Examen a las finanzas de la Barcelona de Colau: gasto r¨¦cord gracias a impuestos y endeudamiento
Barcelona en Com¨² impulsa su gasto social tras disparar en ocho a?os un 27% los recursos disponibles
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, se ha beneficiado en los ¨²ltimos ocho a?os de una t¨®nica general: la recuperaci¨®n de la ca¨ªda de impuestos sufrida con la Gran Recesi¨®n a partir de 2008. Es lo que explica el crecimiento a lo largo de los ¨²ltimos ocho a?os de la disposici¨®n de gasto del Gobierno central, de las comunidades aut¨®nomas y del conjunto de los municipios, incluida la capital catalana. A esa situaci¨®n el Ayuntamiento le ha dado una vuelta de tuerca, apostando por m¨¢s tasas e impuestos y un incremento del endeudamiento, b¨¢sicamente destinado a la promoci¨®n de vivienda p¨²blica. La capital catalana est¨¢ dentro del saco de municipios a los que la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) dio un tir¨®n de orejas (incluida la antag¨®nica Madrid) por un aumento sin precedentes del gasto p¨²blico desde 2019, al considerar el ente fiscalizador que puede dejar secuelas estructurales al no contar con una financiaci¨®n suficiente.
Efectivamente, el Consistorio cerr¨® 2022 con gastos r¨¦cord. Fueron 3.444 millones de euros, un 27% m¨¢s (742 millones m¨¢s) que el ejercicio en el que Xavier Trias se despidi¨® de la Alcald¨ªa, en 2014. Esa ha sido la base del aumento de las partidas sociales de las que se complace Barcelona en Com¨², adem¨¢s de los fondos Next Generation llegados de la Uni¨®n Europea en el ¨²ltimo a?o o de las ayudas anticovid. Y otra a tener en cuenta: en los ¨²ltimos a?os el Ayuntamiento de Barcelona ha dejado de ser una muleta financiera de la Generalitat: la Administraci¨®n auton¨®mica ha elevado las transferencias del contrato programa que tiene con Barcelona en m¨¢s de 100 millones en 2022 respecto a 2014.
Pero la cifra final no hubiera sido tan alta si el gobierno municipal no hubiera apostado por subir las tasas un 1,5% o si no hubiera creado en el ¨²ltimo mandato otras nuevas. Habilit¨® en 2020 la nueva tasa de recogida de residuos y un a?o despu¨¦s puso en marcha el recargo municipal del impuesto tur¨ªstico, que solo el a?o pasado represent¨® unos ingresos adicionales de 30 millones de euros. El resultado: desde 2010 las tasas han pasado de suponer 328 millones a 403 millones, un 23% m¨¢s. A esas cifras se suma la afloraci¨®n de fraude de empresas que tienen que liquidar ante el Ayuntamiento, desde comercializadoras de electricidad a empresas del juego. La liquidaci¨®n de impuestos (sumados tributos directos indirectos y tasas municipales) super¨® los 1.650 millones, 250 millones m¨¢s que ocho antes. El Ayuntamiento solo se ha tomado una licencia impositiva a las puertas de las elecciones, en los Presupuestos de 2023, cuando decidi¨® congelar tasas.
La otra palanca de la que se ha servido el Gobierno municipal, ha sido un notable incremento de la deuda, seg¨²n afloran los datos del Banco de Espa?a. Cuando en 2010 el PSC dej¨® el Gobierno este se elevaba a 1.200 millones (era el momento m¨¢s fuerte de la crisis), Trias hizo grandes esfuerzos para rebajar esa cifra hasta los 978 millones de euros y Colau despide su segundo mandato con 1.117 millones a deber. Fuentes municipales explican que ese incremento se explica no tanto por la mochila del Ayuntamiento de Barcelona (847 millones respecto a los 971 millones de ocho a?os antes), sino porque en los datos del ¨²ltimo a?o se ha consolidado la deuda del Instituto Municipal de la Vivienda y la Rehabilitaci¨®n (IMHAB por sus siglas en catal¨¢n). Este, encargado del grueso de la inversi¨®n en la promoci¨®n de pisos de protecci¨®n del Ayuntamiento, ha pasado de cargar con una losa de 165 millones en tiempos de Trias a casi 268 millones con Colau.
Amortizaci¨®n de deuda
La amortizaci¨®n de deuda no ha sido, ni mucho menos, una prioridad de los ¨²ltimos a?os, con recursos destinados muy inferiores a los que dedicaba CiU (129 millones en 2014), si bien el Gobierno municipal siempre han defendido que, excluido el IMHAB, la deuda nunca ha superado el 30% de los ingresos, con el argumento de que es prioritario el gasto social o las inversiones. El actual Gobierno se gast¨® el pasado ejercicio 83 millones.
Pese a las limitaciones que la Ley de Estabilidad Presupuestaria de 2012, conocida como Ley Montoro, fijaba sobre la gesti¨®n presupuestaria municipal, Colau ha logrado cerrar los tres ¨²ltimos ejercicios con un d¨¦ficit acumulado de 330 millones de euros. Trias se fue con un excedente de 22 millones (nunca acab¨® en negativo) y el ¨²ltimo ejercicio de Jordi Hereu como alcalde se cerr¨® con 300 millones de euros en negativo, que todav¨ªa fue peor el ejercicio siguiente (398 millones). Si hace doce a?os era la pol¨ªtica anticrisis la que llamaba a endeudarse, el motivo de 2022 es otro en parte ajeno al Gobierno municipal. Una gran parte de los 216 millones de n¨²meros rojos son por los anticipos que realiz¨® el Gobierno para hacer frente a la covid (158 millones), que a causa de la f¨®rmula de contabilizaci¨®n se apuntaron como devueltos hace un a?o pese a que ese reembolso se realizar¨ªa en diversos a?os.
El aumento impositivo y el d¨¦ficit, financiado con deuda, son los dos elementos clave que han permitido a Colau elevar todas las partidas de gasto, gracias tambi¨¦n a que ha tenido mayor flexibilidad de gasto que el que tuvo su predecesor, que a partir de 2012 vio muy limitado su margen de maniobra por la Ley de Estabilidad Presupuestaria impulsada por Crist¨®bal Montoro, entonces ministro de Hacienda. Sea como sea, las partidas sociales han tenido estos ¨²ltimos cuatro a?os m¨¢s recursos. Seguridad Ciudadana ha pasado de 285 millones a 381 millones, en parte por la contrataci¨®n de un millar de guardias municipales. El transporte p¨²blico consume 183 millones. La vivienda acumula un gasto corriente de 183 millones y otros 132 millones de inversi¨®n. Y, sobre todo, el programa de servicios sociales es el que m¨¢s crece y pasa de tercera posici¨®n en gasto a la primera: de 228 millones a 398 millones, un 74% m¨¢s.
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