Barcelona no es el Bronx. Y lo saben
Los principales candidatos a la alcald¨ªa de la capital catalana confrontan modelos de gobierno pero evitan las enmiendas a la totalidad porque saben que tendr¨¢n que pactar
Seguir la actualidad de Barcelona a trav¨¦s de las redes sociales o de seg¨²n qu¨¦ programas de televisi¨®n lleva a pensar que la ciudad se ha convertido en un p¨¢ramo donde los malhechores campan a sus anchas y el barcelon¨¦s medio se ha acostumbrado a vivir entre escombros, armas largas y tenderetes de top manta. Algunos candidatos minoritarios juegan a este juego pero si algo ha visualizado el debate organizado por EL PA?S y SER Catalunya fue que ninguno de los alcaldables con m¨¢s opciones de hacerse con el gobierno de la ciudad compra acr¨ªticamente este relato. Y eso que el m¨¢s ac¨¦rrimo de los oponentes de Colau, Xavier Trias, s¨ª acus¨® a la alcaldesa de querer llevar a la ciudad hacia el ¡°colapso programado¡± con su programa de peatonalizaciones.
Si los discursos apocal¨ªpticos no triunfaron en el debate de este martes fue porque todos los participantes tienen o han tenido responsabilidades de gesti¨®n, ya sea en calidad de titulares de la alcald¨ªa, socios de gobierno o como apoyo imprescindible para la gobernabilidad. Para bien o para mal todo lo que hoy es Barcelona tiene una parte de Ada Colau, de Jaume Collboni, de Xavier Trias y de Ernest Maragall. Y todos ellos saben que cualquier promesa que hagan en campa?a pueden tener que com¨¦rsela en muy pocos d¨ªas. Trias no puede prometer liberar la ciudad de los okupas habiendo acordado siendo alcalde pagar el alquiler de uno de los locales okupados m¨¢s emblem¨¢ticos de la ciudad, el Banc Expropiat. Collboni no puede hacer una enmienda a la totalidad a las pol¨ªticas de los ¨²ltimos a?os habiendo sido primer teniente de alcalde. Y Ernest Maragall, de ERC, tampoco puede decir de este agua no beber¨¦ cuando la ha tenido que beber a litros cuando al Gobierno de Pere Aragon¨¨s le han convenido los votos de los comunes en el Parlament.
Seguramente por esta raz¨®n muchas de las propuestas, cr¨ªticas e incluso rifirrafes que hubo en el debate sirvieron m¨¢s para marcar perfil propio que para hacer una enmienda a la totalidad a las pol¨ªticas que se han practicado en Barcelona.
Todos saben que, si bien el actual modelo urban¨ªstico con las peatonalizaciones en forma de Superilla, puede ser muy perfectible, los vientos que llegan de Europa van en esta direcci¨®n. Y que el Tranv¨ªa de la Diagonal acabar¨¢ uni¨¦ndose m¨¢s pronto o m¨¢s tarde por m¨¢s que Xavier Trias le siga poniendo peros. Nadie entender¨ªa que las dos redes ya en funcionamiento no acaben unidas cuando ya casi se tocan.
El modelo urbano y social de Barcelona est¨¢ definido por una sociedad civil que sigue siendo fuerte pese a los problemas que arrastra y, gobierne quien gobierne, lo tendr¨¢ dif¨ªcil para hacer cambios radicales. Ahora toca hacer campa?a. Y s¨ª, decir de esta agua no beber¨¦ para despu¨¦s ir preparando el embudo. Quiz¨¢ por ello Jaume Collboni son¨® sincero cuando, hablando de pactos y de vetos, admiti¨®: ¡°Aqu¨ª todo el mundo pone l¨ªneas rojas y luego hace de todo¡±. Y es que todos saben que tendr¨¢n que pactar y que, si quieren hacerlo bien posicionados, m¨¢s les vale que la campa?a sea tan civilizada y constructiva como lo fue el debate de este martes.
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