Anna Erra: una cuidadora de las esencias independentistas para enterrar la etapa Borr¨¤s en el Parlament
La nueva presidenta del Parlament coge las riendas de la c¨¢mara catalana tras haberse curtido en Vic, gran feudo secesionista de la Catalu?a interior
Anna Erra (57 a?os) trabaj¨® dando clases en una escuela concertada de Vic (Barcelona) durante dos d¨¦cadas y ha escrito libros de texto para impartir docencia en secundaria. En pol¨ªtica, ha encadenado ocho a?os como alcaldesa y acumula el doble de tiempo como concejal. Exjugadora de baloncesto y madre de tres hijos, est¨¢ acostumbrada a dar instrucciones, pero para alcanzar la presidencia del Parlament se ha tenido que esmerar en no levantar demasiado la voz. Llega al mando de la c¨¢mara catalana de puntillas, tras esquivar un reguero de minas que han ayudado a sembrar algunos de sus propios compa?eros de partido. El caso Laura Borr¨¤s, su antecesora, ha sumido a la instituci¨®n en un vac¨ªo de poder durante casi un a?o y finiquitar la interinidad ha supuesto un dilema. Erra tendr¨¢ asignado un sueldo de unos 155.000 euros anuales.
Desde este viernes ya hay nueva presidenta del Parlament, la cuarta mujer que ocupa el cargo en democracia, por siete hombres, y desde el primer minuto Erra sabe que la va a perseguir la mirada fiscalizadora de Laura Borr¨¤s. La l¨ªder de Junts acept¨® liberar la silla, pero con un encargo. Le manda a Erra derogar una disposici¨®n del reglamento del Parlament, en concreto, el art¨ªculo que motiv¨® su suspensi¨®n como diputada cuando se le abri¨® la causa judicial por corrupci¨®n.
Durante la campa?a electoral de las pasadas municipales, Junts per Catalunya hizo el acto final en Vic. La ciudad, burguesa y tradicionalista, no llega a los 50.000 habitantes, pero es un basti¨®n del catalanismo conservador. Como antes hizo Converg¨¨ncia i Uni¨®, Junts siente que juega en casa y gestiona Vic sin muchos sobresaltos. Erra ha resguardado bien la parcela, y el partido la mira con buen ojo. Fue la segunda dirigente de JxCat que m¨¢s apoyos obtuvo en el congreso celebrado en julio de 2022, ¨²nicamente por detr¨¢s del secretario general, Jordi Turull.
La presidenta entrante no oculta su independentismo, pero tiene una manera de proceder que prioriza la constancia a la gestualidad, cuando suelta una estridencia, parece un accidente. Siendo diputada en el Parlament, a prop¨®sito de una campa?a en defensa del uso del catal¨¢n, Erra reclam¨® a los ¡°catalanes aut¨®ctonos¡± que no usaran el castellano ante personas que ¡°por su acento o su aspecto f¨ªsico¡± no parecen ¡°catalanes¡±. Luego pidi¨® disculpas y manifest¨® que no hab¨ªa pretendido sonar racista.
Erra reaccion¨® con sorpresa y desagrado cuando, en oto?o de 2018, en plena agitaci¨®n posterior al refer¨¦ndum del 1-O, la Fiscal¨ªa le abri¨® una investigaci¨®n porque, cada d¨ªa, la megafon¨ªa de la plaza mayor de Vic emit¨ªa un recordatorio que a muchos resultaba chocante: ¡°No normalicemos la situaci¨®n de excepcionalidad y urgencia nacional. Recordemos cada d¨ªa que hay presos pol¨ªticos y exiliados. No nos desviemos de nuestro camino: la independencia de Catalu?a¡±. La investigaci¨®n qued¨® archivada. Tambi¨¦n permiti¨® que se plantaran m¨¢s de 2.000 cruces amarillas delante del Ayuntamiento, en lo que quer¨ªa ser una acci¨®n de protesta por el encarcelamiento de los l¨ªderes del proc¨¦s. El montaje termin¨® destrozado cuando un coche entr¨® a la carrera en la plaza para arrollar las cruces.
Durante la campa?a por las municipales del 28 de mayo, Anna Erra coprotagoniz¨® un v¨ªdeo con Albert Castells, quien estaba designado para sucederla en la Alcald¨ªa. La filmaci¨®n trataba de pregonar que llegaba la hora de un relevo sin traumas en el Consistorio. Castells perdi¨® la mayor¨ªa, pero podr¨¢ seguir mandando. M¨¢s apuros ha tenido que afrontar la alcaldesa saliente para tomar el relevo de Laura Borr¨¤s al frente del Parlament. Ocupar la silla de la jefa del partido le ha supuesto tener que meterse en la trinchera de la primera l¨ªnea pol¨ªtica y protegerse de las balas, a veces disparadas desde su propia retaguardia. Borr¨¤s avis¨® de que no estaba dispuesta a dejar la pista libre, alegando que resolver su expulsi¨®n del Parlament con un reemplazo ordinario supone acatar una ¡°aberraci¨®n democr¨¢tica¡±.
Pese a estar condenada a 4 a?os y medio de c¨¢rcel y 13 de inhabilitaci¨®n por prevaricaci¨®n y falsedad, Borr¨¤s insiste en que su causa judicial es una persecuci¨®n pol¨ªtica. Pretend¨ªa dejar la silla vac¨ªa como gesto de protesta, y cuando Jordi Turull le puso de manifiesto la inconveniencia que supone renunciar voluntariamente a cuotas de poder, Borr¨¤s trat¨® de condicionar el relevo. Aleg¨® que pod¨ªa haber mejores opciones, pese a que Erra generaba consenso en el partido. Dentro de la direcci¨®n, se interpreta que la presidenta trat¨® de sumar exigencias para acabar asegur¨¢ndose unas contrapartidas. Por ejemplo, se mantiene en la c¨²pula de mando de Junts pese a la condena judicial que ha ca¨ªdo sobre ella y conserva cierta capacidad de influencia para decidir cargos y candidatos. Mientras, Erra estrena una nueva etapa.
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