre llamado a seguir la senda de la elocuencia de Arist¨®teles, Cicer¨®n o Quintiliano, como muestra su desafortunada relativizaci¨®n sobre el impacto del veh¨ªculo privado en la contaminaci¨®n el cambio clim¨¢tico. ¡°No tiene nada que ver con el cambio clim¨¢tico lo de los coches¡±, no es ciertamente una frase para enmarcar. As¨ª que mientras Trias amplia motu proprio su campo de minas, el PSC aparece en la guerra electoral contra Ada Colau -el gran objetivo a batir- como la opci¨®n de orden para el electorado. Es el partido que avala la ampliaci¨®n del aeropuerto, la B-40 y el macro-casino Hard Rock. Los poderes econ¨®micos han superado sus reticencias iniciales hacia el candidato a alcalde Jaume Collboni. Trias es simp¨¢tico, pero, en muchos aspectos, sigue alojado en la dimensi¨®n desconocida.
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